El Verdadero Rostro de los Terroristas que Actúan en Nombre de la Religión

Todo lo expresado hasta el momento revela que la organización de actos terroristas contra gente inocente se opone totalmente al Islam y es muy improbable que algunos musulmanes participen de los mismos. Por el contrario, los musulmanes tienen la responsabilidad de detener a esos criminales, extirpar la corrupción de la Tierra y llevar la paz y la seguridad a todos lados.

No se puede hablar de “terror cristiano”, “terror judío” o “terror islámico”. En realidad, un examen de los fundamentos de los perpetradores de esos actos nos permite conocer que el terrorismo que ejecutan no tiene que ver con lo religioso sino con lo social.

Los Cruzados: Bárbaros que Pisotearon su Propia Religión

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Al amparo del gobierno islámico, judíos, cristianos ortodoxos y musulmanes vivieron juntos y en paz en Jerusalén. Cuando los Cruzados invadieron la ciudad (como vemos arriba) llevaron a cabo una horrible matanza. En su viaje hacia allí, saqueaban los poblados que encontraban a su paso y asesinaban a los civiles.

El mensaje auténtico de una religión o sistema de creencia puede ser distorsionado a veces por sus propios pseudo adherentes. Los Cruzados, cuya existencia marca un episodio tenebroso en la historia cristiana, son un ejemplo de ese tipo de distorsión.

Fueron cristianos europeos que emprendieron expediciones desde fines del siglo XI en adelante bajo el argumento de recuperar Tierra Santa (Palestina y las áreas adyacentes) de manos de los musulmanes. Manifestaron un supuesto objetivo religioso, no obstante que saqueaban cada acre de tierra por la que pasaban, esparciendo el terror dondequiera que estuviesen. Depredaron muchas villas y ciudades en su camino y realizaron ejecuciones masivas. Su conquista de Jerusalén, donde bajo un gobierno islámico vivían en paz musulmanes, judíos y cristianos, se convirtió en un derramamiento de sangre inaudito. Masacraron sin ninguna misericordia a todos los musulmanes y judíos que se hallaban en la ciudad.

En palabras de un historiador, asesinaban a todos los sarracenos y turcos que encontraban... sean hombre o mujeres16. El Cruzado Raimundo de Aguilés se jactó de esa brutalidad:

Se podían ver escenas maravillosas. Algunos de nuestros hombres (los más misericordiosos) cortaban las cabezas de sus enemigos; otros les arrojaban flechas de modo que cayesen desde las torres; otros los torturaban por más tiempo quemándolos vivos. En las calles de la ciudad se podían ver pilas de cabezas, manos y pies.

Era necesario abrirse camino sobre los cuerpos de hombres y caballos. Pero esto era de poca monta en comparación con lo que sucedió en el Templo de Salomón, lugar donde normalmente se celebraban los servicios religiosos.... en el Templo y pórtico de Salomón, los hombres corrían con la sangre hasta los tobillos.17

El ejército cruzado asesinó en dos días unos cuarenta mil musulmanes de la bestial manera descrita.18

La barbarie de los cruzados llegó a tal extremo, que durante la cuarta cruzada saquearon la ciudad cristiana de Constantinopla (actual Estambul) y robaron los objetos de oro de las iglesias.

Por supuesto, ese salvajismo se opone totalmente a la doctrina cristiana, que según la Biblia es “un mensaje de amor”. En el Evangelio se informa que Jesús dijo a sus seguidores, amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan (Mateo, 5:44). Asimismo, Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra (Lucas, 6:29).

En ninguna parte de los Evangelios se legitima la violencia, por lo que resulta inimaginable que en base a los mismos se asesine a gente inocente. Esto último sólo se achaca al cruel rey judío Herodes en su intento por matar a Jesús cuando aún era niño.

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El 12 de Septiembre de 1204 los Cruzados entraron a Constantinopla, que estaba en manos de sus correligionarios. Saquearon la urbe al extremo de arrancar el oro que formaba parte de los elementos sagrados de las iglesias..

