Las Verdaderas Raices Del Terrorismo: El Darwinismo Y El Materialismo
La mayoría de la gente cree que la teoría de la evolución fue propuesta por primera vez por Charles Darwin y que se apoya en evidencias científicas, es decir, observaciones efectivas y experimentos verificables. Sin embargo, la verdad es que no fue Darwin quien la propuso por primera vez y tampoco es una propuesta avalada por testimonios y pruebas científicas. Esta teoría es una adaptación a los procesos naturales, de dogmas antiguos de la filosofía materialista. Aunque el supuesto que plantea no está respaldado por los descubrimientos científicos, es obcecadamente defendido en nombre de la filosofía indicada. (Para más detalles ver El Engaño del Evolucionismo de Harun Yahya).
El fanatismo producto del empecinamiento antes mencionado llevó a todo tipo de absurdos y desastres. La respuesta a la pregunta ¿qué es un ser humano?, se ha modificado con la expansión del darwinismo y su soporte filosófico, es decir, la filosofía materialista. La gente estaba acostumbrada a responder: “Los seres humanos fuimos creados por Dios y tenemos que vivir de acuerdo a la bella moral en la que El nos instruye”. Pero ahora se le ocurre decir: “Los seres humanos pasamos a existir por casualidad y somos el resultado de una evolución de animales que lucharon por la supervivencia”. El precio que se viene pagando por esta gran mentira es muy elevado. Ideologías brutales como las que alimentan el racismo, el fascismo, el comunismo y otras visiones del mundo, se configuraron y fortalecieron a partir de la imposición de ese engaño.
Esta parte del libro examinará los desastres que el darwinismo ha sembrado en el mundo y evidenciará su conexión con el terrorismo, uno de los problemas más importantes de nuestra época.
La Mentira Darwinista: “La Vida es Lucha, Enfrentamiento”
Darwin estableció una premisa básica al elaborar su teoría: El desarrollo de los seres vivientes depende de la lucha por la supervivencia. El fuerte gana el combate. El débil está condenado a la derrota y al olvido.
Según Darwin hay una lucha inmisericorde por la supervivencia y ese conflicto es eterno en la naturaleza. El fuerte siempre se impone al débil y esto es lo que da lugar al desarrollo. El título original de su libro, editado en 1859 y conocido hoy día como El Origen de las Especies, encierra esa forma de ver las cosas: El Origen de las Especies Por Medio de la Selección Natural o la Preservación de las Razas Favorecidas en la Lucha por la Vida.
Además Darwin extendió la aplicación de “lucha por la vida” a los grupos humanos. Según ese supuesto ficticio, las razas favorecidas, que de acuerdo a él eran las europeas blancas, resultaron victoriosas en la lucha. Las asiáticas, africanas y otras habían quedado rezagadas en la lucha por la supervivencia. Incluso sugirió que las mismas perderían totalmente ese enfrentamiento y desaparecerían:
En algún momento de un futuro no muy distante como para medirlo en siglos, casi con toda certeza las razas humanas civilizadas exterminarán y reemplazarán a las salvajes en todo el mundo. Al mismo tiempo, los monos antropomorfos... sin duda, serán exterminados. La diferencia entre el hombre y sus allegados más cercanos se presentará entonces más amplia, porque será la que corresponderá entre el ser humano, con una civilización incluso mayor —como es de esperar— que la de los caucásicos, y algunos monos tan inferiores como el mandril, en vez de como se presenta ahora entre el negro africano o el (nativo) australiano y el gorila.28
La antropóloga hindú Lalita Vidyarthi explica la forma en que la teoría de la evolución darwinista impuso el racismo en las ciencias sociales:
La teoría (de Darwin) de supervivencia del más apto fue recibida con entusiasmo por los científicos sociales de la época. Creían que la humanidad había atravesado varias etapas de evolución, culminando en la civilización del ser humano blanco. A mediados del siglo XIX el racismo era aceptado como una realidad por la vasta mayoría de los científicos occidentales.29
La Fuente de Inspiración de Darwin: La Teoría Inhumana de Malthus
 |
Thomas Malthus |
La fuente de inspiración de Darwin en la materia fue el libro del economista británico Tomás Malthus, Ensayo Sobre el Principio de Población o Revista de Sus Efectos Pasados o Presentes Sobre la Felicidad del Hombre (1803). Malthus calculó que el número de seres humanos había aumentado muy de prisa y supuso que lo que había mantenido esa progresión bajo control fueron desastres como las guerras, el hambre y las enfermedades. Es decir, supuso, inhumanamente, que algunos tendrían que morir para que otros vivan. En otras palabras, la existencia significaba una lucha mortal permanente.
