La modestia es uno de los conceptos esenciales sobre los que el Corán llama nuestra atención reiteradamente. Ser modesto y humilde son signos de la fe, mientras que la arrogancia es una característica típica de la incredulidad.
Si se da por hecho que la modestia es comparable a la fe y la arrogancia a la incredulidad, es porque la fe conduce al hombre al entendimiento y la sabiduría, mientras que la incredulidad le dificulta adquirir estas virtudes. Al edificar una conciencia de Dios a través de la sabiduría, el individuo que abriga la fe en su corazón no se atrevería a comportarse de manera arrogante. Reconoce de buena gana que Dios lo controla todo y que él, como hombre que es, sólo es un servidor bendecido con muchos favores. Una persona de entendimiento ve el poder de Dios en todo y se da cuenta de su propia debilidad. El ser humano es débil: siente hambre, es propenso a la enfermedad, sufre dolor… Además, no puede evitar envejecer. No se creó a sí mismo y por ello no puede escapar de la muerte. Al tener un cuerpo vulnerable, está destinado a vivir durante un tiempo limitado y luego yacer en su tumba. Finalmente, regresará con su Creador. No tiene ningún motivo para ser arrogante. Incluso aunque piense que lo tiene, el hecho es que todo lo que es, o lo que posee, es un regalo de Dios. Es su obligación estar agradecido en vez de mostrarse arrogante.
El reconocimiento del Creador se manifiesta en el modo en que actúa una persona. Es totalmente consciente de su debilidad a ojos de Dios, pero esto no significa que muestre debilidad ante los demás. Únicamente revela dicha debilidad a Dios. Los demás le conocen por su dignidad, honor, modestia, confianza en sí mismo y madurez.
Al carecer de la inteligencia para imaginar a Dios, los incrédulos se mantienen en su propia vana arrogancia y orgullo. Se ven a sí mismos como identidades separadas independientes de Dios. Se sienten orgullosos de sí mismos por su inteligencia, riqueza, buena apariencia y buena reputación. No llegan a comprender que se trata de préstamos que Dios les hace y que les puede retirar en cualquier momento. Otra característica de los incrédulos es su complejo de inferioridad. Generalmente aparece como consecuencia de no ser capaz de lograr un determinado estatus, posición o nivel de vida. Ignorando por completo conceptos básicos como la sumisión a Dios y el confiar en Él, los incrédulos pueden sufrir diferentes tipos de complejos, principalmente los de inferioridad o superioridad. El Corán define así la situación en que se encuentran:
(56) Ciertamente, quienes cuestionan los mensajes de Dios sin tener potestad alguna para ello --en sus corazones no hay más que una vanidad desmedida, que nunca podrán satisfacer: ¡busca, pues, refugio en Dios –ya que, en verdad, sólo Él todo lo oye, todo lo ve! Sura 40: Gáfir (Que Perdona)
Alguien en tal estado piensa que nada es importante excepto su propia existencia. A sus ojos, todo se convierte en un medio para satisfacer su ego. Se esfuerza al máximo por alabar su propia persona. Niega sus fallos y nunca admite que puede cometer errores. En algún momento, desarrolla una intensa aversión por la religión, básicamente porque la religión enseña al hombre la única verdad: que es un mero servidor de Dios, y cuya existencia depende totalmente de Él. Pero, completamente absorto en su amor propio, se vuelve ciego a la verdad que muestra la religión. Al negar esta iluminación espiritual, se aferra a su propio modo de vida. El Corán se refiere a tales personas como sigue:
(13) Pero cuando les llegaron Nuestros mensajes luminosos, dijeron: "¡Esto es claramente hechicería!" (14) --y en su perversidad y arrogancia los rechazaron, a pesar de que en su fuero interno estaban convencidos de su verdad: ¡mira cómo acabaron esos sembradores de corrupción! Sura 27: An-Naml (Las Hormigas)
Prisioneros de su vanidad, estos individuos viven para su ego. Son sin duda los más propensos al mal. La aleya siguiente nos advierte de su engañoso modus operandi:
(204) H AY UNA clase de hombre cuya conversación sobre la vida de este mundo te complace y [aún más] cuando pone a Dios por testigo de lo que hay en su corazón, y que es, además, sumamente hábil en la discusión. (205) Pero una vez que logra imponerse, va por la tierra extendiendo la corrupción y destruyendo las cosechas y la descendencia [del hombre]: y Dios no ama la corrupción. (206) Y cuando se le dice: "Se consciente de Dios," su soberbia le impulsa a hacer el mal: el infierno será suficiente para él --¡que mal lugar de reposo! Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)
En otra aleya, la actitud de los arrogantes se explica como sigue:
(8) que oye los mensajes de Dios que le son transmitidos, y sin embargo, persiste en su desdeñosa altivez, como si no los hubiera oído!