Si el cristianismo es una religión basada en el amor que no acepta ningún tipo de agresión, ¿cómo es que los Cruzados llevaron a cabo uno de los hechos más violentos de la historia? La principal razón es que la mayoría de los mismos eran ignorantes a los que se podría definir muy bien como “chusma”. Esa masa de gente que no sabía prácticamente nada de su religión, que probablemente nunca había leído o aunque más no sea visto la Biblia, que era completamente inconsciente de los valores morales de la misma, fue conducida a esa acción sanguinaria bajo consignas que presentaban su criminalidad como “la Voluntad de Dios”. Por medio de ese método fraudulento muchos fueron impulsados a cometer atrocidades que están expresamente prohibidas por la religión.

Es importante mencionar que en esa época los cristianos orientales —por ejemplo, la población de Bizancio— eran mucho más cultos y poseían más valores humanos que los cristianos de occidente. Tanto antes como después de las conquistas cruzadas, los cristianos ortodoxos preferían vivir con los musulmanes. Según el comentarista de la BBC Terry Jones, con la retirada de los cruzados de Oriente Medio se retomó la vida civilizada y los miembros de las tres religiones monoteístas retornaron a la coexistencia pacífica.19

El ejemplo de los cruzados es indicativo de un fenómeno general, tanto para los que dicen seguir una religión como para los que niegan la creencia religiosa como los comunistas: lo más probable es que la mayoría de los adherentes a una ideología o estructura incivilizada, ignorante e infradesarrollada intelectualmente, recurran siempre a la violencia. Los Jemers Rojos de Camboya fueron los carniceros más salvajes entre los marxistas porque eran los más ignorantes.

El Carácter Beduino en el Corán

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Los beduinos eran tribus nómades del desierto en la época del Profeta Muhammad (PB). Debido a las duras condiciones en que vivían, su cultura era bastante brutal y tosca.

En el período del Profeta Muhammad (PB) existían dos estructuras básicas en la sociedad de Arabia: la de los citadinos y la de los habitantes del desierto (beduinos). En Las ciudades prevalecía una cultura sofisticada. Las relaciones comerciales vinculaban a las mismas con el mundo exterior, lo que contribuyó al desarrollo de “buenas costumbres” entre sus habitantes. Poseían refinados valores estéticos y disfrutaban de la literatura, en especial de la poesía. Por otra parte, los árabes del desierto eran tribus nómades con una cultura muy rudimentaria. Desconocían por completo las artes y la literatura y tenían una forma de vida muy dura y violenta.

El Islam nació y se desarrolló entre los habitantes de la Meca, la ciudad más importante de la península. Pero al expandirse al resto del territorio, todas las tribus abrazaron la nueva religión. Entre éstas había algunas problemáticas: el retraso intelectual que poseían les impedía captar la profundidad del Islam y su noble espíritu. Dios nos habla de esto:

Los beduinos son los más infieles, los más hipócritas y los más propensos a ignorar las leyes contenidas en la revelación de Dios a Su Enviado. Dios es omnisciente, sabio (Corán, 9:97).

Los árabes del desierto, es decir, los más infieles, los más hipócritas y los más propensos a ignorar las leyes contenidas en la revelación de Dios, se convirtieron en parte del mundo islámico en la época del Profeta (PB). Pero luego pasaron a ser una fuente de contrariedades para la casa del Islam. Un ejemplo de ello lo dio la secta de los Jariyitas (los rebeldes), grupo perverso de naturaleza fanática y salvaje que se distinguía por divergir en gran medida con las prácticas de la sunnah. Al ser ignorantes de las normas islámicas o de las virtudes y valores coránicos, guerrearon contra el resto de los musulmanes en base a interpretaciones distorsionadas de unos pocos versículos del Corán. Además, perpetraron “actos terroristas”. Ali, uno de los compañeros más cercano al Profeta y a quien se describió como “la puerta de la ciudad del conocimiento”, fue asesinado por un jariyita.

En un período posterior apareció otra organización brutal: los Hashashis. Era un “grupo terrorista” formado por militantes fanáticos ignorantes, desprovistos de toda comprensión efectiva de la esencia del Islam, cosa que permitía movilizarlos con ardor e ímpetu a través de consignas y promesas demagógicas.

El Terrorista Carece de Piedad y Su Unico Propósito es Destruir

Miguel Bakunin, fundador del anarquismo ruso, y su discípulo Nechayev, definieron al terrorista ideal:

Michael Bakunin

Michael Bakunin

Su trabajo, mientras vive (como revolucionario) no sólo en palabras sino en sus acciones, es mantenerse en estado de guerra (permanente) con el orden social existente y con todo el llamado mundo civilizado, con sus leyes, costumbres y ética. (El anarquista) es un oponente inflexible.... Conoce una sola ciencia: la de la destrucción (Artículo publicado en The Alarm Newspaper y titulado Fundamentos de Bakunin para la Revolución Social, 26 de diciembre de 1885, p. 8).