Esas ideas eran plenamente aceptadas en el siglo XIX. Fueron los intelectuales de la clase alta europea quienes sostuvieron en particular dichos conceptos. La importancia que le dieron entonces a los puntos de vista de Malthus sobre la población, se describe en el artículo de Jerry Bergman Antecedentes Científicos del Programa de “Purificación Racial” de los Nazis:
A mediados del siglo XIX se reunieron los miembros de las clases gobernantes a lo largo de toda Europa para discutir el reciente descubrimiento del “problema poblacional” y determinar las formas de implementación del mandato maltusiano de aumentar la tasa de mortalidad de los pobres: “En vez de recomendar a los pobres el hábito de la pulcritud, deberíamos animarlos a hacer lo contrario. Deberíamos hacer las calles más estrechas en nuestras ciudades, conseguir que se amontonen más personas en cada vivienda e inducir el retorno de las plagas. En el campo deberíamos construir las aldeas cerca de aguas estancadas y, en particular, animar a realizar asentamientos en todo tipo de zonas insalubres y con ciénagas”, etc.30.
Como resultado de esa política inhumana, los débiles y los que perdían la batalla por la supervivencia serían eliminados, lo cual llevaría a una reducción del crecimiento de la población. La política llamada “ahogo del pobre” fue concretada en el siglo XIX en Gran Bretaña. Se erigió un orden industrial en el que se hacia trabajar dieciséis horas por día a niños de ocho y nueve años en las minas de carbón, bajo terribles condiciones, lo que motivó la muerte de miles de ellos. La lucha por la supervivencia demandada por la teoría de Malthus condujo a que millones de británicos viviesen poco y en medio de sufrimientos.
Darwin fue influenciado por esas ideas y las generalizó. Es decir, pronosticó que el más fuerte y apto en cada campo emergería victorioso en esa guerra por la existencia. Además sostuvo que se trataba de una ley comprobada e inmodificable en la naturaleza. Por otra parte, invitó a la gente a abandonar sus creencias religiosas y en consecuencia negar la Creación, como una forma de minar todos los valores éticos que pudieran obstaculizar el salvajismo de una (supuesta) lucha por la supervivencia.
En el siglo XX la humanidad ha pagado un alto precio por la diseminación de esa visión insensible que condujo a la crueldad e inhumanidad.
 La puesta en práctica en el siglo XIX de la tesis maltusiana sobre la necesidad de la lucha por la vida, produjo calamidades entre los niños pobres e indefensos de Inglaterra. En cambio, la religión asegura la protección de los menores. Sólo es posible una vida bondadosa y virtuosa sin miserias ni sufrimientos si se practica la moral propia de la religión. |
El Papel del Darwinismo en la Elaboración de Los Fundamentos Para la Primera Guerra Mundial
Los efectos de “la lucha por la supervivencia” empezaron a emerger en cuanto el darwinismo dominó la cultura europea. Fueron las naciones colonialistas del continente las que empezaron a presentar a los pueblos que colonizaban como “evolutivamente atrasados” y recurrieron al darwinismo para sustentarlo.
El efecto político más sangriento del darwinismo fue el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
El conocido profesor de historia británico James Joll explica en su libro Europa Desde 1870 que uno de los factores fundamentales para el estallido de la Primera Guerra Mundial fue la creencia en el darwinismo por parte de los gobernantes europeos:
Hemos visto cómo las ideas darwinistas tuvieron una gran influencia sobre la ideología imperialista a fines del siglo XIX. Es importante darse cuenta de qué manera la mayoría de esos líderes hicieron suya literalmente la doctrina de la lucha por la existencia y supervivencia del más apto en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial. Por ejemplo, el jefe del estado mayor austro-húngaro, Franz Baron Conrad von Hoetzendorff, escribió en sus memorias después de la conflagración: “Las religiones filantrópicas, las enseñanzas morales y las doctrinas filosóficas pueden servir a veces, por cierto, para debilitar de la forma más torpe la lucha por la existencia del ser humano, pero nunca conseguirán que esa lucha deje de cumplir su papel como impulsora del mundo... Es en concordancia con ese gran principio que la catástrofe de la guerra mundial se produjo como resultado del accionar de las fuerzas motrices en la vida de los estados y de los pueblos, del mismo modo que la tormenta eléctrica se descarga por su propia naturaleza”.
