Océano
El Corán llama la atención sobre una función geológica muy importante de las montañas:
Hemos colocado en la tierra montañas firmes para que ellas y sus habitantes no vacilen... (Corán, 21:31).
Como vemos en este versículo, se comunica que las montañas poseen la función de prevenir sacudidas en la Tierra. Esto que la geología moderna lo descubrió hace poco, era desconocido para todos en el momento en que el Corán fue revelado.
Sucede que las montañas emergieron como consecuencia de los movimientos y colisiones de las placas tectónicas que forman la corteza terrestre. Cuando dos placas chocaban, la más fuerte se deslizaba debajo de la otra, que se curvaba, y daba lugar a la formación de colinas y montañas. El estrato inferior continuaba su movimiento subterráneo y se extendía hacia abajo. En consecuencia, una parte se proyectaba en dirección descendente y era tan grande como la parte visible sobre la superficie de la Tierra.
En un texto científico se describe de la siguiente manera la estructura de las montañas:
Donde los continentes son más gruesos, como en las cadenas montañosas, la corteza penetra más profundamente en el manto53(a).
En un versículo se señala ese papel de las montañas y se las compara con "estacas":
¿No hemos hecho de la tierra lecho y de las montañas estacas? (Corán, 78:6-7).
Y las montañas fueron y son las encargadas de fijar o retener esas dos placas, por lo que las podemos considerar como clavos que mantienen unidos dos pedazos de madera. Es decir, cumplen el papel de impedir en gran medida el deslizamiento de una sección de la corteza terrestre sobre otra y el de evitar así determinado movimiento de las mismas.
En la literatura científica se denomina "isostasia" la función que cumplen las montañas como fijadoras (de la corteza terrestre).
Isostasia: Equilibrio general de la corteza terrestre gracias a un dimanar de material rocoso dúctil por debajo de la superficie sometida a la tensión gravitatoria 54.
Esa función vital de las montañas descubierta recientemente por la geología moderna y la investigación sísmica, fue revelada en el Corán hace siglos, como un ejemplo de sabiduría suprema de Dios en la creación. En otro versículo se dice también:
...Ha fijado en la tierra las montañas para que ellas y vosotros no vaciléis... (Corán, 31:10).
Las montañas poseen "raíces profundas" bajo la superficie de la tierra. (Earth, Press and Siever p. 413)
Corte esquematizado. Las montañas, como cuñas, poseen profundas raíces encastradas en el suelo. (Anatomy of the Earth, Cailleux, p. 220)
Otra ilustración muestra como las montañas tiene forma de estaca debido a sus raíces profundas. (Earth Science, Tarbuck and Lutgens, p. 158)
Al comunicarse en el Corán que para Dios es fácil volver a la vida al ser humano después de muerto, se subraya en particular la cuestión de las huellas digitales:
¿Es que el hombre (impío) cree que Nosotros no recompondremos sus huesos (para el Día de la Resurrección)? ¡Sin duda que sí!, somos Poderosos hasta para restablecer sus yemas (digitales y huellas dactilares, ¿cómo no haremos algo de menos precisión?) (Corán, 75:3-4).
El énfasis puesto sobre las huellas dactilares tiene un sentido muy especial. Eso se debe a que no se repiten y cada persona tiene sus propias huellas digitales, distintas de cualquier otra, motivo por el que se las acepta como prueba de identidad en todo el mundo.
Pero lo notable es que dicha característica la descubrimos al estudiar el cuerpo humano a fines del siglo XIX. Con anterioridad se las consideraba simples líneas curvadas sin sentido. Si bien Dios nos instruye sobre las mismas en el Corán, recién se entendió su importancia hace poco más de un siglo.