Como se puede comprender de las palabras de Bakunin y Nechayev, los terroristas son personas que cortan sus lazos con toda institución material o espiritual, motivo por el que rechazan cualquier valor moral y ven a las estructuras sociales como un impedimento para el logro de sus designios. Bakunin también dijo: Durante todo el día (el revolucionario) no tiene más que un pensamiento, un objetivo: la destrucción sin misericordia. Mientras persigue ese objetivo a sangre fría y sin descanso, debe estar dispuesto a morir en cualquier momento y a matar con sus propias manos a cualquiera que quiera frustrar sus propósitos. En Fundamentos de Bakunin para la Revolución Social se presenta un perfil del terrorista:

Riguroso con él mismo, lo debe ser con los demás. Debe suprimirse hasta el más débil sentimiento de amistad, amor, parentesco y agradecimiento, por medio de imponerse la fría pasión del trabajo revolucionario.

Estas palabras ponen al desnudo el rostro tenebroso del terrorismo y evidencian que es algo totalmente opuesto a la religión del Islam, la cual se fundamenta en la paz, la tolerancia y el amor. Dios revela en uno de sus versículos que la paz es la real salvación de la humanidad y que perseguir lo opuesto, es decir la guerra y el conflicto, es seguir los pasos de Satanás:

¡Creyentes! Entrad todos en la Paz (la paz del Islam) y no sigáis los pasos del Demonio. Es para vosotros un enemigo declarado (Corán, 2:208).

En otras palabras, así como los Cruzados distorsionaron e interpretaron incorrectamente el cristianismo, haciéndolo aparecer como promotor de todo tipo de brutalidades, también en el mundo islámico apareció gente semejante. Los cruzados y las sectas mencionadas tenían en común su naturaleza inculta, salvaje. Eran ignorantes, bestiales, incivilizados, carentes de una comprensión auténtica de su religión. La violencia a la que recurrían provenía de esa naturaleza antes que de la creencia que decían sostener.

La Psicología de Masas y el Terrorismo

Otra característica importante de los terroristas es que actúan con espíritu de grupo, dentro del cual quedan de lado las ideas y gustos personales al tener que dirigirse todos a un objetivo común. Por lo tanto hacen cosas que nunca harían estando a solas con su conciencia. Realizan acciones de manera impensada, en un estado de enajenación mental. En muchos países del mundo se encuentran grupos terroristas compuestos por individuos de pocas luces y sin educación que cometen atrocidades sin saber porqué, al compás de cánticos u obedeciendo consignas como parte de un proceso de histeria colectiva. Pueden ser asesinos a mano limpia o perpetradores de episodios inhumanos. La persona que hace eso puede parecer tranquila y serena en medio de la sociedad, pero al volverse parte de un grupo terrorista expone rasgos de locura como para involucrarse en ataques incendiarios o asaltos sanguinarios sin razones aparentes que los justifiquen. Es decir, resultan hechizados de tal modo que incluso se hacen matar por “la causa”. La mayoría de quienes participan en episodios terroristas generalmente son débiles de voluntad y capacidad de razonamiento, al punto que se convierten, en definitiva, en un rebaño de bestias bajo la influencia de lo que se denomina psicología de masas. El buen juicio y criterio son substituidos por una emoción extravagante y excesiva que tiende a la violencia y a la agresión. Gente así es fácilmente irritable, intolerante y desconoce todo límite de lo legal.

La acción funesta de esa psicología de masas se revela en el Corán, pues allí se dice que el ser humano debe discernir por sí mismo y hacer uso del libre albedrío:

No vayas tras algo de lo que no tienes ningún conocimiento. Del oído, de la vista, del intelecto, de todo eso se pedirá cuenta (Corán, 17:36)

 

Una de Las Fuentes del Terrorismo: Los Fanáticos del Tercer Mundo

Los ejemplos antes dados pueden ayudar a comprender mejor el fenómeno actual denominado “terrorismo islámico”, tema principal de las actuales deliberaciones internacionales. Quienes llevan a cabo actos terroristas en nombre del Islam y quienes los respaldan, representan una pequeña minoría en el mundo islámico y provienen de ese “carácter peculiar de los beduinos”, no del Islam. Al no poder comprender la esencia de éste, en lo fundamental una religión de paz y justicia, convierten a la barbarie en una herramienta como resultante de su estructura social y cultural. Su brutalidad puede denominarse Fanatismo del Tercer Mundo y surgiría de las iniciativas tenebrosas propias de gente carente de amor por sus semejantes.