¡Anúnciale, pues, un castigo doloroso! Sura 45: Al-Yáziya (Arrodillada)
Negar lo que el alma siente que es verdad se debe a pura arrogancia. Ésta es la clave para comprender la importancia que el orgullo tiene para nuestra vida eterna. Al mostrar arrogancia en este mundo, uno elige una vida llena de sufrimiento y dolor en ambos, este mundo y el Más Allá. Ésta es la razón de que la arrogancia sea uno de los enemigos más encarnizados del ser humano.
Satanás se extravió y rebeló por causa de la arrogancia. Es, fundamentalmente, la razón principal para cometer todo tipo de actos pecaminosos. El Corán lo explica por medio de la historia del descarrío de Satanás:
(71) [Pues,] he ahí, que tu Sustentador dijo a los ángeles: "¡Ciertamente, voy a crear un ser humano de arcilla; (72) y cuando lo haya formado por completo y haya insuflado en él [algo] de Mi espíritu, caed postrados ante él!"
(73) Entonces, los ángeles se postraron todos juntos, (74) excepto Iblis, que se mostró arrogante, y se convirtió [así] en uno de los que niegan la verdad.
(75) [Dios] dijo: "¡Oh Iblis! ¿Qué te ha impedido postrarte ante ese [ser] que he creado con Mis manos? ¿Eres demasiado orgulloso [como para inclinarte ante otro ser creado], o eres de los que se creen superiores [a todos]?"
(76) [Iblis] respondió: "Yo soy mejor que él: Tú me creaste de fuego, mientras que a él lo creaste de arcilla."
(77) Dijo: "¡Sal, pues, de este [estado angélico] –pues, ciertamente, eres [de aquí en adelante] un maldito, (78) y Mi rechazo será tu merecido hasta el Día del Juicio!" Sura 38: (Sad)
Las afirmaciones que hace Satanás en la aleya son alarmantes; reflejan su hostilidad y su vil temperamento. Satanás estaba poseído por el sentimiento infundado de que era importante y por ello superior a Adán. No aceptaba que únicamente Dios es quien exalta, dignifica o degrada todo lo que ha creado. Al ordenar a los ángeles que se postraran ante Adán, no hay duda de que lo hacía superior a todo lo demás. Ninguna criatura que piense se atrevería a rebelarse al mandato de Dios. Pero Satanás sí se atrevió y, en consecuencia, se le maldijo por toda la eternidad.
Satanás sienta un mal precedente para quienes siguen su camino: se rebela contra Dios y anima a los demás a que también lo hagan. Evaluar el estado de ánimo de Satanás en la aleya siguiente nos aclarará cómo el hombre es conducido por el mal camino:
(32) [Dios] dijo: "¡Oh Iblis! ¿Qué te impide estar entre los que se han postrado?"
(33) [Iblis] replicó: "¡No soy yo quien deba postrarme ante un ser humano, al que has creado de arcilla sonora, de cieno oscuro transmutado!"
