Con su elegancia, blancura y cuello largo que les caracteriza, los cisnes nadan orgullosamente. Todos admiran su prestancia. Son tan bellos que se los ve como parte de los adornos de la creación.
Posiblemente ustedes conocen el cuento del patito feo. Pues bien, cuando el cisne recién nace es muy feo. Tiene un color entre crema y marrón, es de cuello corto y está cubierto de plumas muy densas. Después de un par de horas de haber salido del cascarón puede comer y nadar. Sus padres lo cuidan muy bien durante dos meses. Por último el feo pequeñín se convierte en un adulto magnífico. Esa capacidad para transformarse en buen nadador apenas nace y luego en una criatura hermosa, solamente es posible debido a la perfección de Dios en el arte de la creación. Leemos en un versículo coránico:
Que ha hecho bien cuanto ha creado... (Corán, 32:7)
El agamí o cisne blanco norteamericano se aplasta sobre los huevos para mantenerlos calientes. Ocasionalmente se pone de pie y los da vuelta. De ese modo se asegura que la temperatura sea pareja en cada uno de ellos.
Por cierto, es Dios Quien inspira a los cisnes el tipo de cuidado que necesitan sus huevos para ser incubados.
Debido a la capacidad con que Dios les dotó, se desplazan muy rápidamente tanto en el aire como en el agua, lugar éste en que se sienten más a gusto. Gracias a sus patas con membranas interdigitales son muy buenos nadadores.
Comienzan la emigración cuando llega el frío y vuelan a grandes altitudes alineados. Si en la ruta encuentran vientos fuertes pasan a una formación en “V” para aprovechar mejor la energía, avanzar más y no cansarse tanto.
Por supuesto, es imposible que los cisnes hayan descubierto los distintos métodos de navegación aérea pues eso requiere conocimientos de aerodinámica y física avanzados. Para quienes no lo saben, la aerodinámica es el estudio de las fuerzas y el movimiento resultante de los objetos en vuelo. Es decir, vuelan porque Dios, Quien posee el conocimiento de todo, los ha inspirado.
¿Es que no han visto (los hombres) las aves encima de ellos, desplegando y recogiendo sus alas? Sólo el Compasivo las sostiene. Lo ve bien todo (Corán, 67:19).
Los cisnes se alimentan de los vegetales que encuentran en los pantanos, fuentes y costa de los ríos. El cuello largo les ayuda a alcanzarlos y pueden sumergirse como los patos sin problemas. Además, al zambullirse en busca de nutrientes y raspar el lecho con sus patas, lo transforman en blando o mullido, con lo que realizan una tarea importantísima pues al arrancar las plantas también las diseminan por medio de sus semillas, gajos, etc. De esa manera nuestro Señor hace que el cisne asegure una reproducción ampliada de las mismas.