Es una realidad que en los últimos siglos los musulmanes en todo el mundo sufrieron la violencia ejercida por fuerzas occidentales y sus aliados. Pero aunque los estados colonialistas europeos, los regímenes opresores o los colonialistas locales respaldados por occidente (como es el caso de Israel), hayan causado sufrimientos sin límites a los musulmanes, la respuesta a quienes cometen ese atropello debe encuadrarse en lo que el Corán permite.

En ninguna parte del Libro Sagrado Dios ordena a los creyentes responder con la violencia a la violencia. Por el contrario, ordena responder al mal con el bien:

No es igual obrar bien y obrar mal. Repele (el mal) con lo que sea mejor y he aquí que aquél de quien te separe la enemistad se convertirá en amigo ferviente (Corán, 41:34).

No cabe ninguna duda de que es un derecho legítimo de los musulmanes reaccionar frente a la crueldad. Pero esa reacción nunca debe convertirse en un odio ciego, una enemistad incorrecta. Dios nos habla de esto:

...Que el odio que tenéis a un pueblo que hace poco os apartaba de la Mezquita Sagrada no os incite a violar la ley. Ayudáos unos a otros a practicar la piedad y el temor de Dios, no el pecado y la violación de la ley... (Corán, 5:2).

En consecuencia, responder con agresiones terroristas sobre gente inocente, bajo el pretexto de ser “los representantes de los pueblos agredidos del mundo«, de ninguna manera es algo compatible con el Islam.

Otro punto que merece aquí una mención especial es que no se puede responsabilizar a las naciones y pueblos de occidente por la violencia y opresión contra los musulmanes antes mencionada. En verdad, las filosofías e ideologías no religiosas que prevalecieron en el siglo XIX son las principales responsables de esos episodios funestos. El colonialismo europeo no se originó en el cristianismo. Por el contrario, fueron los movimientos antirreligiosos opuestos a los valores del cristianismo los que le prepararon el camino. En la raíz de las grandes brutalidades del siglo XIX se ubica el Darwinismo Social. La influencia de éste llega hasta nuestros días pero también tenemos una cultura embebida de principios justos y pacíficos suministrados por el cristianismo. En realidad, el desacuerdo principal no es entre el Islam y Occidente, lo cual es la opinión general, sino entre la gente devota (cristianos, musulmanes, judíos, etc.) y los que se oponen a la religión (ateos, materialistas, darwinistas, etc.).

Otro indicio de que el fanatismo del que hablamos no tiene nada que ver con el Islam es que, hasta hace muy poco, esa intolerancia se identificaba con la ideología comunista. Como se sabe muy bien, en los decenios de 1960 y 1970, organizaciones comunistas respaldadas por los soviéticos cometieron atentados terroristas antioccidentales. Al debilitarse la ideología comunista, algunas de las estructuras que se basaban en la misma pusieron sus ojos en el Islam e incorporaron algunos de sus conceptos y símbolos, lo que dio lugar a una brutalidad disfrazada de religiosa. Pero el accionar que las identifica se opone totalmente a los valores morales que constituyen la esencia del Islam.

Uno de los Métodos de los Terroristas es Producir Temor y Pánico en la Sociedad

Una de las características más importantes del terrorismo es que elige sus objetivos de forma indiscriminada porque de ese modo nadie se siente seguro. Al saber la gente que la elección del blanco a atacar por parte del terrorista es algo absolutamente azaroso, el temor inunda a todos. Esos salvajes se mueven de la manera elegida y cuando quieren y en consecuencia muchas veces es imposible prevenir su acción destructiva: realizan golpes arbitrarios e impredecibles.

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Debido a que las organizaciones terroristas eligen sus objetivos de modo fortuito, la resultante casi siempre es que los muertos y heridos son individuos inocentes e indefensos. Un ejemplo típico de esto fue el ataque con gas venenoso en el subte de Tokio el 20 de marzo de 1995.