(34) Dijo: "¡Sal, pues, de este [estado angélico]: pues, ciertamente, eres [de aquí en adelante] un maldito, (35) y tendrás por merecido [Mi] rechazo hasta el Día del Juicio!"
(36) Dijo: "¡Entonces, Oh Sustentador mío, concédeme una prórroga hasta el Día en que sean resucitados!"
(37) Respondió "Así sea, en verdad: serás de aquellos a quienes se ha dado una prórroga (38) hasta el Día cuyo tiempo es conocido [sólo por Mí]."
(39) [Y entonces Iblis] dijo: "¡Oh Sustentador mío! ¡Ya que me has frustrado, ciertamente, he de hacerles grato a sus ojos [todo cuanto es perverso] en la tierra, y ten por seguro que les induciré a caer en el error. Sura 15: Al-Hichr
Satanás quiere que también otros se descarríen. Ésta es una satisfacción sicológica que también impera entre los seres humanos. Al igual que Satanás, el que comete un delito quiere que otros hagan lo mismo y se les arreste. En realidad, es una expectativa que consuela a Satanás: la esperanza de compartir el delito y, por tanto, el castigo. Para quienes rechazan la fe y niegan la existencia de Dios supone un consuelo saber que están rodeados de personas que se han descarriado. Creencias tales como “Todo el mundo lo hace” o “Si toda esta gente irá al infierno, yo también” están a la orden del día. El razonamiento criminal que esconden estas afirmaciones es la lógica que ya se ha explicado.
Satanás conoce a Dios, es totalmente consciente de Su existencia y de Su poder. Sin embargo, llevado por su complejo de superioridad, espera recibir un tratamiento especial y quiere disfrutar de ciertos privilegios. Éste es el motivo por el que se desvía del buen camino cuando se le ordena postrarse ante Adán. Ni más ni menos que en el caso de Satanás, los hombres también se descarrían. En el Corán se relata cómo los incrédulos saben de la existencia de Dios pero, creyéndose en posesión de algunas características especiales, quieren disfrutar de ciertos derechos sobre los demás. Y además, muchos de los descarriados aún se consideran a sí mismos como “los siervos predilectos de Dios”. En el Corán, se pone de relieve esta actitud:
(18) Y [tanto] los judíos como los cristianos dicen: "Somos los hijos de Dios y Sus predilectos." Di: "¿Por qué entonces os castiga por vuestras ofensas? ¡No! Sois sólo seres humanos creados por Él. Perdona a quien Él quiere y castiga a quien Él quiere: pues, de Dios es el dominio sobre los cielos y la tierra, y todo lo que hay entre ambos, y a Él es el retorno." Sura 5: Al-Ma’ida (El Ágape)
El sentirse superior y privilegiado se manifiesta de varias formas. El Islam enseña al hombre que éste debe su existencia a Dios y que no tiene sino lo que Dios le ha dado. Negar este hecho es la razón principal por la que la gente se descarría. A la manera de Satanás, que dijo: “Me creaste de fuego”, algunas personas se sienten superiores por ser miembros de una familia noble, tener mucho dinero o ser bien parecidos. Al final, ésta es la razón de su desmesurada arrogancia. El caso de Qarún, del pueblo de Moisés, es un ejemplo digno de mención, como se relata en las siguientes aleyas del sura “La historia” (Al-Qasas):
(76) EN VERDAD, Qarún pertenecía al pueblo de Moisés; pero se impuso arrogantemente a ellos --simplemente porque le habíamos dado tales riquezas que sólo sus cofres habrían sido, ciertamente, una carga demasiado pesada para un grupo de diez, o más, hombres fuertes.
Cuando [percibieron su arrogancia,] su pueblo le dijo: "¡No te regocijes [de tu riqueza], pues, en verdad, Dios no ama a quienes se regocijan [por cosas vanas]!
