Huellas humanas de hace 3,6 millones de años encontradas en Laetoli, Tanzania.
Debemos dirigirnos al registro fósil para encontrar una respuesta a la pregunta de cuándo apareció el hombre en la Tierra. Este registro muestra que el hombre apareció hace millones de años. Estos descubrimientos consisten en esqueletos y calaveras, y los restos de personas que vivieron en distintas épocas. Uno de los rastros más antiguos del hombre son las “pisadas” que encontró la famosa palenteóloga Mary Leakey en 1977 en la región de Laetoli, en Tanzania.
Estos restos causaron gran furor en el mundo científico. Las investigaciones indican que estas pisadas se encontraban en un estrato que tenía 36 millones de años. Russell Tuttle, después de ver las pisadas, escribió:
Las podría haber hecho un pequeño homo sapiens descalzo… En todas las características morfológicas apreciables, los pies de los individuos que dejaron estas marcas no tienen ninguna diferencia con los de los humanos modernos.9
Investigaciones objetivas de estas pisadas revelaron sus auténticos propietarios: en realidad, estas pisadas son 20 pisadas fosilizadas de un humano de 10 años y 27 pisadas de un humano más joven. Paleoantropólogos de la talla de Don Jonson y Tim White, que investigaron las pisadas que encontró Mary Leaky, corroboraron esta conclusión. White expresó sus pensamientos con estas palabras:
No se dejen engañar (…) Son como huellas de hombres modernos. Si hoy en día hubiera una huella así en una playa de California, y se le preguntara qué es a un niño de cuatro años, el niño respondería enseguida que era la huella de alguien que hubiera caminado por allí. No podría distinguir esta huella de las otras huellas de la playa, y usted tampoco.10
Estas pisadas provocaron un encendido debate entre los evolucionistas, porque para ellos resultaba difícil de aceptar que fueran pisadas humanas: hacerlo significaría que la progresión imaginaria de mono a hombre que habían descrito no podía ser cierta. Sin embargo, aquí sacó los colmillos de nuevo la dogmática lógica evolucionista. La mayoría de científicos evolucionistas abandonaron una vez más la ciencia por sus prejuicios y aseguraron que las huellas encontradas en Laetoli eran de una criatura parecida a un mono. Russell Tuttle, uno de los evolucionistas que defienden esta teoría, escribió:
En resumen, las pisadas de 3,5 millones de años en el yacimiento G de Laetoli se parecen a las de los humanos modernos descalzos. Ninguna de sus características sugiere que los homínidos de Laetoli fueran bípedos menos hábiles que nosotros. Si no se supiera que las pisadas G son tan antiguas, concluiríamos sin dudarlo que las hizo un miembro de nuestra especie Homo (...) En cualquier caso, deberíamos olvidarnos de la suposición vaga de que las pisadas de Laetoli las hizo un miembro de la especie de Lucy, Australopithecus afarensis.11
Otro de los restos más antiguos del ser humano son las ruinas de una cabaña de piedra en la región Olduvai Gorge que Louis Leakey descubrió en la década de 1970. Los restos de esta cabaña se encontraron en un estrato de 1,7 millones de años. Se sabe que una estructura de este tipo, parecida a las que todavía se usan en África, sólo pudo haber sido construida por el Homo sapiens; en otras palabras, el hombre moderno. La importancia de estos restos es que revelan que el hombre vivió a la vez que las criaturas llamadas simiescas que los evolucionistas definen como sus ancestros.
