¿Por Qué La Idea De Que Los Dinosaurios Evolucionaron En Aves Es Un Mito Sin Base Científica?
La teoría de la evolución es un cuento de hadas construido con la esperanza de que lo imposible fuera cierto. Las aves tienen un lugar especial en esta historia. Las aves poseen un órgano magnífico, que las hace especiales: las alas. Aparte de las maravillas estructurales de las alas, también su función inspira asombro. Tanto, que volar ha sido una obsesión humana durante miles de años, y millares de científicos e investigadores han dedicado grandes esfuerzos a imitar las aves. Aparte de algunos intentos muy primitivos, el hombre sólo ha conseguido construir máquinas capaces de volar en el siglo XX. A lo largo de los millones de años de su existencia, las aves han hecho algo que el hombre ha intentado conseguir con la tecnología acumulada de cientos de años. Es más: un ave joven puede aprender esta habilidad tras pocos intentos. Muchas de sus características son tan perfectas que ni siquiera los productos de la tecnología humana más moderna se le pueden comparar.
La teoría de la evolución se basa en comentarios llenos de prejuicios y tergiversaciones de la realidad para explicar la aparición de la vida y toda su variedad. Cuando se trata de seres vivos como las aves, se deja la ciencia completamente a un lado y se la reemplaza con las historias fantásticas de los evolucionistas. El motivo de ello son las criaturas que, según los evolucionistas, son los antepasados de las aves: la teoría de la evolución mantiene que los antepasados de las aves fueron los dinosaurios, miembros de la familia de los reptiles. Una afirmación tal plantea dos preguntas que deben responderse. La primera es: “¿cómo desarrollaron alas los dinosaurios?” Y la segunda: “¿Por qué no hay rastro de ese cambio en el registro fósil?”
Los evolucionistas debatieron largamente el tema de cómo los dinosaurios se convirtieron en aves, y finalmente presentaron dos teorías. La primera de ellas es la teoría “cursorial”. Esta teoría mantiene que los dinosaurios se convirtieron en aves adentrándose en el cielo a partir de la tierra. Los defensores de la segunda teoría no creen en esta teoría cursorial, y afirman que es imposible que los dinosaurios se convirtieran en aves de esa manera. Ofrecen una solución distinta al problema. Afirman que algunos dinosaurios, que vivían en las ramas de los árboles, se convirtieron en aves intentando saltar de una rama a otra. Esta teoría se conoce como “teoría arbórea”. También tienen a punto la respuesta a la pregunta de cómo se habrían lanzado al aire los dinosaurios: “Intentando cazar moscas”.
Sin embargo, primero debemos plantear la siguiente pregunta a todos los que creen que un sistema de vuelo, así como las alas, surgieron del cuerpo de un dinosaurio: ¿Cómo apareció el sistema de vuelo de las moscas, que es mucho más eficiente que el de un helicóptero –que a su vez está modelado en el de estas-? Veréis que los evolucionistas se quedan sin respuesta. Sin duda es irracional que una teoría que no puede explicar el sistema de vuelo de una criatura tan pequeña como la mosca afirme que los dinosaurios se convirtieron en aves.
La idea de que a los dinosaurios “les salieron alas cuando intentaban cazar
moscas” no es una broma, sino una teoría que los evolucionistas aseguran que es científica. Este ejemplo por sí mismo es suficiente para mostrar con qué seriedad deberíamos tomarnos a los evolucionistas.
Como resultado, todos los científicos razonables y lógicos están de acuerdo de que lo único de científico en estas teorías es que sus nombres son en latín. La esencia del problema es que el vuelo protagonizado por reptiles no es más que un producto de la fantasía.
Los evolucionistas que defienden que los dinosaurios se convirtieron en aves necesitan encontrar pruebas de ello en el registro fósil. Si los dinosaurios se convirtieron realmente en aves, en el pasado debieron haber existido criaturas medio- dinosaurio medio-pájaro, y estas criaturas deberían haber dejado su rastro en el registro fósil. Durante muchos años, los evolucionistas han afirmado que un ave llamada “Archaeopteryx” representaba esta transición. Sin embargo, tales afirmaciones no eran más que un engaño.
