Las criaturas mitad reptiles, mitad peces aquí ilustradas nunca existieron. No hay ni la más mínima evidencia que corrobore tales afirmaciones darwinistas.
El evolucionista Dr. David Raup, conservador de Geología del Museo de Historia Natural de Chicago, dijo lo siguiente:
La teoría de Darwin de selección natural ha estado siempre relacionada con la evidencia fósil, y probablemente la mayoría de la gente asume que los fósiles proveen una parte muy importante del argumento general a favor de las interpretaciones darwinistas de la historia de la vida. Lamentablemente, esto no es estrictamente cierto. 4
Quienes hayan visitado cualquier museo de historia natural han encontrado intensa propaganda evolucionista. Se muestran reconstrucciones imaginarias y falsos huesos hechos a mano que supuestamente pertenecieron a nuestros antepasados imaginarios. Un sólo fragmento fosilizado de un ser viviente de otra época, el cual no constituye evidencia de la evolución, es mostrado como una muy importante “evidencia de la forma intermedia” de la transición ficticia del pez al anfibio. Un hueso de costilla – que obviamente confirma el hecho de la creación pero que es malinterpretado y mostrado como “prueba de la evolución” por los evolucionistas – es exhibido con gran orgullo. Basados en las detalladas descripciones de supuestos fósiles y los nombres en latín que se les adjudicaron, muchos de quienes los examinan están convencidos de estar tratando con una prueba de la evolución. Pero el verdadero objetivo de esta parte de los museos es dar la impresión de que algo existe cuando de hecho no es así, y exhibir propaganda sobre algo que no tiene existencia real alguna.
Las criaturas mitad humanas, mitad simios nunca existieron. La evidencia científica muestra que los seres humanos siempre han existido como seres humanos. Los evolucionistas se toman el cuidado de esconder este hecho, y recurren a varios engaños para afirmar lo contrario.
SAHTE = FALSO
Los evolucionistas imaginan que pueden lograr sus objetivos con estos métodos, porque los visitantes de los museos no son conscientes del hecho de que no existe ni un fósil de forma intermedia que avale la teoría de la evolución – y que los fósiles vivientes que no han sufrido cambios por millones de años, contrario a las afirmaciones de la teoría de la evolución, yacen ocultos en depósitos, a menudo directamente debajo de las mismas exhibiciones.
Pero los esfuerzos de los evolucionistas son en vano. No se han descubierto fósiles de formas intermedias que documenten la evolución sobre la Tierra. No queda ni el más mínimo rastro de estas criaturas imaginarias, peculiares, y semi-desarrolladas que deberían haber existido en el transcurso de millones de años. El proceso de la evolución es meramente una creencia – una esperanza que millones de darwinistas esperan que se haga realidad. Pero el registro fósil nunca permitió que este sueño se convierta en realidad. Incontables fósiles han sido excavados en casi todo el mundo. Pero los fósiles de formas intermedias que faltaban en la época de Darwin están igualmente ausentes hoy en día. Y es imposible que alguna vez puedan ser encontrados, ya que la evolución nunca tuvo lugar. Inventando teorías ficticias, construyendo su propias formas intermedias imaginarias de yeso y baquelita, y produciendo “reconstrucciones” y “concepciones de artistas” que ilustran las supuestas vidas de esas formas intermedias, los darwinistas buscan darle vida a una supuesta evolución.
Cada fósil que los darwinistas desentierran, intentan describirlo como uno que respalda su teoría. Al hacer uso de la falta de conocimiento de temas científicos del público, se sienten libres para distorsionar los hechos. Un método al que recurren más frecuentemente es describir formas de vida extintas como evidencia para su panorama evolucionista. Los fósiles exhibidos en una gran cantidad de museos son acompañados por comentarios evolucionistas—los cuales no tienen un valor científico real.
