Recientemente, la palabra “evolución” se ha utilizado en distintos sentidos. Por ejemplo, se le ha añadido un aspecto social, y la palabra ha pasado a significar progreso humano y desarrollo tecnológico. No hay nada malo en el concepto de »evolución” cuando se usa con este sentido. No hay duda de que el hombre usa su inteligencia, conocimientos y fuerza para desarrollarse a lo largo del tiempo. El conocimiento humano aumenta de generación en generación. Así como este hecho por sí sólo no es una prueba a favor de la teoría de la evolución, que intenta explicar la aparición de la vida como si fuera una casualidad, tampoco sirve para negar el hecho de la creación.
Pero los evolucionistas entran aquí en un juego de palabras fácil y confunden un concepto verdadero con uno falso. Por ejemplo, la frase siguiente es cierta: “Gracias a la vida en comunidad, los conocimientos, la cultura y la tecnología del hombre están en un desarrollo constante” (debemos recordar, sin embargo, que a lo largo del tiempo tanto pueden producirse regresiones como progreso. Desde el punto de vista sociológico, ha habido momentos de progreso y momentos de estancamiento y regresión). Sin embargo, la afirmación de que “Así como el hombre ha evolucionado y progresado, los seres vivos también han avanzado y cambiado a lo largo del tiempo” es completamente falsa. Aunque es perfectamente lógico y científico decir que, como ser racional que es, el conocimiento del hombre ha aumentado y se ha transmitido de generación en generación, permitiendo progreso constante, no tiene ningún sentido afirmar que los seres vivos se han desarrollado y evolucionado por casualidad y coincidencias, de acuerdo con leyes naturales incontroladas e inconscientes.
Aunque los evolucionistas intentan identificarse con conceptos como la innovación y el progreso, la historia ha demostrado que los auténticos iniciadores de innovación y progreso han sido siempre científicos fieles que creían en la creación divina.
En cada paso del progreso encontramos a uno de estos científicos creyentes: Leonardo da Vinci, Copérnico, Kepler y Galileo, que iniciaron una nueva era de la astronomía, Cuvier , fundador de la palenteología, Lineo , creador de la clasificación de plantas y animales, Isaac Newton , descubridor de la ley de la gravedad, Edwin Hubble , que descubrió la existencia de galaxias y la expansión del universo, y muchos más que creyeron en Dios y en que Él creó la vida en el universo.
Uno de los principales científicos del SXX, Albert Einstein , declaró:
No puedo imaginarme que haya científicos auténticos que no tengan una profunda fe. Esta situación se puede expresar con una imagen: la ciencia sin religión está coja (…)61
El alemán Max Planck , que sentó las bases de la física moderna, dijo:
Cualquiera que haya estado seriamente implicado en investigaciones científicas de cualquier tipo se da cuenta de que en la entrada de las puertas del templo de la ciencia hay escritas estas palabras: Debes tener fe. Es una cualidad indispensable para los científicos. 62
La historia de la ciencia revela que el cambio y el progreso han sido obra de científicos creacionistas. Por otro lado, naturalmente, los desarrollos científicos de los siglos XX y XXI han traído consigo innumerables pruebas de la creación. La ciencia y la tecnología modernas nos han permitido descubrir el hecho de que el universo apareció a partir de la nada; en otras palabras, que fue »creado«. El hecho de que el universo apareció y se desarrolló a partir de la explosión de un solo punto es aceptado por toda la comunidad científica. De este modo, se ha destruido el modelo de un universo infinito sin principio ni final que defendían los materialistas bajo las condiciones científicas primitivas del SXIX. Con el tiempo ha quedado claro que el universo fue creado, tal y como revela el Corán, y que tiene un principio y fronteras y se ha expandido a lo largo del tiempo. El Corán lo expresa con estas palabras:
Y el cielo, lo construimos con fuerza. Y, ciertamente, asignamos un vasto espacio. (Corán 51: 47 )
De nuevo, el progreso científico del SXX nos permitió descubrir más pruebas acerca del diseño de la vida. El microscopio de electrones revela la estructura de la célula, la unidad más pequeña de la vida, así como las partes que la componen. El descubrimiento del ADN demostró la inteligencia infinita de la célula. Los avances bioquímicos y psicológicos han mostrado la perfección del nivel molecular del cuerpo y su diseño superior, que sólo puede explicarse con la creación.
En cambio, lo que permitió que apareciera la teoría de la evolución fue el primitivo estado de la ciencia de hace 150 años.
Resumiendo: es imposible considerar que los que creen en la creación y constantemente ofrecen nuevas pruebas que demuestran su veracidad estén opuestos al progreso, el desarrollo y la ciencia. Al contrario, estas personas son sus principales seguidores. Los que realmente se oponen al progreso son los que dan la espalda a las pruebas científicas y defienden la teoría de la evolución, que no es nada más que una fantasía sin fundamento alguno.