RobinienblattS
Edad: 45 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Green River, Wyoming, EEUU
Los Talas son generalmente árboles de tamaño mediano, que alcanzan una altura de 10 a 25 metros (33 a 82 pies).
Como todas las otras plantas, los Talas siempre se han mantenido como Talas, tal como testifican los registros fósiles. Todos los fósiles de Talas de la actualidad son idénticos a los que vivieron hace decenas de millones de años. Esta similitud exacta refuta la teoría de la evolución.
Edad: 300 millones de años
Período: Westphalian B., Duckmantian, Carbonífero Superior
Ubicación: Crock Hey Open Cast Quarry, Wigan, Lancashire, Reino Unido
Los registros fósiles prueban que las plantas, como todos los otros seres vivientes, no han sufrido ningún proceso evolutivo. Los helechos que vivieron hace 300 millones de años son completamente idénticos a los contemporáneos, tanto en su estructura como en su apariencia. Esta identidad hace que la evolución sea imposible, revelando que la Creación es un hecho científicamente obvio. Dios creó todos los seres vivientes en forma perfecta y completa, con todos sus rasgos actuales intactos, lo cual es también corroborado por los registros fósiles.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Las hayas, de la familia Fagaceae, son nativas de las zonas templadas de Europa, Asia y América del Norte. Los registros fósiles proporcionan una de las pruebas más llamativas que demuestran que estos árboles nunca han sufrido una evolución. Las hayas, cuyos rastros siempre aparecen con los mismos rasgos en los registros fósiles, no han experimentado ni el más mínimo cambio por decenas de millones de años, lo cual demuestra que estos árboles no evolucionaron gradualmente de ninguna otra planta. Con Su sabiduría superior, nuestro Señor creó la haya perfectamente, así como lo hizo con todas las otras especies vivientes.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Habiendo aceptado la evolución como su dogma principal y “empujando” a las plantas a cumplir con su panorama evolucionista —a pesar de su falta total de calificaciones para hacerlo— los darwinistas son reacios a admitir que los registros fósiles son contrarios a su teoría. Además, hacen esfuerzos meticulosos para esconder este hecho al público. Una de las pruebas que muestran que los fósiles de plantas van en contra de las explicaciones evolucionistas es el fósil de hoja de zelkova de 50 millones de años de edad ilustrado aquí. Los zelkovas que tienen 50 millones de años de edad son idénticos a los contemporáneos. Esta información sola es suficiente para invalidar la teoría de la evolución.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El árbol de ginkgo data de hace 250 millones de años. El primero en nombrar a estas plantas como “fósiles vivientes” fue Charles Darwin. Conciente de que las hojas de ginkgo representaban una amenaza para su teoría, Darwin definitivamente nunca esperó que esta amenaza sería sustentada por millones de otros fósiles vivientes que saldrían a la luz en los años subsiguientes. Mientras que un solo ejemplar de fósil viviente hizo que Darwin llegara a un punto muerto, los darwinistas contemporáneos deben explicar millones de ejemplares perfectos. La hoja de ginkgo de 50 millones de años de edad ilustrada aquí es sólo uno de estos ejemplos.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
En los registros fósiles, no existe ni un solo ejemplar que revele que una especie de planta se ha originado al evolucionar de otra especie por una serie de cambios menores. Incontables ejemplares de fósiles excavados revelan que cada planta ha sido creada con sus propios rasgos, y que se ha mantenido sin cambios mientras que la especie ha existido. Uno de los hallazgos que prueban este hecho es este fósil de olmo de 54 a 37 millones de años de edad.