El hecho es, sin embargo, que sus esfuerzos nunca podrán dar frutos. Las condiciones actuales son diferentes a las de la época de Darwin. Los hechos científicos están saliendo a la luz, y nuevos hallazgos revelan constantemente evidencias de la Creación. Ningún darwinista puede continuar sosteniendo que el registro fósil es insuficiente. Los datos científicos y el registro de fósiles han revelado hechos indiscutibles. La ausencia de fósiles intermedios es demasiado obvia para continuar siendo encubierta por los evolucionistas.
No Hay Fós i les Intermedios
Las "formas de vida intermedias" en esta imagen conjetural nunca existieron.
Sahte= Falso= Falsch
El celacanto, que ha sobrevivido sin cambios por 400 millones de años.
En la revista Science, D. S. Woodruff, de la Universidad de California, expone la gran desilusión que los evolucionistas han sufrido:
Pero las especies fósiles no han cambiado en absoluto a lo largo de la mayor parte de su historia y el registro no contiene ni un solo ejemplo de una transición significativa. 5
En los estratos en los que cazan fósiles intermedios, los darwinistas encuentran continuamente fósiles de seres vivos que nunca experimentaron cambios en el transcurso de millones de años y que nunca estuvieron expuestos a la evolución. Las evidencias de la Creación suman millones todos los días, pero los fósiles intermedios que los evolucionistas han estado esperando con tanta anticipación no están en ninguna parte. Han tenido, por lo tanto, que conformarse con mostrar como fósiles de forma intermedia a lo que en verdad son pruebas de la Creación. Usando varias técnicas de propaganda, intentan pintar formas de vida altamente complejas que datan de hace millones de años como evidencia para su propia teoría. Al presentar sus interpretaciones tendenciosas de los fósiles, trataron de describir las complejas alas de un ave altamente desarrollada como “en desarrollo”, y las aletas de un pez como las futuras patas de una criatura que se prepara para emerger a la tierra. Por esos medios, intentaron presentar al celacanto como ejemplo de la transición del agua a la tierra, y al Archæopteryx como un reptil que pasa de la tierra al aire.
Pero incluso estos restos fosilizados muestran que estas criaturas poseían características extremadamente complejas, pero no intermedias. En efecto, cuando un celacanto vivo - una de las formas de vida que habían sido el objeto de estas especulaciones evolucionistas – fue atrapado bajo el agua en 1938, unos 400 millones de años después de los especímenes fosilizados, destruyó todos los sueños evolucionistas.
EL PILTDOWNEL HOMBRE DE PILTDOWN BROMA PESADA
FALSCH
El hombre de Piltdown, descrito por 43 años como una prueba altamente significativa que confirma la evolución, resultó ser una broma pesada. En 1953, investigaciones en su cráneo revelaron que el hombre de Piltdown no era ningún fósil, sino una falsificación producida al combinar huesos de hombre y de orangután.
Derecha: excavaciones en Piltdown, lugar de nacimiento del escándalo del Hombre de Piltdown.
Los evolucionistas están sufriendo una desilusión similar en lo que concierne al Archæopteryx, el cual ha sido mostrado por investigaciones científicas como un pájaro capaz de volar. Los evolucionistas se quedaron sin palabras cuando se descubrió que el Archæopteryx, presentado por muchos años como la evidencia crucial de la transición imaginaria de la tierra al aire, tenía músculos de vuelo, plumas idealmente preparadas para volar y una estructura de alas perfecta.
Otros incidentes que revelaron el aprieto en el que se hallaban los evolucionistas por las formas intermedias fueron el Hombre de Piltdown y el Hombre de Nebraska, que fueron presentados alguna vez como supuestas pruebas de la evolución. Al enfrentarse a la desesperanza causada por la ausencia de formas intermedias, los evolucionistas llegaron a adjuntar la mandíbula de un orangután al cráneo de un hombre recientemente fallecido. Lo llamaron El Hombre de Piltdown y exhibieron esta falsificación por los siguientes 40 años. Este fósil falso, exhibido en el Museo Británico, fue prontamente retirado cuando el engaño salió a la luz.