El Engaño Del Archaeopteryx
El archaeopteryx, supuesto antepasado de las aves modernas según los evolucionistas, vivió hace aproximadamente 150 millones de años. La teoría defiende que algunos pequeños dinosaurios, como los Velociraptors o Dromaeosaurios, evolucionaron adquiriendo alas y luego empezando a volar. Así, pues, se supone que el archaeopteryx es una forma de transición que se separó de sus antepasados dinosaurios y empezó a volar por primera vez.
Sin embargo, los últimos estudios de fósiles de archaeopteryx revelan que esta explicación carece de fundamento científico. No es para nada una forma de transición, sino una especie extinta de ave con diferencias insignificantes respecto a los pájaros modernos.
La tesis de que el archaeopteryx fuera una especie de “medio pájaro” que no podía volar fue popular en los círculos evolucionistas hasta no hace mucho. La ausencia de esternón en esta criatura se esgrimió como la evidencia más importante de que esta ave no podía volar bien (el esternón es un hueso que se encuentra debajo del tórax, al cual se unen los músculos necesarios para volar. Hoy en día, este hueso está presente en todos los pájaros voladores y no voladores, e incluso en los murciélagos, un mamífero volador que pertenece a una familia muy distinta).
Sin embargo, en 1992 se encontró el séptimo fósil de archaeopteryx, que refutó este argumento. Este fósil descubierto recientemente mostró que el esternón que durante tanto tiempo se había supuesto inexistente, existía al fin y al cabo. La revista Nature describió este fósil de la manera siguiente:
El recientemente descubierto séptimo espécimen de archaeopteryx preserva un esternón parcial, rectangular, la existencia del cual se sospechaba pero nunca se había documentado. Esto es una prueba de la presencia de fuertes músculos aptos para el vuelo, pero su capacidad para vuelos largos es cuestionable.30
Este descubrimiento invalidaba el pilar principal de las afirmaciones de que el archaeopteryx fuera un medio pájaro que no podía volar bien.
Es más, la estructura de las plumas del ave se convirtió en una de las pruebas más importantes para confirmar que el archaeopteryx era un ave voladora en el sentido estricto. La estructura asimétrica del plumaje del archaeopteryx no se puede distinguir de la de los pájaros modernos, e indica que podía volar perfectamente. Tal y como explica el eminente palenteólogo Carl o. Dunbar, “por su plumaje, se debe clasificar [al archaeopteryx] claramente como pájaro”.31 El palenteólogo Robert Carroll profundiza en el tema:
La geometría de las plumas de vuelo del archaeopteryx es idéntica a la de los pájaros voladores modernos, mientras que los pájaros no voladores tienen plumaje simétrico. La manera en que las plumas están organizadas en el ala también es igual a la de los pájaros modernos (...). Según Van Tyne y Berger, el tamaño relativo y la forma del ala del archaeopteryx son similares a la de los pájaros que se mueven entre pequeños claros de vegetación, como las gallináceas, palomas, perdices, pájaros carpinteros y la mayoría de pájaros paseriformes (...). Las plumas de vuelo han existido durante al menos 150 millones de años (...)32
Otro hecho que ha revelado la estructura de las plumas del archaeopteryx es su metabolismo de sangre caliente. Tal y como hemos discutido anteriormente, y aunque hay algunos evolucionistas que querrían que fuera lo contrario, los reptiles, y por tanto los dinosaurios, son animales de sangre fría: su temperatura corporal fluctúa con la temperatura de su ambiente en lugar de estar regulada homeostáticamente. Una función muy importante de las plumas de los animales es mantener una temperatura corporal constante. El hecho de que el archaeopteryx tenga plumas muestra que se trataba de una auténtica ave de sangre caliente que necesitaba mantener su temperatura corporal, al contrario que los dinosaurios.
La Anatomía Del Archaeopteryx Y El Error De Los Evolucionistas
Dos de los puntos más importantes en los que se basan los biólogos evolucionistas al afirmar que el archaeopteryx es una forma de transición son las garras que tiene en las alas y sus dientes.