 

Una última observación acerca de esto es que el Islam no corresponde a ninguna nación o región en particular y no es una “cultura oriental”. Es sí la última religión revelada a la humanidad como guía al sendero recto, recomendada para todos. Los musulmanes tienen la responsabilidad de comunicar el Islam a todos los pueblos y culturas, Dios mediante.

En consecuencia, la única solución para modificar la conducta terrorista o la constitución de regímenes opresores que convierten este mundo en un lugar espantoso en vez de embellecerlo, es hacer conocer el Islam auténtico e intentar que sea comprendido y adoptado como modo de vida.

El Error de la Gente Radicalizada

Otro concepto que debemos examinar junto con el de terrorismo, es el de radicalización o extremismo.

Radicalización significa apoyar plenamente cambios revolucionarios destructores en cualquier campo de la vida por medio de una política estricta e intransigente. Los que obran así se caracterizan por las actitudes agresivas y decididas que adoptan.

Frente a esto, como frente a cualquier otro aspecto de la vida, los musulmanes se guían por el Corán. Y éste nos dice que el comportamiento que Dios ordena a los creyentes no tiene nada que ver con ningún tipo de extremismo. El Corán describe al creyente como dulce, amoroso, evitando los conflictos y las discusiones, actuando con calidez y fraternalmente incluso con las personas más hostiles, y nos da ejemplos de esas formas de proceder. Dice El a Moisés y Aarón:

Id a Faraón. Se muestra rebelde. Hablad con él amablemente. Quizás, así, se deje amonestar o tenga miedo de Dios (Corán, 20:43-44).

Faraón fue uno de los incrédulos más rebelde y cruel de su época. Era un déspota que negaba a Dios y adoraba ídolos. Además sometía a los creyentes (los israelitas de aquella época) a padecimientos y masacres terribles. Así y todo Dios ordenó a Su profeta ir a ver a ese hombre tan terrible y hablarle con suavidad.

Kardeşlik, Sevgi

Dios os ordena que restituyáis los depósitos a sus propietarios y que cuando decidáis entre los hombres lo hagáis con justicia. ¡Qué bueno es aquello a que Dios os exhorta! Dios todo lo oye, todo lo ve (Corán, 4:58)

Se puede advertir que el camino señalado por Dios es el del diálogo amigable, no el de choque de espadas, expresiones coléricas o protestas que le echen más leña al fuego.

El Corán indica lo mismo con otros ejemplos, como es el caso del diálogo entre Suayb y quienes lo rechazaban:

Y a los madianitas (le enviamos) su hermano Suayb. Dijo: “¡Pueblo, servid a Dios! No tenéis a otro dios que a El. No defraudéis en la medida ni en el peso. Os veo en el bienestar, pero temo por vosotros el castigo de un día de alcance universal. Y, ¡pueblo!, dad la medida y el peso equitativos. No defraudéis a los demás en sus bienes. No obréis mal en la tierra corrompiendo. Lo que Dios os deja es mejor para vosotros, si es que sois creyentes. Y yo no soy vuestro custodio”.

Dijeron: “Suayb, ¿acaso te ordena tu religión que dejemos lo que nuestros padres servían o que dejemos de utilizar libremente nuestra hacienda? ¡Tú eres, ciertamente, el benigno, el honrado!”.

Dijo (Suayb): “¡Pueblo! ¿Qué os parece? Si yo me baso en una prueba clara venida de mi Señor y El me provee de un bello sustento venido de El... Yo no pretendo contrariaros cuando os prohíbo algo. No pretendo sino reformaros en la medida de mis posibles. Mi éxito no depende sino de Dios. En El confío y a El me vuelvo arrepentido (Corán, 11:84-88).

Al examinar estos versículos vemos que Suayb invita amigable y humildemente a su gente a creer en Dios y adoptar valores morales notables. Podemos dar algunas razones respecto a eso que expresa:

Cuando el profeta dice, yo no soy vuestro custodio, no es porque quiere ser aceptado sin discusión sino porque su única intención es informarles la verdad que Dios ha revelado.

¡Tú eres, ciertamente, el benigno, el honrado! Estas palabras de quienes le rechazan exhiben el carácter afectuoso, amable y cortés de Suayb, lo cual, evidentemente, era muy apreciado por sus opositores.