1- Células muertas (queratinocitos secos y aplanados) 2-Células vivas que se dividen 3-Extremo de nervio sensorio4-Nervio5-Capilar 6-Vaso linfático 7-Músculo erector de la papila 8-Glándula sudorípara 9-Célula adiposa 10-Capa subcutánea Nervio 11-Dermis 12-Epidermis 13-Pelo 14-Conducto del poro de la glándula sudorípara 15 - Glándula sebácea16 - Folículo piloso
Como está ilustrado aquí, la huella digital es única en cada persona pero tiene una estructura
semejante en todos los seres humanos.
Se nos informa en un versículo coránico que las montañas no están inmóviles como parecen, sino que están en constante movimiento.
"Verás pasar a las montañas, que tú creías inmóviles, como pasan las nubes…" (Corán, 27:88)
Este movimiento de las montañas es provocado por el desplazamiento de la corteza terrestre sobre la cual están ubicadas. La corteza terrestre "flota" sobre la capa del manto, que es más densa. El primero en sugerir que los continentes de la Tierra debieron estar todos unidos al principio y que luego flotaron a la deriva en diferentes direcciones separándose unos de otros fue el científico alemán Alfred Wegener (1880-1930). Los geólogos comprendieron en 1980 la veracidad de ello, 50 años después de su muerte, y lo explicaron de la siguiente manera:
"La corteza y la parte más elevada del manto, con un espesor de unos 100 km., se divide en segmentos llamados placas. Hay seis placas mayores y varias menores. Según la teoría llamada 'de las placas tectónicas', éstas se desplazan sobre la Tierra y arrastran a los continentes y al lecho oceánico. Ese movimiento, estimado de 1 a 5 cm. por año, ocasiona que la geografía terrestre se modifique lentamente. Por ejemplo, año a año el Océano Atlántico se ensancha" 55.
El movimiento de los continentes
Hay un punto muy importante a destacar aquí: Dios se refiere al movimiento de las montañas como de arrastre y a la deriva (al compararlo con el paso de las nubes). La ciencia moderna también usa el término "deriva de los continentes" para referirse al desplazamiento de los continentes 56.
Esa deriva no se podría haber observado en la época de la revelación del Corán aunque Dios lo indica claramente en el versículo "Verás pasar las montañas, que tú creías inmóviles, como pasan las nubes". Es decir, allí se llama la atención sobre el movimiento de las placas en las que están enclavadas las montañas.
Sin duda, es un gran milagro que en el siglo VII, cuando la concepción sobre la naturaleza del universo se basaba en mitos y supersticiones, se haya revelado esta realidad científica descubierta recientemente.
El hierro es uno de los elementos puesto de relieve en el Corán. En el capítulo al-Hadid (que significa "el Hierro") se nos informa:
...Hemos hecho descender el hierro, que encierra una gran fuerza y ventajas para los hombres... (Corán, 57:25).
Se podría pensar que la expresión "hecho descender", que se usa en particular para el hierro en este versículo, sirve como alegoría para explicar que en la naturaleza se encuentra como algo beneficioso. Pero al considerar esa mención literalmente, es decir que lo que se hace descender del cielo es directamente el mineral, nos damos cuenta de que el versículo está revelando otro hecho extraordinario muy significativo.
Efectivamente, los últimos descubrimientos en el campo de la astronomía han develado que el hierro que se encuentra en la Tierra proviene del espacio exterior.
Una serie de metales del universo, entre los que se encuentra el hierro, se producen en el núcleo de estrellas donde las temperaturas alcanzan los suficientes millones de grados a los que no llega nuestro sol. Cuando en una estrella la cantidad de hierro excede determinado nivel y ya no puede acumularlo, eventualmente explota y se llama "supernova", debido al brillo extraordinario que emite al hacerlo. Como resultado de la explosión se dispersan meteoritos que contienen hierro y que viajan por el espacio hasta que son atraídos por el campo gravitatorio del algún cuerpo celeste.
Lo mencionado nos enseña que el hierro no se formó en la Tierra sino que ha sido hecho descender por medio de meteoritos, exactamente como lo relata el versículo coránico. No cabe ninguna duda que este proceso no podía ser conocido de ninguna manera en el siglo VII, es decir, cuando fue revelado el Corán.