Es cierto que el archaeopteryx tenía garras en las alas y dientes en la boca, pero estos rasgos no implican que la criatura tuviera ningún tipo de relación con reptiles. Además, dos especies de ave existentes hoy en día, el touraco y el hoatzin, tienen garras que les permiten agarrarse a las ramas. Estas criaturas son aves sin características reptilianas. Por eso no tiene ninguna base afirmar que el archaeopteryx es una forma de transición sólo porque tenga garras en las alas.
Los estudios de la anatomía del archaeopteryx han revelado que podía
volar tan bien como un pájaro moderno. Los esfuerzos por acercarlo a los
reptiles no tienen ninguna base.
Los dientes en el pico del archaeopteryx tampoco demuestran que sea una forma de transición. Los evolucionistas se equivocan al afirmar que estos dientes son rasgos reptilianos, ya que los dientes no son un rasgo típico de los reptiles. Hoy en día, algunos reptiles tienen dientes y otros no. Es más; el archaeopteryx no es la única ave con dientes. Es cierto que hoy en día no hay aves con dientes, pero si estudiamos el registro fósil podemos ver que tanto en el tiempo del archaeopteryx como posteriormente, y hasta tiempos bastante recientes, existió un grupo de aves que encajan en la categoría de “aves con dientes”.
El punto más importante es que la estructura de los dientes del archaeopteryx y otras aves con dientes es completamente distinta de la de sus supuestos antepasados, los dinosaurios. Los conocidos ornitólogos L. D. Martin, J.D. Stewart y K.N. Whetstone observaron que el archaeopteryx y otras aves similares tienen dientes no serrados con bases estrechas y raíces expandidas. Sin embargo, los dientes de los dinosaurios terópodos, supuestos antepasados de estos pájaros, tenían dientes serrados con raíces rectas33. Estos investigadores también compararon los huesos del tobillo del archaeopteryx con los de sus supuestos antepasados dinosaurios y no observaron ninguna similitud entre ellos.34
Los estudios de anatomistas como S. Tarsitano, M.K. Hecht y A.D. Walter han revelado que algunas de las semejanzas observadas por algunos científicos, incluido John Ostrom (autoridad de primer orden en este tema, y defensor de que los archaeopteryx evolucionaron a partir de los dinosaurios), entre los muslos del archaeopteryx y los dinosaurios eran, en realidad, errores de interpretación.35 Por ejemplo, A.D. Walter ha analizado la región auricular del archaeopteryx y ha descubierto que es muy parecida a la de las aves modernas.36
En su libro Icons of Evolution, el biólogo americano Jonathan Wells destaca que el archaeopteryx se había convertido en un “icono” de la teoría de la evolución, aunque las pruebas muestran claramente que esta criatura no es el antepasado primitivo de las aves. Según Wells, una de las indicaciones de ello es que los dinosaurios terópodos, los supuestos antepasados del archaeopteryx, en realidad aparecieron más tarde que el ave. “Los reptiles bípedos que corrían por el suelo y tenían los rasgos que se podrían esperar de un antepasado del archaeopteryx aparecieron más tarde.”37
Todos estos descubrimientos indican que el archaeopteryx no era un eslabón de transición sino un ave perteneciente a la categoría de “aves con dientes”. Vincular esta criatura a los dinosaurios terópodos es completamente inválido. En un artículo titulado “The Demise of the ‘Birds Are Dinosaurs’ Theory« (El final de la teoría de que “los pájaros son dinosaurios”), el biólogo americano Richard L. Deem escribe lo siguiente acerca del archaeopteryx y la idea de la evolución dinosaurio-ave:
Los resultados de estudios recientes muestran que las manos de los dinosaurios terópodos derivan de los dígitos I, II y III, mientras que las alas de los pájaros, aunque sean parecidas en lo que a estructura se refiere, derivan de los dígitos II, III y IV (…) Hay otros problemas con la teoría de “los pájaros son dinosaurios”. Las extremidades delanteras de los terópodos son mucho más pequeñas (en relación al tamaño del cuerpo) que las del archaeopteryx. La pequeña “proto-ala” del terópodo no es muy convincente, especialmente si consideramos el peso de estos dinosaurios, que era bastante considerable. La vasta mayoría de los terópodos carecen del hueso semilunar en la muñeca y tienen un elevado número de otros elementos en ella que no tienen equivalente en los huesos del archaeopteryx. Además, en casi todos los terópodos el nervio V1 sale del cráneo por un lado junto con muchos otros nervios, mientras que en las aves sale por la parte frontal del cráneo a través de un agujero propio. También existe el pequeño problema de que la gran mayoría de los terópodos aparecieron después que el archaeopteryx.38
Estos hechos indican una vez más que ni el archaeopteryx ni otras aves antiguas parecidas fueron formas de transición. Los fósiles no indican que especies distintas de aves evolucionaran unas de otras. Al contrario, el registro fósil demuestra que las aves de hoy en día y algunas aves antiguas como el archaeopteryx convivieron en el mismo momento. Es cierto que algunas de estas especies se han extinguido, como el archaeopteryx y el confuciusornis, pero el hecho de que sólo algunas de las especies que existieron hayan podido sobrevivir hasta hoy no constituye por sí mismo una prueba de la teoría de la evolución.
Última Prueba: El Estudio Del Avestruz Refuta La Historia Del Dinosaurio-Pájaro
El último golpe contra la teoría de que “las aves evolucionaron a partir de dinosaurios” ha salido de un estudio sobre la embriología de los avestruces.
Los doctores Alan Feduccia y Julie Nowicki de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill estudiaron una serie de huevos de avestruz vivos y, de nuevo, llegaron a la conclusión de que no puede haber un vínculo entre aves y dinosaurios. EurekAlert, un portal científico de la American Association for the Advancement of Science (Asociación Americana para el Adelanto de la Ciencia - AAAS), publica lo siguiente:
Los doctores Alan Feduccia y Julie Nowicki de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (…) abrieron una serie de huevos de avestruz vivos en distintos grados de evolución y encontraron lo que consideran pruebas de que las aves no pueden ser descendientes de los dinosaurios (…)
“Cualquiera que fuera el antepasado de las aves, tuvo que tener cinco dedos, y no la mano de tres dedos de los dinosaurios terópodos”, dijo Feduccia. “Los científicos están de acuerdo en que los dinosaurios desarrollaron ‘manos’ con los dedos uno, dos y tres (…). Nuestros estudios sobre los embriones de avestruz, sin embargo, muestran sin lugar a dudas que las aves sólo desarrollan los dedos dos, tres y cuatro, correspondientes a los dedos índice, corazón y anular de los humanos; tenemos fotografías que lo demuestran” declaró Feduccia, profesor y ex catedrático de biología en la UNC. “Esto crea un nuevo problema para los que insisten en que los dinosaurios fueron antepasados de los pájaros modernos. Por ejemplo, ¿cómo puede la mano de un ave, que tiene los dedos dos, tres y cuatro, evolucionar a partir de la mano de un dinosaurio que sólo tenía los dígitos uno, dos y tres? Sería casi imposible”.39
En el mismo artículo, el Dr. Feduccia también hizo algunos comentarios importantes acerca de la falta de validez y la poca profundidad de la teoría de »las aves evolucionaron a partir de dinosaurios«.
“Hay muchos problemas sin solución en esa teoría”, dijo. “Aparte de lo que acabamos de comentar, existe un problema de tiempo, porque los dinosaurios que superficialmente se parecen más a los pájaros vivieron entre 25 y 80 millones de años después de la primera ave que conocemos, que tiene 150 millones de años”.
“Si alguien mira con prismáticos el esqueleto de un pollo y el de un dinosaurio le parecen similares, pero un examen detallado y atento revela muchas diferencias.” “Los dinosaurios terópodos, por ejemplo, tenían dientes curvos y serrados, pero las primeras aves tienen dientes rectos no serrados parecidos a ganchos. También tenían sistemas diferentes de implantación y sustitución de dientes.”40
Las pruebas revelan una vez más que la moda del “dinoave” no es más que otro “icono” del darwinismo: un mito que sólo se puede defender con una fe dogmática en la teoría.