¿Qué os parece? Esta expresión usada por Suayb muestra que solicita a quienes le rechazan que usen la inteligencia y el pensar correcto. En otras palabras, no presiona con insistencia sino que cuestiona las ideas de esa gente desde otra posición, les invita a tenerlo en cuenta y a arribar a una conclusión en base a la libertad de pensamiento.

Yo no pretendo contrariaros cuando os prohíbo algo.En realidad no se trata de una prohibición sino que les explica que algunos actos son pecaminosos y les invita a abandonarlos. Además, cuando dice Yo no pretendo contrariaros, su propósito es no discutir con ellos. Suayb no quiere generar una disputa sino solamente invitarlos a la fe y que se rijan por los principios morales más elevados.

    Si examinan el Corán, verán que todos los profetas poseían como características en común el afecto, la amabilidad y la tolerancia. Dios describe a Abraham como tierno, benigno (Corán, 9:114). En otro versículo se describen los principios morales del Profeta Muhammad (PB):

    Por una misericordia venida de Dios, (tú Muhammad) has sido suave con ellos. Si hubieras sido áspero y duro de corazón, se habrían escapado de ti. Perdónales, pues, y pide el perdón de Dios en su favor y consúltales sobre el asunto (los asuntos varios de la comunidad). Pero, cuando hayas tomado una decisión, confía en Dios. Dios ama a los que confían en El (Corán, 3:159).

    Una característica obvia de la persona inflexible y terca es la cólera, que se puede advertir claramente cuando habla, escribe o por sus actitudes extremistas. Pero la cólera no es un atributo del buen musulmán. Cuando Dios describe a los creyentes en el Corán dice: (esos) que dan limosna tanto en la prosperidad como en la adversidad, reprimen la ira, perdonan a los hombres —Dios ama a quienes hacen el bien—, (Corán, 3:134).

    El buen musulmán no se encoleriza en ningún caso y lo único que quiere de los demás es que crean en Dios y vivan según los principios morales del Islam. Pero ello sólo es posible por la gracia de Dios. Independientemente de nuestro esfuerzo, los corazones de todos los seres humanos están en manos de Dios. El Todopoderoso recuerda a los musulmanes esta realidad muy importante: ...Los que creen ¿no saben que si Dios hubiera querido habría puesto a todos los hombres en la buena dirección?... (Corán, 13:31).

    Hay otro versículo que enfatiza eso mismo:

    Si tu Señor hubiera querido, todos los habitantes de la tierra, absolutamente todos, habrían creído. Y ¿vas tú a forzar a los hombres a que sean creyentes? (Corán, 10:99).

    Por lo tanto es deber de todo musulmán sólo explicar la realidad e invitar a la gente a aceptarla. La aceptación o rechazo surge únicamente del juicio de cada individuo. Dios revela esto al decir que no hay compulsión en materia de religión:

    No cabe coacción en religión. La buena dirección se distingue claramente del descarrío. Quien no cree en los taguts (demonios, ídolos, magos, adivinos, etc.) y cree en Dios, ese tal se ase del asidero más firme, de un asidero irrompible. Dios todo lo oye, todo lo sabe (Corán, 2:256).

    Por lo tanto no corresponde ningún tipo de coerción para tratar que la gente crea y se haga musulmana, o para que los musulmanes cumplan con los rezos y se cuiden del pecado. Lo único que cabe hacer es aconsejar. Dios revela en unos pocos versículos dirigidos a Su Mensajero (PB) que los musulmanes no deben ser opresores:

    Sabemos bien lo que dicen (los infieles)... No debes tú forzarles. Amonesta, más bien, por el Corán a quien tema Mi amenaza (Corán, 50:45).

    Di: “¡Hombres! Os ha venido, de vuestro Señor, la Verdad. Quien sigue la vía recta, la sigue, en realidad, en provecho propio. Y quien se extravía, se extravía, en realidad, en detrimento propio. Yo no soy vuestro protector” (Corán, 10:108).

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    Asesinar personas, destruir y hacer estragos es un modo de vida para los terroristas. Producen el derramamiento de sangre de modo deliberado y pueden balear inocentes, arrojar bombas sobre niños o dinamitar una vivienda habitada sin ningún tipo de compasión.