Si tenemos en cuenta este tipo de posición ideológica, se hace comprensible la insistencia de Conrad respecto a la necesidad de una guerra preventiva con el objeto de preservar la monarquía austro-húngara.
También hemos visto como esos criterios no se limitan a personajes militares y que, por ejemplo, Max Weber estaba profundamente comprometido con la lucha internacional por la supervivencia. Asimismo, Kurt Riezler, asistente personal y confidente del Canciller alemán Theobald von Bethmann-Hollweg, escribió en 1914: “La enemistad eterna y absoluta es un fundamento esencial en la relación entre dos pueblos. Y la hostilidad que observamos por todas partes... no es el resultado de una perversión de la naturaleza humana sino la esencia y la fuente de la vida misma”.31
Friedrich von Bernhardi, general alemán de la Primera Guerra Mundial, estableció una relación similar entre la guerra y las leyes de la lucha en la naturaleza. La guerra, declaraba Bernhardi, es una necesidad biológica; es tan necesaria como el conflicto entre los elementos naturales; dicta una sentencia biológicamente justa, puesto que se sustenta en la misma naturaleza de las cosas.32
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Los principales filósofos y políticos europeos del primer decenio del siglo XX se obsesionaron con la idea darwinista de “lucha por la vida”. De ahí el entusiasmo por dar comienzo a la Gran Guerra, cataclismo que destruyó más de diez millones de individuos. |
Como podemos ver, la Primera Guerra Mundial se produjo debido a que los pensadores, los generales y los administradores europeos entendían que el combate, el derramamiento de sangre y el sufrimiento eran un tipo de desarrollo y una ley natural inmutable. Los conceptos totalmente falsos que les sirvieron de ideología inspiradora y arrastraron a toda una generación a la conflagración, no fueron más que los expresados por Darwin, es decir, “lucha por la supervivencia” y “razas favorecidas”.
La Primera Guerra Mundial dejó ocho millones de muertos, cientos de ciudades en ruinas y millones de heridos, tullidos, sin techo, y desempleados.
Los motivos básicos de la Segunda Guerra Mundial, que estalló veintiún años después y produjo cincuenta y cinco millones de muertos, también se fundamentaron en el darwinismo.
 |  |
El fascismo, que en su esencia encierra conceptos darwinistas, provocó la muerte de millones de inocentes. Esta ideología espantosa arrastró a muchos países a un remolino de destrucción y calamidades. |
La “Ley de la Jungla” Condujo al Fascismo
Debido a que Darwin fomentó el racismo en el siglo XIX, se desarrolló una ideología que sumergiría en sangre al mundo del siglo XX: el nazismo.
Al examinar los conceptos promovidos por Adolfo Hitler y Alfredo Rosenberg nos encontramos con una fuerte influencia darwinista: “selección natural”, “selección en la cruza o apareamiento”, “lucha por la supervivencia”.
Evidentemente Hitler se inspira en criterios de Darwin, como el de “lucha por la supervivencia” y que “la victoria la obtiene el más apto”, al titular su libro Mein Kampf (Mi Lucha). En particular hablaba de lucha entre razas:
La historia culminará en un nuevo imperio milenario de esplendor sin igual, basado en una nueva jerarquía racial estructurada por la propia naturaleza.33
En la concentración partidaria realizada en Nuremberg en 1933, Hitler proclamó: una raza superior somete a otra inferior... algo correcto que vemos en la naturaleza y que se puede considerar el único derecho concebible.34
Un hecho que aceptan casi todos los historiadores expertos en el tema es que los nazis fueron influenciados por el darwinismo. Peter Chrisp, autor del libro Ascenso del Fascismo, lo expresa así:
La teoría de Charles Darwin de que los seres humanos son el producto de la evolución a partir de los monos fue ridiculizada al publicarse por primera vez, pero luego tuvo una amplia aceptación. Los nazis (se valieron de ella) para justificar la guerra y el racismo.35
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La Segunda Guerra Mundial causó la muerte de 55 millones de seres humanos y dejó a muchos otros heridos, sin techo y en la ruina. La guerra devastó ciudades y provocó el colapso económico. |
El historiador Hickman describe su visión de la influencia de Darwin sobre Hitler:
(Hitler) creía firmemente en el evolucionismo. Independientemente de las complejidades de su psicosis, es evidente que (el concepto de lucha le resultaba importante porque)... su libro Mein Kampf presenta con toda claridad una serie de ideas evolucionistas, en particular las que enfatizan el combate, la superioridad del más apto y el exterminio del débil, con el objeto de producir una sociedad mejor.36
Quien tuvo esta visión del mundo y la sociedad, arrastró al mundo a una violencia no vista antes. Muchos grupos étnicos y políticos, especialmente los judíos, quedaron expuestos a una terrible crueldad y carnicería en los campos de concentración nazis. La Segunda Guerra Mundial, que comenzó con la invasión nazi (a otro país), costó 55 millones de vidas. Detrás de esta gran tragedia yace la idea que la alimentó, es decir, el concepto de “lucha por la supervivencia”.