(77) ¡Busca, mejor, [el bien de] la Otra Vida, por medio de lo que Dios te ha dado, sin olvidar, no obstante, tu [justa] parte en este vida; y haz el bien [a los demás] como Dios ha hecho el bien contigo; y no quieras sembrar la corrupción en la tierra: pues, ciertamente, Dios no ama a los que siembran la corrupción!"
(78) Respondió: "¡Esta [riqueza] me ha sido dada sólo gracias al conocimiento que poseo!"
¿Acaso no sabía que Dios había destruido a [los arrogantes de] muchas generaciones anteriores a él --gente mucho más poderosa que él, y más rica en lo que amasaron?
Pero quienes están hundidos en el pecado no pueden ser cuestionados acerca de sus pecados....
(79) Y se presentó ante su pueblo con sus mejores galas; [y] los que sólo ansiaban esta vida decían: "¡Ojalá tuviéramos tanto como le ha sido dado a Qarún! ¡En verdad, tiene una suerte extraordinaria!"
(80) Pero aquellos a quienes había sido dado el verdadero conocimiento dijeron: "¡Ay de vosotros! El mérito ante Dios es mucho mejor para quien llega a creer y obra con rectitud: pero sólo quienes son pacientes en la adversidad pueden lograr esta [bendición]."
(81) Y entonces hicimos que la tierra se lo tragara junto con su casa; y no tuvo el auxilio de nadie contra Dios, ni era de los que pueden socorrerse a sí mismos.
(82) Y por la mañana, los que apenas el día anterior habían anhelado estar en su lugar exclamaron: "¡Ay [que no supimos ver] que es en verdad [sólo] Dios quien da el sustento en abundancia, o en medida escasa, a quien Él quiere de Sus criaturas! ¡De no haber sido por la gracia de Dios con nosotros, podría haber hecho que [la tierra] nos tragara a nosotros también! ¡Ay [que olvidamos] que quienes niegan la verdad jamás pueden alcanzar la felicidad!"
(83) Y esa vida [de felicidad] en el más allá, la concedemos [sólo] a quienes no pretenden conducirse con altivez en la tierra, ni sembrar la corrupción: pues el futuro es de los conscientes de Dios. Sura 28: Al-Qasas (La Historia)
Tal y como sugiere la anterior aleya, Qarún y las personas a las que representa por medio de su personalidad creen que los favores que se les otorgan se deben únicamente a ciertas cualidades que poseen y que les hacen merecedores de los mismos. O bien olvidan o niegan que dichas cualidades son, en realidad, bendiciones que Dios les concede.
La afirmación de Qarún: "¡Esta [riqueza] me ha sido dada sólo gracias al conocimiento que poseo!" pone de manifiesto esta actitud. Una persona tal es propensa a “regocijarse”, como se menciona en las aleyas anteriores. Básicamente, ésta es la razón por la que observamos actitudes de superioridad y arrogancia cuando algunas personas alcanzan el éxito, la prosperidad y el poder. Dichas personas son esencialmente los individuos que presumen de ser “los siervos predilectos de Dios”. Sin embargo, Dios habla en el Corán sobre ellos:
(49) EL HOMBRE jamás se cansa de pedir lo bueno [de esta vida]; y si le alcanza el infortunio, pierde toda esperanza, y cae en la desesperación.