Los Falsos Fósiles Dinoave De Los Evolucionistas
Un fósil de sinosauropteryx. |
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Con la caída de las ideas evolutivas acerca de fósiles como el archaeopteryx, los evolucionistas se quedan sin ninguna idea acerca del origen de las aves. Por este motivo algunos evolucionistas han tenido que recurrir al método clásico de la falsificación. En los años 90 se distribuyó más de una vez el mensaje de que había sido hallado »un fósil medio dinosaurio, medio pájaro«. Los medios de comunicación evolucionistas mostraron fotos de estos supuestos “dinoaves”, y se puso en marcha una campaña internacional. Sin embargo, pronto empezó a salir a la luz que la campaña se basaba en la contradicción y la falsificación.
El primer héroe de la campaña fue un dinosaurio llamado sinosauropteryx descubierto el 1996 en la China. El fósil se presentó en todo el mundo con el título de »un dinosaurio emplumado« y logró copar algunos titulares. Sin embargo, análisis detallados llevados a cabo en los meses siguientes revelaron que aquello que los evolucionistas habían llamado “plumas de pájaro” en realidad no eran nada por el estilo.
Así trató el tema un artículo llamado »Desplumando al dinosaurio emplumado« publicado en la revista Science:
Hace exactamente un año, los palenteólogos estaban muy excitados por las fotos de un supuesto “dinosaurio emplumado” que corrían por las salas de la reunión anual de la Sociedad de Palenteología de Vertebrados. El sinosauropteryx de la cadena montañosa de Yixian en China apareció en portada del diario The New York Times y algunos consideraron que confirmaba la teoría de los dinosaurios como origen de las aves. Pero en la reunión de palenteología que se celebró el mes pasado en Chicago el veredicto fue un poco distinto: según la media docena de palenteólogos occidentales que han visto los especimenes, las estructuras no son plumas modernas (…). El palenteólogo Larry Martin de la Universidad de Kansas en Lawrence cree que estas estructuras son fibras subcutáneas deshilachadas – y que por tanto no tienen nada que ver con las aves.41
En 1999 estalló otra tormenta “dinoave”. Un fósil descubierto en la China se presentó en todo el mundo como “prueba fundamental a favor de la evolución”. La revista National Geographic, que organizaba esta campaña, creó y publicó dibujos imaginarios de un “dinosaurio emplumado” inspirados por el fósil, y estas imágenes aparecieron en los titulares de varios países. Esta especie, que supuestamente vivió hace 125 millones de años, recibió el nombre científico de archaeoraptor liaoningensis.
Sin embargo, el fósil era falso y había sido construido con gran habilidad a partir de cinco especimenes distintos. Un grupo de investigadores, entre los cuales había tres palenteólogos, descubrieron la falsificación un año después gracias a una tomografía computada por Rayos X. El dinoave era, en realidad, creación de un evolucionista chino. Unos aficionados chinos habían creado este dinoave uniendo 88 huesos con pega y cemento. Las investigaciones parecen indicar que el archaeoraptor fue construido con la parte frontal del esqueleto de un ave antigua, y que su cuerpo y cola estaban formados con huesos de cuatro especimenes distintos. Un artículo publicado en la revista científica Nature describe la falsificación con estas palabras:
El fósil del archaeoraptor se anunció como un “eslabón perdido” que supuestamente era la mejor prueba, después del archaeopteryx, a favor de la teoría de que las aves evolucionaron a partir de ciertos tipos de dinosaurios carnívoros. Pero se descubrió que el archaeoraptor era una falsificación en la cual se combinaron los huesos de un pájaro primitivo y de un dinosaurio dromaeosaurido no volador (…). El archaeoraptor, que en teoría había sido descubierto en la formación del cretáceo antiguo Jiufotang en Liaoning (China), se sacó a escondidas de China y fue vendido en el circuito comercial de los Estados Unidos (...). Concluimos que el archaeoraptor representa dos o más especies y fue montado a partir de por lo menos dos especimenes distintos, y probablemente hasta cinco.42
Así, pues, ¿cómo es posible que National Geographic presentara a todo el mundo una falsificación así como “prueba fundamental a favor de la evolución«? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las fantasías evolutivas de la revista. Como la revista National Geographic es partidaria ferviente del darwinismo, no tuvo ningún miramiento a la hora de utilizar cualquier herramienta de propaganda que pudiera servir como prueba a favor de la teoría de la evolución y acabó apuntándose a un segundo “escándalo del hombre de Piltdown”.