Una Alianza Sangrienta: La Del Darwinismo Con El Comunismo
 |
Debido a que los primeros líderes comunistas basaron sus conceptos sobre el funcionamiento de la sociedad en el darwinismo, elaboraron políticas inhumanas que acarrearon sufrimientos terribles. |
En tanto que los fascistas ocupan el ala derecha del darwinismo social, el ala izquierda es ocupada por los comunistas, quienes se encuentran entre los más tenaces defensores de la teoría de Darwin.
La relación entre darwinismo y comunismo nos lleva directamente a quienes instituyeron uno y otro. Marx y Engels, fundadores del comunismo, leyeron el trabajo de Darwin apenas se hizo público y se asombraron por su posición materialista dialéctica. La correspondencia entre Marx y Engels exhibe que entendían que la teoría de Darwin contiene el fundamento de la historia natural para el comunismo. En Dialéctica de la Naturaleza, escrito por Engels bajo la influencia de Darwin, colma de alabanzas a éste e intenta hacer su propia contribución en el capítulo El Papel Jugado Por El Trabajo En La Transformación Del Mono En Hombre. Los comunistas rusos Plejanov, Lenín, León Trotsky y Stalin, quienes siguieron los pasos de Marx y Engels, estaban de acuerdo con la teoría de la evolución darwinista. Plejanov, visto como el fundador del comunismo ruso, consideraba al marxismo la aplicación del darwinismo a la ciencia social.37
Trotsky dijo: El descubrimiento de Darwin es el triunfo principal de la dialéctica en el campo de la materia orgánica.38
La educación en el darwinismo influyó más que nada en la formación de los cuadros comunistas. Por ejemplo, los historiadores hacen constar que Stalin era religioso en su juventud, pero se volvió ateo especialmente debido a los libros de Darwin.
Mao, quien estableció en China el gobierno comunista y mató a millones de sus habitantes, dijo abiertamente que el socialismo chino se cimentaba en Darwin y en la teoría de la evolución.39
El historiador James Reeve Pusey de la Universidad de Harvard hace un análisis muy detallado del efecto del darwinismo sobre Mao y el comunismo chino en su obra de investigación China y Charles Darwin.
En resumen, hay un vínculo indisoluble entre la teoría de la evolución y el comunismo. La teoría supone que lo viviente es producto de la casualidad y eso provee al ateísmo el llamado argumento científico. Por eso mismo el comunismo, una ideología atea, se une firmemente al darwinismo. Además, la teoría de la evolución propone que el desarrollo en la naturaleza es posible gracias al conflicto (es decir, “la lucha por la supervivencia”) y defiende el concepto de “dialéctica”, central para el comunismo.
Si tenemos en cuenta que la idea comunista de “lucha dialéctica”, al igual que una máquina exterminadora, causó la muerte de 120 millones de personas en el siglo XX, entonces podemos comprender mejor la dimensión del desastre que precipitó el darwinismo sobre el planeta.
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Los comunistas se valieron de la idea darwinista de hostilidad permanente para su concepto de lucha de clases y en consecuencia aceptaron como métodos legítimos el asesinato y la masacre. |
El Conflicto Dialéctico no Impulsa el Desarrollo de las Sociedades Sino que lo Destruye
Como hemos visto, el darwinismo propuso que la lucha entre los seres vivientes es lo que permite el desarrollo de los mismos y esa es la idea que ganó importancia “científica” para la filosofía materialista dialéctica. Es decir, el materialismo dialéctico se sustenta en la idea de “conflagración”. Carlos Marx, el fundador de dicha filosofía, propagó la creencia de que si no hubiese lucha y oposición todo permanecería invariable. También dijo que la fuerza es la partera de toda sociedad añeja preñada de una nueva.40 En consecuencia llamó a la gente a la violencia, a la guerra y al derramamiento de sangre, con el objeto de hacer posible la renovación social.