(50) Pero si le hacemos saborear algo de Nuestra gracia después de haber sufrido una desgracia, seguro que dice: "¡Esto me lo merezco!" –y: "¡No creo que vaya a llegar la Última Hora: pero si [llegara, y] fuera devuelto a mi Sustentador, ciertamente, tendría entonces junto a Él el supremo bien!" Pero [en el Día del Juicio] daremos sin duda a los que se empeñaron en negar la verdad una comprensión plena de todo lo que hicieron, y les haremos saborear sin duda un castigo severo. Sura 41: Fussilat (Expuestos con Claridad)
El Corán se refiere a aquellos que se comportan con aires de superioridad y se elogian constantemente a sí mismos de la siguiente manera:
(49) ¿No has visto a aquellos que se consideran a sí mismos puros? ¡No!, Dios es quien ayuda a crecer en pureza a quien Él quiere; y nadie será tratado injustamente en lo más mínimo. Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres)
Por el contrario, los creyentes nunca están seguros de ser el tipo de persona que, a ojos de Dios, merezca ir al cielo. Por ello, rezan “con temor y anhelo” (Sura 32: As-Sachda (La Postración) (16)). Se vuelven a Dios e imploran: “líbranos del castigo del fuego” (Sura 2: Al-Baqara (La Vaca) (201)), “No hagas que nuestros corazones se desvíen de la verdad después de habernos guiado” (Sura 3: Al Imran (La Casa de Imrán) (8)), “¡Infúndenos paciencia en la adversidad y haz que muramos estando sometidos a Ti!” (Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento) (126)). Por pura arrogancia, el hombre se cree merecedor del Paraíso. Pero la arrogancia es el mayor obstáculo para su salvación eterna “pues Dios no ama a los que, por vanidad, actúan de forma jactanciosa” (Sura 57: Al- Hadid (El Hierro) (23)).
El tema de la “arrogancia” se saca a colación con frecuencia en el Corán. Las siguientes aleyas apelan reiteradamente a que ésta se evite:
(37) Y no camines por la tierra con arrogante presunción: pues, ¡ciertamente, nunca podrás hender la tierra, ni crecer tan alto como las montañas! Sura 17: Al-Isra’ (El Viaje Nocturno)
(18) "Y no apartes la mejilla de la gente por soberbia, ni camines por la tierra con arrogancia: pues, ciertamente, Dios no ama a quien, por presunción, actúa de forma jactanciosa. Sura 31: (Luqmán)
(22) NO OCURRE calamidad alguna en la tierra, o en vosotros mismos, que no esté [registrada] en Nuestro decreto antes de que la causemos: realmente, todo esto es fácil para Dios. (23) ¡[Recordad esto,] para que no desesperéis por lo [bueno] que se os ha escapado ni os alegréis [en exceso] por lo [bueno] que os ha llegado: pues Dios no ama a los que, por vanidad, actúan de forma jactanciosa – Sura 57: Al-Hadid (El Hierro)
(36) Y ADORAD [sólo] a Dios y no atribuyáis divinidad, en modo alguno, a nada junto con Él.
Y haced el bien a vuestros padres, a los parientes, a los huérfanos, a los pobres, al vecino que es de vuestra gente y al vecino que es un extraño, al compañero que tenéis al lado, al viajero y a aquellos que vuestras diestras poseen.
En verdad, Dios no ama a quienes, llenos de engreimiento, actúan de forma jactanciosa; Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres)
En el Corán se recuerda frecuentemente a los creyentes que sean modestos y moderados y que Dios no quiere a los arrogantes. Los creyentes evitan rigurosamente la arrogancia, puesto que aprecian el mensaje de la aleya: “Dios no ama a quienes, llenos de engreimiento, actúan de forma jactanciosa”. Por consiguiente, el Corán declara que la modestia es la virtud fundamental de un creyente:
(34)… Y [tened esto siempre presente:] vuestro Dios es un solo Dios: así pues, someteos a Él.
