Como los materialistas contemporáneos, Demócrito se engañó y creyó que la materia había existido desde siempre, y que no había existido nada antes que la materia.
Como hemos mostrado en todas las preguntas comentadas hasta ahora, la teoría de la evolución está completamente en desacuerdo con los avances científicos. Esta teoría, surgida a partir del nivel científico primitivo del siglo diecinueve, ha sido desmentida completamente por avances científicos posteriores.
Los evolucionistas, ciegamente devotos a su teoría, buscan una solución en la demagogia, ya que no les queda ningún fundamento científico. Con mucha frecuencia recurren al eslógan cliché que pregona que “la creación es fe, y por tanto no se puede considerar ciencia”. Su idea es que la evolución es una teoría científica, mientras que la creación no es más que una creencia. Sin embargo, repetir que “la evolución es ciencia, la creación es creencia” proviene de una perspectiva completamente errónea. Los que lo repiten confunden la ciencia y la filosofía materialista. Creen que la ciencia tiene que mantenerse dentro del marco del materialismo, y que los no materialistas no tienen derecho a decir nada. Sin embargo, la ciencia misma rechaza completamente el materialismo.
Primero, definamos brevemente el materialismo para examinar el tema con más detalle. El materialismo es una filosofía que existe desde la Grecia Antigua y que se basa en la idea de que todo lo que existe es materia. Según la filosofía materialista, la materia siempre ha existido y continuará existiendo para siempre. No existe nada más que materia. Esto, sin embargo, no es una teoría científica, porque no se puede demostrar mediante experimentación y observación. No es más que una creencia, un dogma.
Sin embargo, en el SXIX este dogma se mezcló con la ciencia, e incluso llegó a los cimientos básicos de la ciencia. Pero aún así la ciencia no está obligada a aceptar el materialismo. La ciencia estudia la naturaleza y el universo, y produce resultados sin limitaciones impuestas por clasificaciones filosóficas.
A la vista de esto, algunos materialistas se refugian en un sencillo juego de palabras. Dicen: »la materia es el único objeto de estudio de la ciencia, así que esta debe ser materialista”. Sí, la ciencia sólo estudia la materia, pero “estudiar la materia” es muy distinto de “ser materialista”. Esto es porque cuando estudiamos la materia nos damos cuenta de que contiene una sabiduría y un diseño tan grandiosos que no podrían haber sido producidos por la materia misma. Aunque no podamos verlo directamente, podemos entender que esta sabiduría y conocimiento son el resultado de una inteligencia.
Por ejemplo, imaginemos una cueva. No sabemos si alguien ha estado dentro antes que nosotros. Si cuando entramos en la cueva sólo encontramos polvo, tierra y piedras, podemos deducir que no hay más que materia distribuida al azar. Sin embargo, si en las paredes hay pinturas de gran colorido trazadas por una mano experta, podemos asumir que un ser inteligente ha estado allí antes que nosotros. Quizá no podemos ver directamente a esta entidad, pero podemos deducir su existencia por lo que produce.
La ciencia estudia la naturaleza como mostrábamos en el ejemplo. Si todo el diseño presente en la naturaleza se pudiera explicar con factores materiales, la ciencia confirmaría el materialismo. Sin embargo, la ciencia moderna ha mostrado que la naturaleza tiene un diseño que no se puede explicar mediante factores materiales, y que toda la materia contiene un diseño que un Creador hizo existir.
Por ejemplo: todos los experimentos y observaciones demuestran que la materia no puede haber dado origen a la vida por sí sola, lo que significa que la vida debe ser resultado de una creación metafísica. Todos los experimentos evolucionistas en esta dirección han acabado en fracaso. La vida no puede haber aparecido a partir de materia inanimada. El biólogo evolucionista Andrew Scott admitió lo siguiente en un artículo publicado en la conocida revista New Scientist:
Coge algo de materia, manténla caliente mientras la mezclas y espera. Esta es la versión moderna del Génesis. Se supone que las fuerzas “fundamentales” (la gravedad, el electromagnetismo y las fuerzas nucleares débiles y fuertes) hicieron el resto. (...) ¿Pero qué parte de esta historia es una certeza, y qué parte sigue siendo hoy una especulación esperanzada? En realidad, todavía son centro de controversia o de asombro los mecanismos de casi cada paso importante, desde los precursores químicos a las primeras células reconocibles.75
La raíz de la vida se basa en especulación y debate porque el dogma materialista insiste en que la vida es el producto de la materia. Pero los hechos científicos demuestran que la materia no tiene ese poder. El Profesor Fred Hoyle, astrónomo y matemático que por sus contribuciones a la ciencia recibió el título de Sir, hace el siguiente comentario sobre este tema:
Si hubiera un principio básico de la materia que de alguna manera hubiera llevado sistemas orgánicos a la vida, su existencia debería poderse demostrar fácilmente en un laboratorio. Se podría, por ejemplo, tomar una piscina de natación para representar la sopa primordial. La llenamos con productos químicos cualesquiera, de naturaleza no biológica. Bombeamos algunos gases por encima, o a través, como queráis, y lo radiamos con lo que nos parezca. Dejamos que el experimento se prolongue durante un año y veamos cuántas de las 2000 enzimas [proteínas producidas por células vivas] han aparecido en el baño. Para ahorrar tiempo y esfuerzo, y el dinero que costaría llevar a cabo este experimento, les daré la respuesta. No encontraríamos nada, excepto posiblemente un fango parecido a alquitrán compuesto por aminoácidos y otros elementos químicos orgánicos simples.76
En realidad, el materialismo se enfrenta a un dilema aún peor. La materia no puede formar la vida ni siquiera combinada con el conocimiento humano y el tiempo; por sí misma, aún menos.
El hecho que hemos avistado brevemente es que la materia no puede formar diseño y conocimiento por sí misma. Y aún así el universo y los seres vivos contienen diseño y sabiduría extraordinariamente complicados. Esto nos muestra que este diseño y sabiduría en el universo y los seres vivos son obra de un Creador que posee poder y sabiduría infinitos, y que existía antes que la materia, y la domina.
Si miramos atentamente, veremos que es una conclusión totalmente científica. No es una “creencia”, sino una certeza adquirida mediante observación del universo y los seres vivos que hay en él. Por eso la idea de los evolucionistas de que “la evolución es científica, mientras que la creación es una creencia que no puede entrar en el dominio de la ciencia” no es más que un engaño superficial. Es cierto que en el SXIX el materialismo se confundió con la ciencia, y que esta ciencia fue desencaminada por el dogma materialista. Sin embargo, desarrollos posteriores en los SXX y XXI han invalidado completamente esa vieja creencia, y la verdad de la creación que el materialismo escondía ha emergido finalmente. Como demuestra el titular “La ciencia encuentra a Dios” aparecido en la famosa revista Newsweek en su histórica edición del 27 de julio de 1998, detrás del engaño materialista la ciencia ha encontrado a Dios, el Creador del universo y de todo lo que hay en él.
Dijeron: «¡Gloria a Ti! No sabemos más que lo que Tú nos has enseñado. Tú eres, ciertamente, el Omnisciente, el Sabio». ) (Corán 2: 32
75. Andrew Scott, Update on Genesis, New Scientist, vol. 106, 2 de mayo, 1985, p. 30.
76. Fred Hoyle, The Intelligent Universe, Michael Joseph, Londres, 1983, p. 20-21.