El primero en aplicar la teoría de Marx en el campo político fue Lenín. Impulsó la noción de que el progreso se produce como resultado de la lucha de los opuestos y defendió la posición de la hostilidad permanente entre gente que piensa distinto. De modo repetido sostuvo que ese choque requería derramamiento de sangre, es decir, actividades terroristas. Un trabajo de Lenín titulado La Guerra de Guerrillas, que apareció por primera vez en 1906 en la publicación Proletario once años antes de la revolución bolchevique, exhibe los métodos terroristas adoptados:
El fenómeno en el que estamos interesados es la lucha armada. La conducen individuos y conglomerados pequeños. Algunos constituyen agrupaciones revolucionarias, mientras que otros (la mayoría en ciertas partes de Rusia) no. La lucha armada persigue dos objetivos, los cuales deben distinguirse estrictamente. En primer lugar, esta lucha apunta a asesinar individuos, jefes y subordinados en el ejército y la policía. En segundo lugar, apunta a la confiscación de dinero, tanto del gobierno como de particulares. Los fondos confiscados se destinan una parte al tesoro del partido, otra parte a financiar el armamento y el entrenamiento para la insurrección y otra parte más para la manutención de las personas que participan en esta lucha que estamos describiendo.41
Fue la muy conocida ideología fascista la que se opuso especialmente al comunismo en el siglo XX. Pero lo interesante es que si bien se declaró opuesta al marxismo, también sostuvo como positiva la lucha y belicosidad permanente. La única diferencia es que el comunismo sostiene la lucha de clases en tanto que el fascismo se centra en la lucha entre razas y pueblos. Escribió el historiador alemán Heinrich Treitschke, uno de los más importantes ideólogos nazis y racista prominente: los pueblos no podrían prosperar sin la existencia de una intensa competencia, como lo plantea Darwin con su lucha por la supervivencia.42 Hitler también dijo que se había inspirado en el concepto de lucha de Darwin:
Toda la naturaleza es un gran enfrentamiento entre la reciedumbre y la debilidad, una victoria eterna del fuerte sobre el débil. Si no fuese así, la naturaleza se desmoronaría. Quien vive debe luchar. Quien no lo desea hacer en este mundo, donde el combate permanente es la ley de la vida, no tiene derecho a existir.43
Ambas ideologías (la nazi y la comunista), basadas en el darwinismo, creían que para que una sociedad creciese y se fortaleciese era necesario el combate y el derramamiento de sangre. Está a la vista lo que significaron en el siglo XX: incontable cantidad de inocentes muertos, otra cantidad incontable de heridos y tullidos; ruina de las economías nacionales; grandes capitales invertidos en armas destructoras, en atención a los heridos de guerra y reconstrucción de lo derruido, en vez de en investigación y tecnología para el desarrollo pacífico, salud, educación y arte. Es evidente que esa lucha y terror desatados no promovieron el avance humano sino su destrucción.
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Es natural que haya desavenencias entre las personas, pero no deberían ser la causa de conflictos y guerras. El respeto y la tolerancia mutua pueden asegurar el acuerdo y la coexistencia pacífica. La moral coránica ofrece una vida de contento y bondad, mientras que la lucha dialéctica siempre produce desventura, destrucción y muerte. |
Por cierto, en el mundo existen los opuestos. Así como en la naturaleza hay luz y oscuridad, día y noche, frío y calor, también hay ideas opuestas al momento de llevar un proyecto a la práctica. Pero esa diferencia no requiere la aparición de una conflagración. Por el contrario, si a lo que se da prioridad en el análisis de las diferencias es a la tolerancia, la paz, la comprensión, el amor, la compasión y la misericordia, se pueden lograr grandes resultados positivos. Cualquiera que compare sus ideas con las de otra persona puede modificar las propias. Quienes sostienen ideas opuestas pueden intercambiar conceptos o realizar críticas constructivas. Pero sólo puede actuar así la persona humilde, pacífica, sincera, misericordiosa, que se ajuste a la moral coránica.