Una mandíbula de hombre moderno de 2,3 millones de años hallada en la región de Hadar en Etiopía es de vital importancia para demostrar que el hombre moderno ya existía sobre la tierra mucho antes de lo que esperaban los evolucionistas.12
Uno de los fósiles humanos más antiguos y más perfectos es KNM-WT 1500, conocido como el esqueleto del “Niño de Turkana”. El evolucionista Donald Johanson describe este fósil de 1,6 millones de años con las palabras siguientes:
Era alto y delgado, con el tipo corporal y la proporción de las extremidades similares a la de los africanos ecuatoriales. A pesar de su juventud, las extremidades del chico eran casi del mismo tamaño que la media de los hombres adultos de Norteamérica.13
Se ha confirmado que el fósil era de un chico de 12 años, que habría medido 1,83 metros en su adolescencia. El paleoantropólogo americano Alan Walter ha dicho que duda que “un patólogo medio pudiera ver diferencias entre el esqueleto fósil y el de un humano moderno”. En lo que al cráneo se refiere, Walter escribió que rió cuando lo vio porque “se parecía tanto a un Neandertal”.14
Uno de los fósiles humanos que más interés ha despertado se encontró en España en 1995. El fósil en cuestión lo encontraron tres paleoantropólogos españoles de la Universidad de Madrid. Estaba al descubierto en una cueva llamada Gran Dolina en la región de Atapuerca. El fósil reveló la cara de un niño de 11 años, idéntico a un hombre moderno. Sin embargo, el niño había muerto hace 800.000 años. Este fósil hizo dudar incluso a Juan Luis Arsuaga Ferreras, que dirigía la excavación en Gran Dolina. He aquí lo que Ferreras dijo:
Esperábamos algo grande, desproporcionado, algo inflado, sabe, primitivo (…) Nuestras expectativas de un niño de hace 800.000 años era algo como el Niño de Turkana. Y lo que encontramos fue una cara completamente moderna (…). Para mí, esto es de lo más espectacular. Son el tipo de cosas que te desmontan. Encontrar algo tan inesperado como eso. No encontrar fósiles; encontrar fósiles también es muy inesperado, y no pasa nada. Pero lo más espectacular es encontrar en el pasado algo que crees que pertenece al presente. Sería como encontrar una grabadora en Gran Dolina. Esto sería muy sorprendente, no esperamos encontrar casetes y grabadoras en el Pleistoceno Inferior. Encontrar una cara moderna de hace 800.000 años es lo mismo. Nos sorprendimos mucho cuando la vimos.15
1975 RETRATO DE LOS NEANDERTALES - GEHEIMNISSE DER URZEIT, DEUTSCHE ÜBERSETZUNG, 19755 EL SÚBITO CAMBIO DE OPINIÓN DE LOS EVOLUCIONISTAS ACERCA DE LOS NEANDERTALES Desde principios del SXX, los evolucionistas han representado a los neandertales como criaturas simiescas, una raza humana desaparecida. Durante décadas utilizaron esta imagen de los neandertales como propaganda evolucionista. Sin embargo, a partir de los años 1980 este mito empezó a quebrarse. Tanto los estudios fósiles como los restos de la cultura neandertal han demostrado que esta gente no eran medio monos.
2000 RETRATO DE LOS NEANDERTALES - NATIONAL GEOGRAPHIC, JULIO 2000 |
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Como hemos visto, los descubrimientos fósiles demuestran la falsedad de la “evolución del hombre”. Algunas organizaciones mediáticas presentan esta teoría como un hecho comprobado, mientras que en realidad todo lo que hay son conjeturas ficticias. De hecho, los científicos evolucionistas lo aceptan, y admiten que la “evolución del hombre” no tiene ninguna prueba científica.
Por ejemplo, al decir que “aparecemos de repente en el registro fósil”, los palenteólogos evolucionistas C. A. Villie, E. P. Solomon y P. W. Davis admiten que el hombre apareció súbitamente; es decir: sin un ancestro evolutivo.16
Mark Collard y Bernard Word, dos antropólogos evolucionistas, se vieron obligados a escribir en un artículo del año 2000 que “seguramente las hipótesis filogenéticas actuales sobre evolución humana no son fiables”. 17
Cada nuevo descubrimiento fósil acorrala aún más a los evolucionistas, aunque algunas publicaciones de talante frívolo publiquen titulares como “Descubierto un eslabón perdido”. La calavera fósil llamada Kenyanthropus platyops descubierta en el 2001 es el último ejemplo. El palenteólogo evolucionista Daniel E. Lieberman del Departamento de Antropología de la Universidad de Washington hizo estas declaraciones acerca de Kenyanthropus platyops (declaraciones publicadas en la destacada revista científica Nature):
La historia evolutiva de los humanos es muy compleja y está aún por resolver. Ahora parece que todavía es más confusa a causa de la aparición de otra especie y género, fechado hace 3,5 millones de años (…) La naturaleza del Kenyanthropus platyops suscita muchas preguntas sobre la evolución humana en general y el comportamiento de esta especie en particular. ¿Por qué, por ejemplo, tiene la inusual combinación de muelas pequeñas y una cara pequeña y plana con los pómulos arqueados hacia adelante? Todas las demás especies homínidas con caras grandes con pómulos arqueados tienen dientes grandes. Imagino que el papel principal del K. platyops en los próximos años será actuar como una especie de aguafiestas, acentuando la confusión a la que se enfrenta la investigación de las relaciones evolutivas entre homínidos. 18
LAS HIPÓTESIS IMAGINARIAS DE LOS EVOLUCIONISTAS NO PUEDEN EXPLICAR EL ORIGEN DEL HOMBRE |
La última prueba para hacer añicos la teoría evolutiva del origen del hombre es el nuevo fósil Sahelanthropus tchadensis, descubierto en verano del 2002 en Chad, en África Central.