El Hombre de Nebraska fue el objeto de incontables ilustraciones y reconstrucciones imaginarias – todas basadas en un solo diente. Mirando a este único diente, los evolucionistas afirmaron que había venido de un fósil de forma intermedia que combinaba características de humanos y de simios. Pero más tarde se determinó que este diente pertenecía a un jabalí salvaje. Similarmente, los fósiles que incontables visitantes de museos consideran como supuestas “evidencias de la evolución” son el producto de una lógica fraudulenta.
El paleontólogo evolucionista George Gaylord Simpson, del Museo Americano de Historia Natural, admite el problema con las formas intermedias que enfrentan los evolucionistas:
Esto se aplica a todos los 32 órdenes de mamíferos… Los miembros más antiguos y primitivos de cada orden ya tienen la secuencia de caracteres ordinales, y en ningún caso es una secuencia aproximadamente continua de un orden a otro orden conocido. En la mayoría de los casos el corte es tan marcado y el bache tan grande que el origen del orden es especulativo y muy discutible… Esta ausencia regular de formas de transición no se limita a los mamíferos, sino que es un fenómeno casi universal, como fue advertido por los paleontólogos. Se aplica a casi todas las clases de animales, tanto vertebrados como invertebrados… Se aplica a las clases y es también aparentemente una característica de las categorías análogas de plantas.6
A pesar de la falta total de evidencia, los evolucionistas continúan manteniendo que “los seres vivos evolucionaron”. Esta afirmación involucra a millones de especies que no podrían haber existido, y mucho menos surgido. Aún así, los evolucionistas sostienen que se desarrollaron en el transcurso de un proceso -la evolución- que no puede ser explicado. La imposibilidad de que la proteína surja espontáneamente en un ambiente no inteligente ha sido comprobada. Sin embargo, según la evolución, tal milagro ocurrió y la proteína se originó como resultado del azar.
Las proteínas son moléculas complejas que constituyen los cimientos de las células vivientes y los cuales también conllevan responsabilidades importantes dentro de ellas. Las probabilidades de que la molécula de proteína promedio se haya originado por casualidad son uno en 10950 (En términos prácticos, este número representa cero probabilidad). Los matemáticos, también, de esta forma le asestan un golpe al darwinismo.
También es imposible que todos los organelos de las células hayan aparecido juntos como resultado de una coincidencia. Sin embargo, según la evolución, eso es justamente lo que ocurrió. Este milagro también tuvo lugar -dando origen al núcleo de la célula, genes, ADN, encimas y otras incontables estructuras que no pueden ser producidas artificialmente hoy en día, incluso bajo condiciones controladas de laboratorio. Aun así, según la evolución, todas surgieron como resultado del azar.
Los evolucionistas están analizando los registros fósiles en la búsqueda de algún rastro de este proceso y de los cambios involucrados. Pero, nuevamente, según los evolucionistas, otro milagro debe haber tenido lugar – y todos los rastros de los registros desaparecieron.
La lógica de sus argumentos es la siguiente: La evolución surge de una lista de millones de imposibilidades que, según la evolución, se originaron en coincidencias ciegas e inconscientes. El darwinismo, aunque niega a Dios y a cualquier suceso o fenómeno sobrenatural, no duda al afirmar que millones de organismos vivos nacieron de una serie de milagros. Por lo tanto, la teoría de la evolución, presentada como científica, es en verdad una creencia que adopta incontables milagros como sus múltiples deidades.
La teoría de la evolución no ha podido probar que una sola proteína puede haber surgido espontáneamente. No puede señalar ni un espécimen de forma intermedia que demuestre que una especie viviente ha evolucionado. La teoría es refutada por sus dos propios fundamentos más importantes – y se encuentra en un gran aprieto que no puede ser ocultado encubriendo la falta de formas intermedias en los registros fósiles ni escondiendo ejemplos de fósiles vivientes, cuyos números aumentan con el correr de los días.