    La única responsabilidad de los musulmanes reside en explicar su religión, pero no pueden aplicar ningún tipo de presión o coerción y tienen la orden de hablar amablemente, incluso con el más tirano de los opresores. Por supuesto, el musulmán genuino nunca puede ser extremista porque sería algo opuesto a todas las cualidades enunciadas aquí. En realidad el extremismo es una corriente que se origina en ideas antiislámicas y luego se introduce en el mundo islámico. Al examinar los fenómenos sociales de hoy día descritos como extremistas, vemos que básicamente son un conjunto de métodos y proclamas usados por el comunismo en el pasado, o una expresión de la “ira fanática” que no tienen ninguna cabida en el Islam auténtico (Corán, 48:26).

    Los musulmanes deben rechazar totalmente las actitudes coléricas, crueles, de pura polémica, pues se oponen a la naturaleza del Corán, y adoptar en cambio un proceder agradable, amable, tolerante, tranquilo y compasivo. Con su ejemplo deben ser la admiración del mundo por su madurez, moderación, humildad, sacrificio y defensa de la paz. Deben vivir el Islam de la mejor manera posible y presentar a todos los demás la moral islámica no sólo circunscrita a lo que estamos tratando sino en todos los demás aspectos de la vida: en los campos de las ciencias, la cultura, el arte, la estética, el orden social, etc. De ese modo serán tomados como ejemplo en función de la importancia de sus logros.

    Entre las tareas que debemos cumplir está la de explicar el Islam e impedir que se le incorporen ideas extrañas. De eso habla un versículo de Dios:

    Llama al camino de tu Señor con sabiduría y buena exhortación. Discute con ellos de la manera más conveniente. Tu Señor conoce mejor que nadie a quien se extravía de Su camino y conoce mejor que nadie a quien está bien dirigido (Corán, 16:125).

    Los Métodos Terroristas y la Psicología

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    Los terroristas apuntan a dañar a las personas tanto física como psicológicamente en pos de sus objetivos. Es por eso que resulta contrario a la moral religiosa, pues ésta impulsa el amor, el bienestar, la comprensión, el contento y la esperanza.

    El término “terror” tiene un sentido más amplio en el lenguaje de hoy día. Por lo común se refiere a las agresiones armadas llevadas a cabo por grupos ideológicamente extremistas. En general, significa “intimidación”. En consecuencia se extiende a todo tipo de temor y brutalidad y su amenaza. Incluye el miedo que se infunde intensa y sistemáticamente de modo que la gente adopte una cierta conducta y forma de pensar. También se aplica a los episodios violentos para conseguir los objetivos antes mencionados. Pero en todos los casos el objetivo de los terroristas es afectar directa o indirectamente a los ciudadanos.

    Las organizaciones que se valen del terror buscan ganar apoyo o neutralizar a quienes les hacen frente. La intimidación a la que echan mano está calculada a ese objeto.

    En lo primero que piensa la gente cuando se habla de “terror” es en el terrorismo de izquierda, pero el terrorismo también se presenta en países del llamado tercer mundo, practicado por regímenes dictatoriales. En realidad es la implementación de las mismas tácticas de los terroristas de izquierda. Un dictador o un grupo opresor en el poder, usan la fuerza para beneficio personal y por eso encuentran distintos tipos de oposición social. En esa situación el régimen dictatorial siempre recurre a la misma fórmula para demostrar que es más fuerte que los disconformes. Expande el terror de manera que los ciudadanos vivan asustados y de ese modo consolida su influencia.

    Las organizaciones terroristas, por su parte, en coherencia con la ideología que sustentan, buscan sacar del mando del estado al gobierno y administradores que consideran ilegítimos e inhumanos, con lo que suponen alcanzarían sus objetivos, un modo de vida más justo y feliz. Pero esa no es una afirmación realista. En los primeros versículos del capítulo dos del Corán, dice Dios respecto a los que piensan así:

    Cuando se les dice: “No corrompáis la tierra”, dicen: “pero si somos reformadores”. ¿No son ellos, en realidad, los corruptores? Pero no se dan cuenta (Corán, 2:11-12).

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    Matar a una persona inocente es un acto de inmensa inhumanidad según la moral coránica. Dios lo prohíbe y condena a quienes perpetran actos terroristas.