Además, el versículo antes mencionado incluye códigos matemáticos interesantes. El valor numérico de las palabras árabes al Hadid (el Hierro) es igual al número del capítulo: cincuenta y siete. Por otra parte, el valor numérico de sólo la palabra Hadid (Hierro) es veintiséis, es decir, el número atómico del hierro.
“Al-Hadid” (El Hierro) es el capítulo 57 del Corán. El valor numérico de las palabras árabe “al-Hadid” también es 57. Además, en la tabla de los elementos el número atómico del hierro es 26, la misma cifra que representa el valor numérico de la palabra árabe “Hadid”.
En un versículo del Corán se menciona la característica "fecundadora" de los vientos y la formación de la lluvia:
Hemos enviado los vientos que fecundan (las nubes), y hacemos bajar del cielo agua, de la que os damos a beber y que no sabéis conservar (Corán, 15:22).
Aquí se señala que el primer paso para la formación de la lluvia son los vientos. Hasta principios del siglo XX, la única relación que se establecía entre los vientos y la lluvia era que las primeros arrastraban las nubes. Pero los descubrimientos meteorológicos modernos han demostrado la función "fecundadora" de los vientos al intervenir en la formación de las lluvias. Dicha función opera como sigue. En la superficie de los mares y de los océanos se forman incontables burbujas de aire debido a la espuma que genera el movimiento del agua. Esas burbujas estallan y son arrojadas al espacio en la forma de miles de pequeñas partículas con un diámetro de una centésima de milímetro, conocidas como "aerosoles". Se mezclan con el polvo arrastrado por los vientos y son transportadas a las capas superiores de la atmósfera donde entran en contacto con el vapor de agua que se condensa y las incluye. De ese modo se convierten en parte de pequeñas gotas que se unen y forman nubes dispensadoras de lluvia.
Como vemos, los vientos "fecundan" el vapor de agua existente en la atmósfera con partículas que salen del mar y eventualmente ayudan a la formación de nubes de lluvia.
Si los vientos no poseyesen dicha propiedad no se formarían las gotas de agua en la atmósfera superior y no existiría algo que se llame lluvia.
Lo más importante a tener en cuenta aquí es que el papel crítico de los vientos en la formación de las precipitaciones fue comunicado hace siglos en un versículo coránico en una época en que las personas conocían muy poco de este tipo de fenómenos naturales...
Otro detalle que nos da el Corán acerca de la lluvia es la medida en la que desciende a la Tierra:
Es El quien envía de la nube agua de acuerdo a una medida. Luego Nosotros resucitamos por medio de ella un país muerto. Del mismo modo se os sacará (de la sepultura) (Corán, 43:11).
Esa "medida" en la cantidad de lluvia ha sido descubierta por la investigación científica moderna. Se estima que en un segundo se evaporan de la superficie terrestre unas 16 millones de toneladas de agua, lo que representa unas 513 billones de toneladas por año. Una cantidad similar es la que desciende en el mismo tiempo. Esto significa que la evaporación y la precipitación se cumplen de acuerdo a una "medida". La vida sobre la Tierra depende de ese ciclo, al cual los humanos nunca podríamos reproducirlo de manera artificial.
En nuestro planeta el agua se recicla en una determinada "medida". La vida en la Tierra depende de ello.
Una desviación mínima en esa "medida" o equilibrio crearía un desastre ecológico capaz de exterminar la vida sobre la Tierra. Sin embargo, bajo condiciones regulares, se mantiene ese ciclo como ha revelado el Corán.
Una de las propiedades de los mares comprobada recientemente, está relatada en un versículo coránico:
(Dios) Ha dejado fluir las dos grandes masas de agua, que se encuentran, pero les separa una barrera que no rebasan (Corán, 55:19-20).