Al contrario, al enfrentarse a esta falta de evidencia, los darwinistas continúan expandiendo sus métodos fraudulentos. Pero la gente está volviéndose más consciente de que la evolución sigue siendo enseñada por razones enteramente ideológicas, no científicas. Los darwinistas quieren dar la impresión de que los fósiles de forma intermedia existen cuando en verdad no es así, y esconden pruebas de la Creación en bóvedas de museos. ¿Por qué? La razón es obvia: Son bien conscientes de las incontables e incontrovertibles pruebas de la existencia de Dios, el Señor de todos los mundos. Y debido a que están luchando para negar la existencia de Dios, intentan ocultar estos hechos. Sin embargo, Dios manifiesta Su propia existencia con incontables pruebas – y constantemente frustra los planes de los Darwinistas.
¿Acaso no vieron que Nosotros decretamos que fueran perdiendo territorio a manos de los creyentes? Cuando Allah decide algo nadie lo puede impedir, y él es rápido en ajustar cuentas. Por cierto que anteriormente [los incrédulos] también se confabularon [contra los Mensajeros] pero Allah desbarató los planes de todos ellos, y él bien sabe lo que cada alma se propone realizar; y ya sabrán los incrédulos quiénes merecerán la peor de las moradas [el Infierno]. (Surat ar-Ra'd, 41-42)
La teoría de la evolución afirma que los seres vivos se desarrollaron o “descendieron” en otras formas de vida bajo los efectos de las mutaciones. La ciencia moderna, sin embargo, ha dejado claro que este es un grave engaño. No hay ni una forma intermedia que indique que las formas de vida moderna se han diversificado a través de cambios mínimos.
De acuerdo a la teoría de la evolución, todas las especies que actualmente viven, y que alguna vez vivieron en la Tierra, descendieron la una de la otra. Según esta teoría, la transición de una especie a otra se llevó a cabo lenta y progresivamente. Por lo tanto, de acuerdo a esta afirmación, varias formas de vida que representan una transición entre dos especies y tienen algunas de las características de la otra deberían haber existido alguna vez. De acuerdo a las afirmaciones evolucionistas, por ejemplo, las formas de vida con branquias vestigiales y pulmones rudimentarios, con apéndices que son mitad aletas y mitad pies, deben haber existido por millones de años hasta que los peces puedan finalmente emerger – y sobrevivir – sobre la tierra, antes de convertirse en reptiles. Los evolucionistas se refieren a estas criaturas imaginarias, las que creen que alguna vez vivieron en el pasado, como “formas intermedias.”
Si la teoría de la evolución fuera verdadera, entonces muchas criaturas como estas debieron existir en el pasado. La cantidad y tipos de estas criaturas deben haber llegado a millones, incluso miles de millones. Y los restos de al menos algunas de estas formas de vida monstruosas deberían haber sido encontradas en los registros fósiles.
Si embargo, hasta la fecha no se ha encontrado ni un solo fósil de forma intermedia. De hecho, Charles Darwin, quien propuso por primera vez la teoría, escribió esto en el capítulo “Dificultades de la Teoría” en su libro El Origen de las Especies:
¿…Por qué, si las especies han descendido de otras especies por gradaciones insensatamente finas, no vemos en todas partes innumerables formas de transición? ¿Por qué no está la naturaleza toda en confusión en lugar de estar las especies, tal como las vemos, bien definidas? …Pero, como según esta teoría han existido innumerables formas de transición, ¿por qué no las encontramos inmersas en incontables números en la corteza terrestre? ¿…Por qué no está cada formación geológica y cada estrato lleno de tales eslabones intermedios? La geología seguramente no revela ninguna cadena orgánica finamente graduada y esto, quizás, es la más obvia y solemne objeción que puede haber a mi teoría.7
Desafiados por las propias palabras de Darwin, los paleontólogos evolucionistas de mitades del siglo XIX hasta el presente han llevado a cabo investigaciones de fósiles por el mundo entero en búsqueda de formas intermedias. Todos los hallazgos de las excavaciones muestran que, al contrario de las expectativas de la teoría de la evolución, todas las especies aparecieron en la Tierra súbitamente, perfectamente formadas y de una manera perfecta.
