¿Sabían que después del perro nuestro amigo más fiel es el caballo? Después de estar domesticado nunca abandona a su dueño si a éste le pasa algo. Hay más de veinticinco tipos y todos ellos nos pueden transportar grandes distancias sin agotarse. Son los animales que más nos han ayudado a lo largo de la historia.
Los automóviles, de los que vemos miles por todas partes y para los que se construyeron muchas carreteras, están a nuestra disposición solamente desde el siglo XIX. Al nacer sus bisabuelos prácticamente no existían. Para el transporte se usaban animales, especialmente caballos.
¿Sabían que mirándoles los dientes se puede saber cuántos años tienen? Lo que pasa es que al masticar el pasto con la arena o tierra que se les pega, las piezas dentales se desgastan gradualmente y esa disminución mide la edad. Muelas y dientes están profundamente enraizados en las mandíbulas y mientras van reduciendo su tamaño la parte que está adentro del hueso va saliendo a la superficie. Cuando el animal es muy viejo el extremo de la raíz de la pieza dental queda casi al borde de la superficie. Cada una de ellas puede gastarse unos 2,5 centímetros antes de perder la capacidad de masticar. Piensen por un momento que si nuestro Señor no hubiese dispuesto esto, los caballos habrían perdido rápidamente sus dientes y muelas y habrían quedado inservibles enseguida.
Otra capacidad importante que nuestro Señor dio a los caballos es el pelo, pues le sirve como termostato, es decir, para regular su temperatura corporal, que siempre debe ser de 38°C. Por eso es que crece en invierno y en verano lo muda o pierde.
Otra característica interesante del caballo es que duerme parado. ¿Cómo hace para no caerse? Dios ha hecho que al dormir, a diferencia de los humanos, trabe esas piernas que durante las horas de trabajo llevan pesadas cargas y realizan movimientos extraordinarios. Además carece de clavícula, por lo que puede dar pasos muy largos en tanto que un mecanismo hueso-músculo en sus miembros hace que cuanto mayor velocidad desarrolle más disminuya el consumo de energía y aumente la capacidad de desplazamiento. El principio por el que funciona este mecanismo es similar al de la caja de transmisión en los automóviles, lo que le permite ir a una velocidad mayor empleando una potencia menor y viceversa.
Ahora bien, ¿por qué los caballos disponen de esas habilidades que no le son imprescindibles para vivir? La respuesta es obvia: están para servir al ser humano. En otras palabras, Dios los ha creado así para que nos sean útiles. En el Corán se enfatiza que El creó a los animales para que estén al servicio del hombre: Y los rebaños los ha creado para vosotros. Hay en ellos abrigo y otras ventajas y os alimentáis de ellos. Disfrutáis viéndolos cuando los volvéis por la tarde o cuando los sacáis a pastar por la mañana. Llevan vuestra carga a países que no alcanzaríais sino con mucha pena. Vuestro Señor es, en verdad, manso misericordioso. Y los caballos, los mulos, los asnos para que os sirvan de montura y de ornato. Y crea otras cosas que no sabéis (Corán, 16:5-8).