Hoja de Abedul - Hoja de Robini
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Hoy, La Robinia vive principalmente en América del Norte, Europa, y las regiones de Asia que tienen climas templados. Los abedules que pertenecen a la familia Betulaceae también se han extendido en climas templados. Los fósiles de estas plantas evidencian que los abedules no han pasado por ningún proceso evolutivo. Por decenas de millones de años, los Robinia y los abedules se han mantenido en su forma original, lo cual revela que la evolución es una mentira y que la Creación es un hecho obvio.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Los sauces son árboles caducifolios que pertenecen a la familia Salicaceae. Como todas las otras especies de plantas, los sauces se han mantenido sin cambios por millones de años. En otras palabras, no han sufrido una evolución. Los sauces, refutando simplemente las afirmaciones de los darwinistas de la evolución gradual, una vez más verifican que Dios los creó, junto con todos los seres vivientes. El fósil de sauce de 54 a 37 millones de años de edad ilustrado aquí es una importante evidencia.
Edad: 300 millones de años
Período: Carbonífero Superior
Ubicación: Crock Hey Open Cast Quarry, Wigan, Lancashire, Reino Unido
Los organismos vivos que se mantuvieron sin cambios por cientos de millones de años refutan todas las afirmaciones darwinistas sobre los orígenes y el desarrollo de la vida. Los darwinistas afirman que los seres vivientes sufren cambios genéticos constantes que resultan en la evolución. Los fósiles, por otro lado, revelan que los seres vivientes nunca han cambiado desde el primer momento en el que aparecieron. El significado es claro: los seres vivientes no han evolucionado, sino que fueron creados por Dios Todopoderoso.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El serbal es un árbol del género Sorbus, que se extiende en las regiones más frías de América del Norte. Uno de los hallazgos que puso a Darwin en un punto muerto es el fósil de una planta como esta, el cual revela que el árbol en cuestión jamás ha sufrido, en ningún período de la historia, algún receso evolutivo. El fósil de 54 a 37 millones de años de edad ilustrado aquí es uno de esos hallazgos, probando que el serbal se ha mantenido igual por decenas de millones de años; y que Dios los creó tal como los vemos.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Este amelanchier (amelanchier) es un género de árboles coníferos y grandes arbustos, distribuidos ampliamente en las zonas templadas del Hemisferio Norte. La mayoría de las especies se hallan en América del Norte, y una sola especie crece en Europa y Asia. El fósil de hoja de amelanchier ilustrada aquí demuestra una vez más que la evolución es simplemente un producto de la imaginación. Los amelanchier siempre se han mantenido como tales, no han nacido por cambios graduales de otra especie de planta—lo cual acalla efectivamente a los darwinistas.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Ejemplares de fósiles de magnolia de 95 millones de años revelan la misma estructura y los mismos rasgos de los ejemplares actuales. Los árboles de magnolia que vivieron hace 95 millones de años, y aquellos que viven en la actualidad son idénticos. Este hecho solo es suficiente para invalidar la afirmación de los darwinistas que las especies vivientes evolucionaron las unas de las otras por medio de cambios graduales. Los organismos vivientes no han sufrido ninguna evolución, sino que fueron creados.
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El amelanchier es un pequeño árbol caducifolio con hojas alternadas o finamente dentadas, de dos a diez centímetros de largo y de uno a cuatro centímetros de ancho. La hoja de amelanchier fosilizada ilustrada aquí tiene los mismos rasgos, pero vivió hace aproximadamente 54 a 37 millones de años, durante el período Eoceno. Esto es una prueba obvia de que este árbol no ha sufrido evolución alguna. Con sus hojas y sus flores, el amelanchier mantiene las mismas características que tenía el día en que fue creado por primera vez.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
La hoja de abedul fosilizada ilustrada aquí vivió hace 50 millones de años. En su estructura y apariencia, este fósil revela que los abedules no han pasado por ningún cambio por 50 millones de años. Si una especie viviente no sufre ni el más mínimo cambio por 50 millones de años, no es posible de ninguna manera decir que esta especie ha evolucionado. Esta lógica, así como fue revelada en esta hoja de abedul, es válida para las otras especies vivientes. No han comenzado a existir al evolucionar por medio de coincidencias azarosas, sino que fueron creados.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Esta hoja de amelanchier, fosilizada junto a un tallo de secuoya, tiene 50 millones de años de edad y revela que por todo ese tiempo, ambas especies se han mantenido iguales. Frente a tales hallazgos fósiles, los darwinistas nunca pueden explicar cómo las plantas se originaron primeramente.