El hallazgo de este fósil ha sido como soltar un gato en el palomar del mundo darviniano. En el artículo en que se hace público este descubrimiento, la revista de prestigio mundial Nature admite que “esta calavera que hemos hallado recientemente podría hundir todas nuestras ideas acerca de la evolución humana”.19
Daniel Lieberman de la Universidad de Harvard declaró: “este descubrimiento tendrá el impacto de una pequeña bomba nuclear«.20
El motivo es que aunque el fósil en cuestión tiene 7 millones de años, tiene una estructura “más humana” (según los criterios que los evolucionistas han seguido hasta ahora) que el Australopithecus, una especie de simio que tiene 5 millones de años y que supuestamente es “el antepasado más antiguo del hombre”. Esto muestra que los vínculos evolutivos establecidos entre especies de mono extintas basadas en el criterio altamente subjetivo y lleno de prejuicios de “la similitud humana” son totalmente imaginarios.
En su artículo “Encontrado el miembro más antiguo de la familia humana”, publicado en Nature el 11 de julio del 2002, John Whitfield confirma esta idea citando a Bernard Word, un antropólogo evolucionista de la Universidad de George Washington en Washington:
“Cuando fui a la Facultad de Medicina el 1963, la evolución humana parecía una escalera” dice [Bernard Wood]. La escalera iba de mono a hombre a través de una serie de peldaños intermedios, cada uno de los cuales era un poco menos parecido al mono que el anterior. Ahora la evolución humana parece más bien un arbusto. Tenemos una multitud de homínidos fósiles (…). Todavía se discute de qué manera están relacionados unos con otros y cuáles de ellos son antepasados de los humanos (si es que lo es alguno).21
Son destacables los comentarios de Henry Gee, redactor jefe de Nature y destacado palenteólogo, acerca de esta especie fósil recientemente descubierta. En su artículo publicado en The Guardian, Gee se refiere al debate sobre este fósil y declara:
Cualquiera que sea el resultado, la calavera muestra, de una vez por todas, que aquella vieja idea del “eslabón perdido” es una bobada (…) Debería estar muy claro que la idea misma de un eslabón perdido, que nunca fue fácil de defender, ahora no puede defenderse desde ningún punto de vista.22
Como hemos visto, el número creciente de descubrimientos trae resultados que se oponen a la teoría de la evolución, y nada a su favor. Si en el pasado hubiera tenido lugar un proceso evolutivo tal, debería haber muchos restos de él, y cada nuevo descubrimiento debería añadir fuerza a la teoría. En realidad, Darwin escribió en El origen de las especies que la ciencia avanzaría en esa dirección. Según él, el único problema de su teoría era que faltaba descubrir los fósiles adecuados, y esperaba que investigaciones futuras sirvieran para desenterrar un número ilimitado de fósiles que respaldarían su teoría. Sin embargo, los descubrimientos científicos posteriores, de hecho, han demostrado que los sueños de Darwin eran totalmente infundados.
Los descubrimientos acerca del hombre, de los cuales hemos visto algunos ejemplos, revelan algunos hechos importantes. En especial, han demostrado una vez más que la teoría evolucionista de que los ancestros del hombre fueron criaturas parecidas a los monos es una fantasía. Por este motivo, que esta especie de simio fuese un antepasado del ser humano queda completamente descartado.
En resumen, el registro fósil nos muestra que el hombre apareció hace millones de años con exactamente la misma forma que tiene ahora, y que ha llegado al momento presente sin sufrir ningún cambio evolutivo. Si los evolucionistas son tan científicos y honestos como ellos mismos dicen, deberían abandonar ahora mismo su imaginaria progresión de mono a hombre. El hecho de que no abandonen este árbol genealógico falso muestra que la evolución no es una teoría defendida en el nombre de la ciencia, sino un dogma que intentan mantener vivo a pesar de los hechos científicos.
9. Ian Anderson, »Who made the Laetoli footprints?” New Scientist, vol. 98, 12 Mayo 1983, p. 373.
10. D. Johanson & M. A. Edey, Lucy: The Beginnings of Humankind, Nueva York: Simon & Schuster, 1981, p. 250
11. R. H. Tuttle, Natural History, Marzo 1990, pp. 61-64
12. D. Johanson, Blake Edgar, From Lucy to Language, p.169
13. D. Johanson, Blake Edgar, From Lucy to Language, p.173
14. Boyce Rensberger, Washington Post, 19 Octubre 1984, p. A11.
15. »Is This The Face of Our Past,” Discover, Diciembre 1997, pp. 97-100
16. Villee, Solomon and Davis, Biology, Saunders College Publishing,1985, p. 1053
17. Hominoid Evolution and Climatic Change in Europe, Volumen 2, Editado por Louis de Bonis, George D. Koufos, Peter Andrews, Cambridge University Press 2001, capítulo 6, (negrita añadida)
18. Daniel E. Lieberman, »Another face in our family tree,” Nature, Marzo 22, 2001, (negrita añadida)
19. John Whitfield, »Oldest member of human family found,” Nature, 11 Julio 2002
20. D.L. Parsell, »Skull Fossil From Chad Forces Rethinking of Human Origins,« National Geographic News, 10 julio, 2002
21. John Whitfield, »Oldest member of human family found,« Nature, 11 Julio 2002