Los científicos evolucionistas también aceptaron el fanatismo de National Geographic. El dr. Storrs L. Olson, jefe del famoso Departamento de Ornitología del Smithsonian Institute en los EEUU, anunció que él ya había declarado previamente que este fósil era falso, pero que los ejecutivos de la revista le habían ignorado. En una carta a Meter Raven del National Geographic, Olson escribe:
Antes de la publicación del artículo “Los dinosaurios se echan a volar” en el National Geographic de Julio de 1998, Lou Mazzatenta, fotógrafo del artículo de Sloan, me invitó a la Sociedad National Geographic para revisar sus fotos de fósiles chinos y para comentar la interpretación que se daba a la historia. En aquel momento intenté explicar el hecho de que existían otros puntos de vista con importantes pruebas en su favor que eran distintos al que National Geographic se disponía a defender, pero vi claramente que National Geographic no tenía ningún interés en teorías que se alejaran del dogma imperante de que las aves evolucionaron a partir de los dinosaurios.43
Aunque los evolucionistas fracasan en encontrar pruebas científicas para apoyar sus teorías, tienen mucho éxito en una cosa: la propaganda. El elemento más importante de esta propaganda es la creación de diseños falsos conocidos como “reconstrucciones”. Pincel en mano, los evolucionistas producen criaturas imaginarias; sin embargo, el hecho de que estos dibujos no correspondan a ningún fósil constituye un serio problema para ellos. |
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En una declaración a USA Today, Olson dijo que “el problema es que hubo un momento en que Geographic supo que el fósil era falso y no hizo pública esta información«.44 En otras palabras, dijo que National Geographic mantuvo el engaño aunque sabía que el fósil que presentaba como prueba de la evolución era una falsificación.
Debemos dejar claro que esta actitud de National Geographic no fue la primera falsificación hecha en nombre de la teoría de la evolución. Desde que se propuso por primera vez han ocurrido muchos de estos incidentes. El biólogo alemán Ernst Haeckel hizo dibujos falsos de embriones para apoyar a Darwin. Los evolucionistas británicos montaron una mandíbula de orangután en una calavera humana y durante 40 años la exhibieron en el British Museum como “hombre de Piltdown, principal prueba de la evolución”. Los evolucionistas americanos presentaron un “hombre de Nebraska” a partir de un solo diente de cerdo. Dibujos falsos llamados »reconstrucciones«, que en realidad nunca han existido, y que representan »criaturas primitivas« u »hombres mono«, han aparecido por todo el mundo.
Resumiendo, los evolucionistas recurrieron de nuevo al método que habían intentado por primera vez con la falsificación del hombre de Piltdown. Ellos mismos crearon la forma intermedia que no podían encontrar. Este acontecimiento ha pasado a la historia como una muestra de lo engañoso de la propaganda internacional a favor de la teoría de la evolución y demuestra que los evolucionistas recurrirán a todo tipo de falsedades para defenderla.
EL ENGAÑO DE LOS DINOSAURIOS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EVOLUCIONISTAS… |
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1. Natural Geographic, Noviembre 1999, 2. Natural Geographic, Noviembre 1999 |
Y LA VERDAD AL DESCUBIERTO |
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1. Nature, 29 de marzo del 2001, 2. BBC News, 29. März 2001 |
La revista National Geographic representó así en 1999 a los “dinoaves”, y los presentó en todo el mundo como una prueba de la evolución. Sin embargo dos años más tarde se demostró que el archaeoraptor, fuente de inspiración de estos dibujos, era una falsedad científica. |