Pierre-Paul Grassé explica que la mutación —uno de los mecanismos conjeturales— y la casualidad no pueden explicar la existencia de las plantas:
La apariencia oportuna de mutaciones que permiten a los animales y la las plantas satisfacer sus necesidades parece difícil de creer. Pero la teoría de Darwin es incluso más exigente: una sola planta, un solo animal, requeriría miles y miles de eventos afortunados y apropiados. Por lo tanto, los milagros se convertirían en la regla: eventos con una probabilidad infinitesimal no podrían dejar de ocurrir… No hay ninguna ley contra soñar despierto, pero la ciencia no debe darse el lujo de hacerlo. (Pierre-Paul Grassé, Evolution of Living Organisms, Academic Press, New York, 1977, p. 103.)
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El árbol de magnolia, así nombrado por el botánico francés Pierre Magnol, es un gran género que abarca alrededor de 210 especies. El fósil ilustrado tiene aproximadamente 50 millones de años de edad. Las magnolias, tal como lo muestran otros fósiles de 95 millones de años, siempre se han mantenido como magnolias desde el momento en el que existieron. No han evolucionado de otras plantas ni se han convertido en otras especies. Los registros fósiles continúan siendo una de las pruebas más importantes de este hecho.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El biólogo Francis Hitching afirma que los millones de ejemplares fósiles recogidos hasta ahora no corroboran la teoría de la evolución de Darwin:
Si encontramos fósiles, y si la teoría de Darwin era correcta, podemos predecir lo que la roca debería contener; fósiles finamente graduados que nos llevan de un grupo de criaturas a un nivel de complejidad más alto. Las “mejoras menores” en las generaciones subsiguientes deberían ser preservadas tan fácilmente como las especies mismas. Pero esto no sucede casi nunca. De hecho, ocurre lo opuesto… (Francis Hitching, The Neck of the Giraffe: Where Darwin Went Wrong, New Haven: Ticknor and Fields, 1982, p. 40.)
Tal como dijo Francis Hitching, el fósil ilustrado muestra que las hojas de gingko se han mantenido iguales por 50 millones de años, también mostrando la inexactitud de las afirmaciones darwinistas.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Hasta el momento, muchos fósiles de plantas han sido descubiertos. Todos comparten una característica en común: son perfectos e idénticos a las plantas que viven actualmente. Por ejemplo, ha sido establecido el hecho de que hace billones de años, las algas —las cuales los evolucionistas presentaron como células primitivas y afirmaron que eran los ancestros de todas las plantas— tenían las mismas características que tienen en la actualidad.
Además, es imposible explicar el hecho de que ocurra la fotosíntesis a través del azar. El evolucionista turco Ali Demirsoy expresa esta imposibilidad:
La fotosíntesis es un evento bastante complicado, y parece imposible que emerja en un orgánulo dentro de una célula (porque es imposible que todas las etapas hayan sucedido a la misma vez, y no tiene sentido que hayan emergido por separado) (Prof. Dr. Ali Demirsoy, Kalitim ve Evrim [Inheritance and Evolution], Ankara: Meteksan Publications, p. 80.)