Matar a una persona o dañarla porque se diferencia de otra en sus ideas, creencias religiosas o pertenencia racial, es un acto inhumano tremendo. Por razones como esas, a lo largo de la historia y en todo el mundo, personas nacidas en la misma tierra han luchado entre sí y se asesinaron sin piedad. O personas de distintas razas o nacionalidades, incluidos mujeres y niños, fueron masacrados indiscriminadamente. Eso lo puede hacer únicamente quien no tiene ningún respeto por el ser humano, considera a la persona que tiene enfrente (solamente) un animal inteligente o no cree que tendrá que rendir cuenta a Dios por lo que ha realizado.
El Corán nos revela la mejor forma de proceder frente a quienes tienen ideas opuestas. Uno de los mejores ejemplos de ello a lo largo de la historia es el del profeta Moisés con Faraón. A pesar de la crueldad de éste, Dios envió a Moisés a entrevistarlo para invitarlo a Su religión y le explicó el método que debería usar:
Id a Faraón. Se muestra rebelde. Hablad con él amablemente. Quizás, así, se deje amonestar o tenga miedo de Dios (Corán, 20:43-44).
Moisés hizo lo indicado y le explicó la religión auténtica magistralmente y con gran paciencia con el objeto de que no siga negando a Dios y tratando tan mal al pueblo. Faraón se mostró hostil y amenazó con matar a los que compartiesen las ideas del profeta. Pero no fue el proceder de Faraón el que prevaleció. Por el contrario, él y su pueblo fueron ahogados y los que triunfaron fueron Moisés y los suyos.
Como exhibe este ejemplo, la victoria de una idea o la lucha por el desarrollo no proviene de la hostilidad o la agresión. El encuentro entre Moisés y Faraón ofrece una lección histórica: los victoriosos no serán los que recurren a la crueldad o actúan con soberbia, sino los que favorezcan la paz y la justicia. La práctica de una moral refinada recibe su premio tanto en este mundo como en el otro.
El Darwinismo y el Terrorismo
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Entre estados y sociedades siempre hay muchos desacuerdos pero el conflicto y la guerra nunca pueden resolver los problemas. Como enseña el Corán, todas las contrariedades deben ser resueltas por medio de la tolerancia, la compasión y la comprensión mutuas. |
De acuerdo con todo lo relatado, el darwinismo constituye la raíz de distintas ideologías que propician la violencia y es el culpable de grandes desastres humanos en el siglo XX. La idea central que sirve de acicate a ese fin es la de combatir a cualquiera que no esté de acuerdo con uno. En el mundo hay distintos puntos de vista, creencias y filosofías, por lo que es natural que surjan criterios opuestos o contradictorios. En tal caso cabrían dos maneras de actuar:
1) Se puede respetar la existencia de quienes no resultan simpáticos o coincidentes por sus ideas, a la vez que se intenta establecer el diálogo de buena manera. Este método se ajusta al de la moral coránica.
2) Se puede preferir combatir a quien piensa distinto y buscar una forma de sacar ventajas para destruirlo o dañarlo. En otras palabras, se puede actuar como un animal salvaje. Este es un método empleado por el materialismo, es decir, por la irreligión.
El horror que llamamos “terrorismo” no es más que una expresión de la segunda manera de ver las cosas.
Al considerar las diferencias entre estos dos enfoques, podemos comprobar la gran influencia que posee la idea impuesta por el darwinismo en el subconsciente de la gente, es decir, que el ser humano es un animal guerrero. Es posible que individuos y grupos que eligen el camino del conflicto nunca hayan oído hablar del darwinismo y sus principios, aunque estén de acuerdo con la filosofía sobre la que se asienta. En consecuencia les resulta fácil creer en las consignas darwinistas del tipo “en este mundo sobrevive el más fuerte”, “el pez grande se traga al chico”, “la guerra es una virtud” y “el ser humano obtiene su desarrollo por medio de la guerra”. Si se hace al darwinismo a un lado, lo único que queda son consignas o dichos huecos, vacíos, sin sentido.
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La única manera de que las generaciones futuras se aseguren una vida virtuosa y placentera, es que se rijan por la moral coránica.
Más aún, eliminando el darwinismo desaparecerán las teorías que promueven el conflicto como algo positivo. Las tres religiones divinas, en las que cree la mayoría de la humanidad (Cristianismo, Judaísmo, Islam), se oponen a la violencia y desean la paz y armonía mundial, no que los individuos sean asesinados o sometidos a crueldad y tortura. Esas bestialidades violan la moral que Dios ha dictado para el ser humano, además de ser cosas no queridas y anormales. Sin embargo, el darwinismo considera y presenta la lucha y la violencia como cosas naturales, justificadas y correctas.