Esta propiedad de los mares, por la cual se juntan sin mezclarse, ha sido comprobada por la oceanografía hace muy poco tiempo. Debido a la fuerza física llamada "tensión superficial", las aguas de dos mares contiguos no se mezclan. La tensión superficial se produce por la diferencia de las densidades de sus aguas e impide que se mezclen como si hubiese una pared delgada entre ambas. Lo interesante de este fenómeno es que fue revelado en el Corán en una época en que la gente no poseía ningún conocimiento en la materia o de oceanografía.
El Agua del Mar Mediterráneo entra al Atlántico por Gibraltar. Pero debido a la barrera que separa a ambas masas líquidas, la temperatura, salinidad y densidad de la primera no cambia
A pesar de la existencia de grandes olas, fuertes corrientes y mareas, los mares no se mezclan entre sí, no rompen la barrera que los separa. Esto que fue comprobado científicamente hace poco, ya fue expuesto en el capítulo "ar-Rahman" del Corán hace catorce siglos.
Hasta hace no mucho, se pensaba que el sexo de los bebés era determinado por las células maternas o por éstas y las del padre. Pero el Corán nos informa otra cosa, pues señala que esa diferencia proviene de una gota (de esperma) cuando es eyaculada:
que El crea la pareja, varón y hembra, de una gota (de esperma) cuando es eyaculada (Corán, 53:45-46).
En el Corán está escrito que el sexo masculino o el femenino se constituyen a partir de "una gota de esperma eyaculada". Sin embargo, hasta hace muy poco se creía que el sexo del bebé lo determinaban las células maternas. La ciencia descubrió esta información dada por el Corán recién en el siglo XX..
El desarrollo de la genética y de la biología molecular ha convalidado científicamente la exactitud de lo afirmado por el Corán. Hoy día se sabe que el sexo queda determinado por las células del esperma que proviene del hombre y que la madre no cumple ningún papel en ello.
Los cromosomas son los elementos más importantes en la determinación del sexo. Dos de los 46 cromosomas que disponen la estructura de un ser humano son identificados como sexuales. El varón tiene un cromosoma que se llama "X" y otro que se llama "Y" (o sea, es "XY"), mientras que la mujer tiene dos cromosomas "X" (o sea, es "XX"). Se denominan así porque sus formas se asemejan a dichas letras. Los "Y" poseen los genes que codifican el sexo masculino, mientras que los "X" los que codifican el sexo femenino. La formación de un nuevo ser humano comienza con la combinación de estos cromosomas y según el par que se una tendremos un hombre o una mujer.
En otras palabras, el sexo del bebé queda determinado por el tipo de cromosoma masculino ("X" o "Y") que se una al del óvulo femenino que siempre es "X".
Nada de esto era conocido en el mundo científico hasta que se descubrieron las leyes de la herencia y se dio comienzo a la ciencia de la genética en el siglo XX. Hay que tener en cuenta que en muchas culturas se creía que el sexo del bebé a nacer era determinado por el organismo de las mujeres, por lo cual se las criticaba a ellas cuando daban a luz sólo niñas.
Son los cromosomas los que determinan el sexo.
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El Corán reveló información que rechazaba la superstición antedicha trece siglos antes de que fueran descubiertos los genes, y se refiere a que el sexo de la criatura que se forma en el vientre de la madre no es decidido por ésta sino por el espermatozoide del padre.
Si seguimos examinando lo anunciado por el Corán acerca de la formación del ser humano, continuamos encontrando verdades científicas importantes.
Cuando el espermatozoide se une al óvulo, se constituye lo esencial del bebé, es decir, una célula llamada cigoto que se comienza a reproducir de inmediato por división y eventualmente se convierte en un "pedazo de carne" llamado embrión, observable sólo con la ayuda del microscopio.
El embrión no se queda sin hacer nada mientras se desarrolla, sino que se prende al útero como la raíz de una planta que se aferra a la tierra por medio de sus zarcillos. De esa manera obtiene del cuerpo de la madre las sustancias esenciales para desarrollarse.