    Para los terroristas matar personas es un modo de vida. Pueden arrojar bombas a niños o exterminar inocentes de cualquier edad sin piedad porque les place derramar sangre. Perdieron su calidad de humanos para transformarse en bestias salvajes delirantes. Y al que de entre ellos demuestre el más mínimo sentimiento de compasión lo etiquetan de cobarde o traidor y lo degradan. A menudo se enfrentan a balazos o realizan purgas sangrientas en sus propias organizaciones.

    Puede verse entonces que el terrorismo no es más que otra fuente totalmente diabólica de derramamiento de sangre. Quien apoya semejante salvajismo es defensor de un sistema satánico. Nadie debe engañarse si un terrorista usa lenguaje y símbolos religiosos. Los terroristas que se ocultan bajo la capa de una supuesta religión, cargan con una doble culpabilidad: la sangre que vierten y la propaganda antirreligiosa que ocasionan por los crímenes que cometen en nombre de una fe.

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    ...Y temed a Dios. Dios está bien informado de lo que hacéis (Corán, 5:8)

    Terrorismo y religión son opuestos irreconciliables. El primero adopta el camino de la agresión, el asesinato, el combate, la crueldad y el estrago. Pero el Corán considera todos esos procedimientos distintos tipos de opresión. Dios prescribe la paz, la armonía, la buena voluntad y el compromiso. Prohíbe el terrorismo y todo tipo de acción que no promueva la bonanza, a la vez que condena a sus perpetradores:

    Pero quienes violan la alianza con Dios después de haberla contraído, cortan los lazos que Dios ha ordenado mantener y corrompen en la tierra, ésos serán malditos y tendrán una Morada detestable (Corán, 13:25).

    La Acción Violenta es Uno de los Métodos de Propaganda Terrorista Más Importantes

    Los terroristas consideran que sus acciones violentas sirven de propaganda para sus organizaciones. Consideran que matar gente inocente, robar bancos, asesinar, secuestrar o poner bombas, da realce y notoriedad a sus propuestas. Al ser gente propensa a crear el caos, considera que un solo hecho violento les puede generar más publicidad que miles de folletos. La mentalidad terrorista es totalmente ajena a todo tipo de sentimiento humano, comprensión, misericordia, armonía y tolerancia. Desconoce en absoluto la moral coránica y puede ganar adeptos sólo en esas sociedades en las que dominan las ideologías antirreligiosas. Por ese motivo, lo único que puede salvar a la humanidad de esa forma de pensar propia del ignorante, es la amplia aceptación de lo que enseña la moral islámica y tomarla como modo de vida.

    ha, sevgi

    Los terroristas consideran que sus acciones violentas son un medio de propaganda. Tienen la esperanza de expandir el terror a través de la matanza de seres humanos y la destrucción de la propiedad.

     

    La peculiaridad básica de los terroristas y de quienes están infestados por su crueldad, es que les resulta algo completamente desconocido el respeto y amor a Dios. Sus corazones se han endurecido y están espiritualmente enfermos. El Corán habla sobre esa gente:

    No obedezcas a ningún vil jurador, al pertinaz difamador, que va sembrando calumnias, a quien impide el bien, al violador de la ley, al pecador, al arrogante y, encima, bastardo, (Corán, 68:10-13).

    Rebelarse sin motivos y agredir, son cosas prohibidas por Dios. El Islam prohíbe lo que hoy día denominamos terrorismo y anarquía:

    Di: “Mi Señor prohíbe sólo las deshonestidades, tanto las públicas como las ocultas, el pecado, la opresión injusta, que asociéis a Dios algo a lo que El no ha conferido autoridad y que digáis contra Dios lo que no sabéis” (Corán, 7:33).

    Dios invita a la morada de la Paz (el Paraíso) y dirige a quien El quiere a una vía recta (el Islam) (Corán, 10:25))

     

    NOTAS

    16. Gesta Francorum, or the Deeds of the Franks and the Other Pilgrims to Jerusalem, translated by Rosalind Hill, London, 1962, p. 91

    17. August C. Krey, The First Crusade: The Accounts of Eye-Witnesses and Participants, Princeton & London, 1921, p. 261

    18. August C. Krey, The First Crusade: The Accounts of Eye-Witnesses and Participants, p. 262

    19. Alan Ereira, David Wallace, Crusades: Terry Jones Tells the Dramatic Story of Battle for Holy Land, BBC World Wide Ltd., 1995.