Por las razones expuestas, si alguien incurre en acciones terroristas y recurre a símbolos del Islam, del Cristianismo o del Judaísmo, usted puede estar seguro de que no se trata de una persona musulmana, cristiana o judía. De lo que sí se trata es de alguien defensor del darwinismo social. Se puede ocultar bajo la capa de la religión pero no es un creyente. Puede afirmar que sirve a la religión pero en realidad es enemigo de la misma y de los creyentes. Por eso son impiadosos al cometer crímenes prohibidos por la religión, además de ensuciar la fe a los ojos de todo el mundo.
Quien Desee la Paz Debe Reconocer que el Darwinismo Atenta Contra Ella
La solución de un problema particular yace en descubrir la esencia del mismo, qué es lo que lo motiva. Por ejemplo, si en un área hay mal olor, éste persistirá hasta descubrir de dónde proviene y hasta que no se retire de allí la materia que lo produce. Puede haber paliativos, pero no resolverán la existencia del mal olor.
En consecuencia, si para solucionar la lucha contra el terrorismo se va a buscar a los terroristas uno por uno para neutralizar su accionar, es muy dudoso que se obtenga un resultado positivo y permanente. La única manera de erradicar totalmente ese flagelo de la faz de la tierra es identificar la fuente básica que lo procrea y nutre para poder eliminarla. Esa fuente se encuentra en las ideologías y educación perniciosas recibidas.
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El es Quien revela a Su siervo (Muhammad) Signos Claros (es decir, los versículos del Corán) para sacaros de las tinieblas a la luz... (Corán, 57:9)
Actualmente el darwinismo se ha incorporado a los programas escolares en casi todos los países del mundo y es considerado una realidad científica. A los jóvenes ya no se les dice que fue Dios quien los creó y dotó con un espíritu, juicio y conciencia. No se les dice que tendrán que rendir cuenta el Día del Juicio de todo lo que hacen en la Tierra y que según sea el fallo serán castigados con el Infierno o premiados con el Paraíso eternamente. Por el contrario, se les enseña que son criaturas cuyos antepasados fueron animales que pasaron a existir de alguna manera casual. Al recibir ese adoctrinamiento asumen ser criaturas productos del azar y sin ninguna responsabilidad ante Dios ni ante nadie, cuya supervivencia radica en luchar violentamente y salir victoriosos. A gente que se le convence de eso se la manipula mejor y se la puede convertir en enemigas de la humanidad suficientemente crueles como para asesinar hasta niños inocentes. Los jóvenes pueden ser presas fáciles de ideologías descarriadas y actuar según los condicionantes establecidos por los terroristas para la realización de actos inhumanos. Los grupos terroristas comunistas, fascistas y racistas que han existido desde el siglo XIX, son producto de ese tipo de sistema educativo.
El segundo gran daño que produce dicho sistema es la separación total entre educación y religión, con lo que esta última queda en el campo de la gente sin instrucción. Entonces, a quienes acceden a la educación se les inculca el darwinismo materialista y de ese modo se les aparta totalmente de la fe, la que se convierte en algo peculiar de gente inculta. Ello lleva al desarrollo de supersticiones y conceptos equivocados y permite que quienes presenten ideas absolutamente contrarias a la religión pero en nombre de la religión, pasen a controlar la situación fácilmente.
Los recientes sucesos del 11 de Septiembre son los ejemplos más obvios de esto. Nadie que reverencie a Dios, Le ame y sepa que tiene que rendir cuentas de sus acciones en el más allá, puede realizar algo que deja miles de inocentes muertos, heridos o huérfanos. El creyente, con sólo pensar que tendrá que rendir cuentas por una sola persona maltratada, se vería invadido por la angustia por temor al infierno.
En conclusión, para detener los actos terroristas hay que terminar con la educación darwinista-materialista e instruir a los jóvenes con programas de estudios basados en los verdaderos descubrimientos científicos e inculcarles el respeto reverente a Dios y el deseo de actuar juiciosamente y con escrúpulos. El fruto de una educación así será la construcción de una comunidad pacífica, segura, tolerante y comprensiva.
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Dios invita a la Morada de Paz (el Paraiso) y dirige a quien El quiere a una via recta (Corán, 10:25)