Este animal cariñoso que la mayoría de ustedes lo conocen por medio de la TV, los circos y los zoológicos, se pasa casi toda la vida en el agua. Bucea y nada muy bien y se siente tan feliz haciendo eso y permaneciendo sobre los glaciares como nosotros sobre tierra firme. La temperatura en la zona en que vive es de cinco grados centígrados bajo cero incluso en primavera. Nosotros tendríamos que estar muy abrigados en un lugar así pero las focas no sienten frío para nada gracias a la piel que poseen y a la grasa que acumulan en el cuerpo.
Aunque viven en colonias, las madres reconocen a sus hijos fácilmente. ¿Cómo lo hacen? Apenas nacen les dan un beso y en ese momento fijan el olor de los mismos y ya los distingue de todas las demás crías.
Las foquitas nacen cubiertas con un aceite llamado “óleo infantil”, que les mantiene el cuerpo caliente. Esa capa de aceite es tan gruesa que las foquitas flotan como si estuvieran usando un chaleco salvavidas cuando las madres les dan lecciones de natación. Como sabrán, el aceite flota y no se hunde porque es más liviano que el agua. La enseñanza natatoria dura dos semanas y después los cachorros ya se valen por sí mismos.
Como en el caso de otros animales, todas las características que exhiben las focas, favorables para el medio en que viven, fueron dadas por Dios. Este es otro signo que nos muestra la Misericordia de nuestro Señor.