El famoso paleontólogo británico Derek Ager admite esto, a pesar de que también defiende la teoría de la evolución:
El argumento que surge es que si examinamos los registros fósiles en detalle, ya sea a nivel de los órdenes o de las especies, encontramos – una y otra vez – no una evolución gradual, sino la explosión súbita de un grupo a costa de otro.8
Mark Czarnecki, otro paleontólogo evolucionista, hace un comentario similar:
Un problema importante para probar la teoría ha sido los registros fósiles, las huellas de especies desaparecidas preservadas en las formaciones geológicas de la Tierra. Estos registros nunca han revelado rastros de las variantes intermedias hipotéticas de Darwin – en su lugar, las especies aparecen y desaparecen abruptamente, y esta anomalía ha impulsado el argumento creacionista: las especies fueron creadas por Dios. 9
En su libro El Cuello de la Jirafa: Cuando Darwin se Equivocó, el famoso biólogo Francis Hitching dice:
Si encontramos fósiles, y si la teoría de Darwin era correcta, podemos predecir lo que las rocas deben contener, fósiles finamente gradados que conducen de un grupo de criaturas a otro en un nivel de complejidad más alto. Las “pequeñas mejoras” en generaciones subsiguientes deberían ser tan fácilmente preservadas como las especies mismas. Pero esto casi nunca es el caso. De hecho, sucede lo opuesto, tal como el mismo Darwin se quejaba: “han existido innumerables formas de transición, ¿por qué no las encontramos incrustadas en incontables números en la corteza terrestre?” Darwin opinaba, sin embargo, que la “extrema imperfección” de los registros fósiles era simplemente una cuestión de excavar más fósiles. Pero cuando más y más fósiles fueron excavados, se descubrió que la mayoría de ellos, sin excepción, eran muy cercanos a los animales actuales. 10
Formas intermedias imaginarias
Las formas intermedias que tienen las características de dos especies diferentes existen sólo en la imaginación de los darwinistas. De hecho, tales criaturas nunca existieron.
Tal como lo afirma Darwin y otros citados anteriormente, el hecho que ni un solo fósil de forma intermedia haya sido encontrado hasta el día de hoy revela claramente la invalidez de la teoría de la evolución. Porque, primeramente, si todos los seres vivientes se hubieran convertido en otras formas de vida, deberían haber dejado un gran número de fósiles intermedios durante su proceso de transición, y por todo el mundo, los registros fósiles deberían estar llenos de estas formas intermedias en varias etapas de evolución. El hecho es, sin embargo, que de los 100 millones de fósiles excavados hasta ahora, todos corresponden a formas de vida totalmente formadas.
Los registros fósiles demuestran que las especies vivientes surgieron instantáneamente con sus diferentes estructuras, y se han mantenido inmutables por largos períodos geológicos. Stephen Jay Gould, el paleontólogo y evolucionista de la Universidad de Harvard, admite esto con las siguientes palabras:
La historia de la mayoría de las especies fósiles incluyen dos características particularmente inconsistentes con el gradualismo:
1. Estancamiento. La mayoría de las especies no muestran un cambio direccional durante su estadía en la tierra. Aparecen en los registros fósiles con la misma apariencia que cuando mueren, el cambio morfológico es usualmente limitado y sin dirección.
2. Aparición súbita. En cualquier área local, una especie no surge gradualmente por la transformación constante de sus ancestros, aparece de una sola vez y “completamente formada”. 11
Si la evolución hubiera tenido lugar, la Tierra debería estar llena de miles de millones de fósiles intermedios. Además, por los efectos de la mutación, estas formas de vida, cuyos números ascenderían a millones, deberían ser bastante anormales en su apariencia.