Edad: 54-37 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
Los abetos de entre 30 y 40 especies diferentes existen a través de muchas de las regiones templadas del Norte, habiendo el número mayor de especies en Asia del Este, particularmente en China. Sólo dos especies se encuentran en Europa, y solo una en el este de América del Norte. Los hallazgos fósiles revelan que los abetos que viven en la actualidad y aquellos que vivieron hace decenas de millones de años no eran diferentes. Los abetos, los cuales han sobrevivido por millones de años sin cambios, desafían las afirmaciones de Darwin y proclaman a la Creación como un hecho evidente.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
A través de una propaganda casi incesante, las publicaciones darwinistas tratan de mostrar a la evolución como una teoría científica, inculcando la mentira que “la evolución es científica.” Sin embargo, muchos científicos —incluyendo evolucionistas— señalan que la teoría de Darwin está lejos de ser corroborada por cualquier evidencia científica. Uno de ellos, el evolucionista turco Cemal Yildirim, expresa cómo la evolución carece de apoyo científico:
Ningún científico (ya sea darwinista o neo-darwinista) puede sugerir la noción de que la teoría de la evolución está comprobada. (Cemal Yildirim, Evrim Kurami ve Bagnazlik [The Theory of Evolution and Bigotry], Bilgi Publishing, January 1989, pp. 56-57.)
Tal como Darwin también confiesa, aunque no existe ni un sólo hallazgo científico corroborando la evolución, innumerables fósiles prueban que las especies vivientes fueron creadas. Uno de estos es la hoja de jaboncillo de 50 millones de años de edad ilustrada aquí.
Edad: 300 millones de años
Período: Carbonífero
Ubicación: Saint Clair, Pennsylvania, EEUU
Durante excavaciones a través de los últimos 150 años, no se ha hallado ni un solo fósil de planta a medio desarrollar, supuestamente primitiva que posea las características de dos especies diferentes (por ejemplo, una planta mitad helecho, mitad arbusto). Esto tira abajo cualquier afirmación de que las plantas han evolucionado. Otros hallazgos que invalidan esta afirmación son los incontables fósiles de plantas que están vivos actualmente. El helecho de 300 millones de años de edad es uno de esos “fósiles vivientes” que revelan que la evolución es un engaño.
Edad: 65-23 millones de años
Período: Terciario Inferior
Ubicación: New Bamberg, Alemania
La estructura de las piñas, órganos en coníferas que contienen los ovarios de las plantas, se ha mantenido igual por millones de años, así como con las estructuras de todas las otras especies vivientes. Esta piña, de 65 a 23 millones de años de edad, y otras idénticas de nuestra época son unos de los importantes ejemplos que revelan que a través de todos estos largos años, la evolución nunca ha ocurrido.
Edad: 320 millones de años
Período: Carbonífero
Ubicación: Lancashire, Reino Unido
Los hallazgos de fósiles han puesto a los evolucionistas en una posición tal que no pueden ya seguir defendiendo sus afirmaciones sobre el origen de las plantas. N. F. Hughes, un paleobotánico evolucionista, lo confiesa de esta manera:
… Con pocas excepciones de detalles, no obstante, el fracaso al encontrar una explicación satisfactoria ha persistido, y muchos botánicos han concluido que el problema no es solucionable, por medio del uso de evidencia de los fósiles. (N. F. Hughes, Paleobiology of Angiosperm Origins: Problems of Mesozoic Seed-Plant Evolution, Cambridge: Cambridge University Press, 1976, pp. 1-2.)
Eines der Exemplare, die es den Darwinisten unmöglich machen, die Evolutionstheorie zu verteidigen, ist der abgebildete 320 Millionen Jahre alte Farn. Evolutionisten gelingt es nicht, dieses Exemplar zu erklären. Es ist eines der zahllosen Fossilien. Die zeigen, dass Pflanzen sich nicht entwickelt haben, sondern von Gott erschaffen wurden.
Edad: 37-23 millones de años
Período: Oligoceno
Ubicación: Bonanza, Utah, EEUU
Los evolucionistas afirman que las plantas se originaron de un ancestro común, pero no logran ofrecer ni un sólo hallazgo científico que lo pruebe. Por otro lado, incontables descubrimientos muestran que las plantas fueron creadas por separado, con rasgos característicos de cada especie, y que no evolucionaron. Uno de ellos es la rama de sicomoro de 37 a 23 millones de años de edad que se fosilizó junto con su vaina de semillas. Este fósil, que no es diferente de los sicomoros vivos actualmente, invalida la teoría de la evolución.