En este punto y de modo milagroso el Corán nos revela otra realidad al referirse al desarrollo del embrión en el vientre materno:
¡Recita en el nombre de tu Señor, Que ha creado, ha creado al hombre de sangre coagulada! ¡Recita! Tu Señor es el Munífico, (Corán, 96:1-3).
La palabra árabe que se traduce por "sangre coagulada" es alaq y tiene el sentido de "una cosa que se adhiere en algún lugar". Se la usa para describir literalmente a la sanguijuela que se aferra al cuerpo para succionar la sangre. Por cierto, el uso de una palabra tan apropiada para indicar al embrión que se desarrolla en el vientre materno, demuestra nuevamente que el Corán es una revelación de Dios, el Señor de todos los Mundos.
Otro dato importante que nos brinda el Corán es el de las etapas por las que pasa el desarrollo del ser humano en el vientre materno, pues nos hace saber que primero crecen los huesos y luego los músculos:
Luego, creamos de la gota un coágulo de sangre, del coágulo un embrión y del embrión huesos, que revestimos de carne. Luego hicimos de él otra criatura. ¡Bendito sea Dios, el Mejor de los creadores! (Corán, 23:14).
...huesos, que
revestimos de carne...
(Corán, 23:14)
La embriología es la rama de la ciencia que estudia el desarrollo del embrión en el vientre materno. Hasta hace muy poco, los embriólogos sostenían que los músculos y los huesos se desarrollaban juntos. Por esa razón y durante bastante tiempo algunos pensaban que los versículos coránicos estaban en conflicto con la ciencia. No obstante, el avance en la investigación microscópica gracias a los nuevos desarrollos tecnológicos, reveló que lo que se dice en el Corán es correcto palabra por palabra.
Dichos estudios a nivel microscópico exhibieron que la nueva criatura se forma tal como se describe en los versículos. En primer lugar se osifica el tejido cartilaginoso del embrión. Luego las células musculares seleccionadas de entre el tejido que rodea a los huesos, se unen y cubren a éstos. En la publicación científica Desarrollo Humano se describe eso así:
Durante la séptima semana, el esqueleto comienza a expandirse y los huesos adquieren las formas familiares para nosotros. Al finalizar esa semana y durante la octava, los músculos empiezan a cubrir la estructura ósea 57.
En resumen, las fases del desarrollo del ser humano descriptas en el Corán coinciden totalmente con los descubrimientos de la embriología moderna.
Se relata en el Corán que el ser humano es creado en un proceso de tres etapas en el vientre materno:
Os ha creado de una sola persona (de Adán), de la que ha sacado a su cónyuge (a Eva). Os ha dado, de los rebaños, cuatro parejas (es decir, macho y hembra de camélido, bovino, ovino y caprino). Os ha creado en el seno de vuestras madres, creación tras creación (es decir, en fases sucesivas), en triple oscuridad (posiblemente se refiere a la pared abdominal, la matriz y el amnios). Tal es Dios, vuestro Señor. Suyo es el dominio. No hay más dios que El. ¡Cómo, podéis pues, ser tan desviados! (Corán, 39:6).
Esas tres etapas fueron comprobadas por la biología moderna, es decir, que el ser humano se desarrolla en tres regiones distintas del vientre materno. Hoy día se trata de un tema que aparece en todos los libros de embriología que se estudian en las facultades de medicina. Por ejemplo, en Embriología Humana Básica, un texto de referencia, se dice:
En el capítulo "az-Zumar", versículo seis, se llama la atención respecto a que un ser humano es creado en el seno materno en tres fases. Y la biología moderna ha revelado que el desarrollo
embriológico del bebé se realiza en tres regiones distintas en el vientre de la madre.
La vida en el útero pasa por tres etapas: desde la fecundación hasta la segunda semana y media (etapa preembrionaria); desde el momento antes mencionado hasta el principio de la octava semana (etapa embrionaria); desde la octava semana hasta el parto (etapa fetal) 58.