De acuerdo a las afirmaciones de los evolucionistas, todos los seres vivientes – y los órganos que poseen – se formaron como resultado de mutaciones aleatorias. Si esto hubiera sido así, un órgano que haya comenzado con una estructura anormal debería haber estado sujeto a muchas mutaciones cuando sus funciones estaban en desarrollo. Cualquier órgano de estas características debería haber asumido una forma anormal después de otra en todas y cada una de sus etapas. Antes de asumir la apariencia perfecta y satisfactoria que muestran hoy, los seres vivientes en cuestión deben haber soportado estructuras anormales y se deben haber visto muy desgarbados. Por ejemplo, antes de que surgiera la cara humana, altamente simétrica con sus dos orejas, dos ojos, una nariz y una boca, debería haber habido un gran número de caras anormales con una simetría imperfecta, con varias orejas y ojos, una nariz entre los ojos o sobre la mandíbula, con algunos ojos en la nuca o en las mejillas, con una nariz donde debería haber una oreja, extendiéndose hasta el cuello y millones, o incluso miles de millones, de otros defectos. Efectivamente, antes de que esa etapa hubiera sido alcanzada, debería haber habido extrañas formas de vida con una oreja en las plantas de los pies o un ojo en su espalda, sus bocas en sus estómagos, con dos o tres cerebros, incapaces de pararse porque no habría desarrollado rótulas, con tres o cinco brazos en un costado de su cuerpo en lugar de uno, o cuyos huesos de los pies iba de izquierda a derecha en lugar de ir de atrás para adelante para permitirles pararse correctamente.
Si las afirmaciones de los darwinistas fueran ciertas, entonces los registros fósiles deberían contener un alto número de formas de vida muy extrañas con varias cuencas, narices en diferentes lugares, una mandíbula en la parte de atrás así como en el frente, y cráneos desarrollados anormalmente, como se ilustra aquí. Pero ningún fósil de estas características ha sido encontrado después de 150 años de investigaciones. Por el contrario, todos los fósiles excavados hasta la fecha muestran que todos los seres vivientes han sido perfectos y completamente formados desde el momento en el que nacieron, y nunca cambiaron durante su existencia.
Sin embargo, no existe ni un solo ejemplo de esto. Muchos fósiles humanos con dos, tres o cuatro cabezas; con cientos de ojos como insectos, con varios brazos e incluso brazos de dos o tres metros de longitud y muchas otras anormalidades deberían haber sido hallados. De igual forma, debería haber especímenes anormales de cada especie de plantas y animales. También los fósiles intermedios de todas las criaturas marinas deberían haber engendrado individuos anormales. Todos los millones de fósiles corresponden a seres vivientes perfectamente normales.
Este hecho es una expresión clara del colapso de la teoría de la evolución. Ninguna persona racional puede aceptar la teoría con la esperanza de que esas excepciones sean halladas algún día, aunque cada fósil descubierto en los últimos 150 años refuta la teoría de la evolución. Ciento cincuenta años han pasado, no queda en la Tierra ningún lecho fósil por excavar, y han sido gastados millones de dólares. Pero los fósiles transitivos que Darwin esperaba no han sido hallados. Por otro lado, tenemos millones de “fósiles vivientes” que revelan el hecho de la creación.
Si los seres vivientes hubieran asumido sus estructuras y apariencias actuales a través de decenas de miles de cambios mínimos, los innumerables ejemplares de fósiles deberían documentar este desarrollo ilusorio. Entidades anormales con dos cerebros, tres columnas verticales, cuatro ojos, dos mandíbulas, tres narices, siete dedos, y tres piernas deberían estar entre las pruebas. Sin embargo, todos los fósiles hallados hasta la fecha muestran que los seres humanos siempre han existido como seres humanos.