Edad: 70 millones de años
Período: Cretáceo Superior
Ubicación: Formación Hell Creek, Montana, EEUU
El higo es el fruto del Figus, un género de aproximadamente 800 especies de árboles leñosos y arbustos. El fósil de higo de 70 millones de años de edad ilustrado revela que los evolucionistas no pueden explicar el origen de las plantas, junto con el de los animales. Más que unas pocas especulaciones, la teoría de la evolución no ofrece información sobre el origen de decenas de miles de plantas y sus frutos y flores. Además, todas estas especulaciones son refutadas por los hallazgos de fósiles concretos.
Edad: 308-294 millones de años
Período: Carbonífero
Ubicación: Jastrzebie, Polonia
El fósil de helecho con semilla ilustrado aquí tiene alrededor de 308 millones de años de edad, y desafía a la evolución con su estructura, sin cambios por cientos de millones de años.
Si las afirmaciones que las especies vivientes se desarrollan al cambiar constantemente fueran verdaderas, los helechos deberían haber evolucionado en árboles y las células germen tenido que cambiar y desarrollar estructuras totalmente diferentes. Pero a pesar de esos 300 millones de años, ningún cambio ha sido experimentado y no pasará en el futuro. Los helechos actuales son idénticos a aquellos helechos que vivieron hace cientos de millones de años. Nunca experimentaron ningún proceso evolutivo, sino que fueron creados con todos sus rasgos actuales.
Edad: 308-294 millones de años
Período: Carbonífero
Ubicación: Czerwionka, Polonia
Un helecho es cualquier ejemplar del grupo de plantas clasificadas en el filo de Pteridophyta. La mayoría de las especies crecen en ambientes húmedos, entre rocas o bajo los árboles. Este ejemplo ha sobrevivido hasta nuestros días sin ningún cambio desde el principio del período Carbonífero.
Junto con las hojas, los registros fósiles también proveen ejemplares de esporas de helecho. Las esporas son los cuerpos reproductivos unicelulares que existen en algunas plantas, los cuales son altamente resistentes a condiciones negativas. Los helechos que se reproducen a través de esporas tienen esporangio bajo sus hojas que contienen estas células.
Aquí ilustrado se encuentra la parte inferior de una hoja de helecho, la cual posee esporangio. Por cientos de millones de años, los helechos se han estado reproduciendo en la misma manera y han conservados sus rasgos físicos. Los evolucionistas, quienes afirman que las especies vivientes se han desarrollado gradualmente y cambian constantemente, no pueden explicar esta situación de ninguna manera científicamente convincente. Este estado inalterable de la estructura de las especies vivientes muestra que la evolución nunca ha ocurrido, y que nuestro Señor las ha creado a todas tal como las vemos.
Edad: 50 millones de años
Período: Eoceno
Ubicación: Formación Cache Creek, Columbia Británica, Canadá
El mismo Darwin era consciente de que su teoría era contradictoria, inconsistente y poco realista, y expresó sus preocupaciones en sus artículos y cartas. Por ejemplo, en una carta a su amigo Asa Gray, un profesor de biología de Harvard, escribió que su teoría de la evolución era sólo una especulación:
Soy muy consciente de que mis especulaciones van más allá de los límites de la verdadera ciencia. (N.C. Gillespie, Charles Darwin and the Problem of Creation, 1979, p. 2.)
Después de Darwin, muchos científicos confirmaron que la teoría de la evolución no tiene valor y que es sólo especulativa. Una de las ramas de la ciencia que confirmó esto fue la paleontología. Todos los fósiles recolectados hasta ahora demuestran que la evolución no ha ocurrido con ninguno de ellos. Un fósil que muestra este hecho es el fósil de 50 millones de años de edad aquí ilustrado.