En resumen, las características principales de esas etapas son:
En esta primera fase el cigoto crece por división y cuando la célula inicial se convierte en un "racimo" de células, éstas se "entierran" en las paredes del útero. Luego se organizan en tres estratos mientras siguen creciendo.
La segunda fase dura aproximadamente cinco semanas y media, momentos en que el nuevo ser es llamado "embrión". Aquí empiezan a aparecer los órganos básicos a partir de los estratos celulares.
Desde el comienzo de la octava semana y hasta el parto el embrión se pasa a llamar "feto". La característica más distintiva es que al feto se lo ve parecido en sus rasgos generales a un ser humano desarrollado, con su rostro, manos y pies. Aunque inicialmente mide sólo tres centímetros, ya están delineados todos sus órganos. Esta fase dura treinta semanas hasta que sale al mundo exterior.
Lo notable es que toda esta información estuvo disponible para los investigadores científicos sólo después de la aparición de instrumentales modernos, aunque, de manera milagrosa, ya fue dada hace mucho tiempo por los versículos coránicos, lo cual es una clara evidencia de que el Libro de los musulmanes no es un invento de los hombres sino la palabra de Dios.
La leche materna es un compuesto sin parangón, creado por Dios como una fuente de alimentación excelente para el bebé y como sustancia que incrementa la resistencia a las enfermedades. Los nutrientes producidos con tecnología moderna no son capaces de reemplazar este sustento milagroso.
Cada día se halla una nueva propiedad benéfica para el bebé en la leche materna. Algo comprobado hace poco por los estudiosos es que la lactancia hasta los dos años resulta lo mejor para la criatura 59.
Lo sorprendente es que el Corán nos lo comunicó hace catorce siglos:
Hemos ordenado al hombre con respecto a sus padres —su madre le llevó (dentro) sufriendo pena tras pena y le destetó a los dos años—:
"Sé agradecido conmigo (es decir, con Dios) y con tus padres. ¡Soy Yo el fin de todo! (Corán, 31:14).
Lo que hemos visto hasta ahora nos exhibe algo de modo muy claro: todas las noticias que nos suministra el Corán se han probado ciertas. En sus versículos se anuncian cuestiones sobre temas científicos y novedades para el futuro que nadie podía conocer en aquella época debido al nivel de los estudios y la tecnología existentes. Está claro que esto proporciona suficiente evidencia de que el Corán no es la palabra del ser humano sino la de Dios Todopoderoso, el Originador de todo, Quien todo lo abarca en su Conocimiento. Dice Dios en un versículo: ¿No meditan en el Corán? Si hubiera sido de otro que de Dios, habrían encontrado en él numerosas contradicciones (Corán, 4:82). Pero no sólo que allí no existe ninguna incoherencia, sino que cada información que contiene revela día a día que se trata de un libro divino y milagroso.
Lo que deberían hacer todos los seres humanos es aceptarlo como lo que es, es decir, revelación de Dios, y tomarlo como su única guía. Dios nos lo sugiere en un versículo:
Es ésta (el Corán) una Escritura bendita que hemos revelado. ¡Seguidla, pues, y temed a Dios! Quizás, así, se os tenga piedad (Corán, 6:155).
54 Webster’s New Twentieth Century Dictionary, 2. edition “Isostasy”, New York, p. 975
55 General Science, Carolyn Sheets, Robert Gardner, Samuel F. Howe; Allyn and Bacon Inc. Newton, Massachusetts, pp. 305-306
56 Powers of Nature, “National Geographic Society”, Washington D.C., 1978, pp. 12-13
57 Moore, Developing Human, 6a edición, 1998
58 Basic Human Embryology, Williams P., 3a edición, 1984, p. 64
59 Rex D. Russell, Design in Infant Nutrition, “Impact” N° 259, Enero de 1995, página web://www.icr.org/pubs/imp259.htm