Quien perfeccionó todo lo que ha creado, y comenzó la creación del hombre a partir de barro. Luego hizo que su descendencia surja de una gota de esperma insignificante. Le dio forma e insufló en él el espíritu. Él os ha dotado de oído, vista e intelecto, pero poco es lo que le agradecéis. (Surat as-Sayda: 7-9)
Los ojos han sido colocados en cuencas, los cuales son insertados en el cráneo, rodeados por tejidos especiales en una superficie protectora de tejido graso. Son protegidos por la nariz, los músculos y los pómulos superiores.
Además de estar bien protegidos, los ojos han sido colocados en una región del cuerpo que permite la forma de visión más cómoda y eficiente. ¿Qué pasaría si los ojos estuvieran en otra parte de la cara – bajo la nariz, por ejemplo? Esto presentaría el peligro de un posible daño y también le daría a la cara una apariencia desagradable. En términos de la vista, nuestra visión sería mucho más limitada.
En todos los aspectos, el hecho que los ojos están localizados idealmente y de forma simétrica es también excelente en términos estéticos. La distancia promedio entre los ojos es el ancho de un ojo. Cuando esta proporción es alterada – es decir, cuando la distancia entre los ojos es más grande o más pequeña, se altera entonces toda la expresión de la cara.
El ojo, junto con todas sus características, es una de las pruebas de que los seres humanos son creados por Dios. En el Corán, Dios nos informa que:
Allah es Quien hizo de la Tierra un lugar habitable para vosotros y del cielo un techo, os dotó de una bella figura, y os sustenta con cosas buenas. Aquel [que os agracia] es Allah, vuestro Señor. Bendito sea Allah, Señor del Universo. (Surah Ghafir, 64)
Sin embargo, los evolucionistas sostienen que el ojo gradualmente adquirió su perfecta estructura bajo los efectos de mutaciones aleatorias. De acuerdo a esta afirmación, una sucesión de consecuencias no intencionales y al azar tuvieron lugar en el transcurso de millones de años y, por lo tanto, el ojo sufrió millones de diferentes anormalidades antes de lograr finalmente esta estructura inmaculada final. Por ejemplo, deberían haber existido ojos que surgieran de los pies o espaldas de los seres humanos en lugar de sus cabezas, numerosos como los ojos compuestos de los insectos en lugar de dos ojos simétricos, que pronto se vuelvan ciegos porque no poseyeran glándulas lagrimales, que la luz no pudiera pasar a través de ellos porque la córnea no fuera transparente y por lo tanto hiciese que la visión sea imposible, o que perdieran la habilidad de ver en el caso de un pequeño cambio en la luz porque el iris aún no había emergido. Además, estas son sólo algunas de las anormalidades posibles. Teniendo en cuenta todos los componentes del ojo y sus funciones, podemos imaginar millones de otras formas defectuosas de este órgano.
El hecho es que, sin embargo, hasta la fecha no ha sido encontrado ni un solo espécimen de fósil con tales estructuras oculares anormales o defectuosas. Todos los organismos en los registros fósiles poseen sus sistemas visuales perfectos. Esto demuestra que la afirmación hecha por la teoría de la evolución de que los seres vivientes se han desarrollado a través de cambios mínimos es un engaño.
4. David Raup, Conflicts Between Darwin and Paleontology, Field Museum of Natural History Bulletin, Field Museum of Natural History: Chicago IL, Januar 1979, Band 50, Nr. 1, S. 22-29
5. D. S. Woodroff, Science, Band 208, 1980, S. 716
6. George G., Simpson, Tempo and Mode in Evolution, Columbia University Press, New York, 1944, S. 105, 107
7. Charles Darwin, The Origin of Species, S. 172-280
8. Derek A. Ager, The Nature of the Fossil Record, Proceedings of the British Geological Association, Band 87, 1976, S. 133
9. Mark Czarnecki, "The Revival of the Creationist Crusade," MacLean's, 19 Januar 1981, S. 56
10. Francis Hitching, The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong, New Haven: Tichnor and Fields, 1982, S. 40
11. S. J. Gould, Evolution's Erratic Pace, Natural History, Band 86, Mai 1977