Y da la buena nueva [del beneplácito de Dios] a los que son humildes. Sura 22: Al-Hach (La Peregrinación)
(63) Pues, los [verdaderos] siervos del Más Misericordioso son [sólo] aquellos que caminan por la tierra con modestia, y que cuando los ignorantes se dirigen a ellos, responden con [palabras de] paz; Sura 25: Al-Furqán (El Criterio de la Verdad)
(83) Y esa vida [de felicidad] en el más allá, la concedemos [sólo] a quienes no pretenden conducirse con altivez en la tierra, ni sembrar la corrupción: pues el futuro es de los conscientes de Dios. Sura 28: Al-Qasas (La Historia)
(15) SÓLO CREEN [realmente] en Nuestros mensajes quienes, al serles transmitidos, caen postrados en adoración, y proclaman la infinita gloria y alabanza de su Sustentador; y que nunca se llenan de soberbia; Sura 32: As-Sachda (La Postración)
Éste es un punto importante a considerar. El que una persona crea o que se descarríe depende enteramente de su arrogancia o modestia. Las consecuencias de ser arrogante se explican an la aleya siguiente:
(146) Haré que se aparten de Mis mensajes aquellos que sin justificación, se muestran altivos en la tierra: pues, aunque vean todos los signos [de la verdad], no creen en ella, y aunque vean el camino de la rectitud, no lo toman --mientras que si ven el camino del error, lo toman como su [camino]: y esto, por haber desmentido Nuestros mensajes y por haberse desentendido de ellos. Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
La falta común a todos los incrédulos del pasado fue su arrogancia:
(59) [Pero Dios responderá:] "¡Si, ciertamente! ¡Te llegaron Mis mensajes; pero los desmentiste y te llenaste de soberbia, y fuiste de los que niegan la verdad!" Sura 39: As-Sumar (Las Multitudes)
(206) Y cuando se le dice: "Se consciente de Dios," su soberbia le impulsa a hacer el mal: el infierno será suficiente para él --¡que mal lugar de reposo! Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)
(87) Dimos, ciertamente, a Moisés la escritura divina y enviamos a una sucesión de enviados después de él;] y dimos a Jesús, hijo de María, las pruebas evidentes de la verdad y le fortalecimos con la sagrada inspiración [Sin embargo,] ¿no es cierto que cada vez que llegaba a vosotros un enviado con algo que no era de vuestro agrado os mostrabais altivos, desmintiendo a algunos de ellos y a otros dándoles muerte] Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)
Los arrogantes son los habitantes del infierno, que están destinados a morar en él por toda la eternidad:
(40) EN VERDAD, para quienes desmienten Nuestros mensajes y se burlan arrogantemente de ellos, no se abrirán las puertas del cielo; y no entrarán en el paraíso como no entra una soga trenzada por el ojo de una aguja: pues así retribuimos a quienes están hundidos en el pecado. (41) El infierno será su lugar de reposo y también su cobertor: pues así retribuimos a los malhechores. Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
(36) pero quienes desmientan Nuestros mensajes y se burlen arrogantemente de ellos - -esos están destinados al fuego y en él permanecerán. Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
Los que se opusieron y rebelaron contra los Mensajeros eran arrogantes, como lo eran los que lucharon contra ellos. Las personas a las que el Corán define como “los dignatarios de los incrédulos” o “los que se muestran altivos” no obedecían a los mensajeros debido a su orgullo y arrogancia. Simplemente rechazaban que otro ser humano les guiase por el camino recto. Su obstinación no tenía límites. El orgullo de los dirigentes de ciertas comunidades se menciona con frecuencia en el Corán:
(75) Los dignatarios de entre su gente, que se mostraban altivos frente a los débiles, dijeron a los que creían de su gente: "¿Sabéis [de verdad] que Salih haya sido enviado por su Sustentador?"
Respondieron: "Ciertamente, creemos en el mensaje que ha traído."
(76) [Pero] los arrogantes dijeron: "¡Nosotros nos negamos a creer en lo que vosotros creéis!" Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
(88) Y los dignatarios de entre su gente, los que se mostraban altivos, dijeron: "¡Ten por cierto, Shuaaib, que te expulsaremos de nuestra tierra, a ti y a los que contigo creen, si no volvéis a nuestro camino!"
[Shuaaib] dijo: "¿Aunque nos resulte odioso? Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
Los arrogantes valoran al máximo el estatus social, la prosperidad y la fama. Cualquier mensajero que no esté en posesión de alguno de estos accesorios materiales será por tanto categóricamente rechazado por ellos como una persona que piensan que es incapaz de dirigir a la humanidad por el buen camino. El rasgo más común que comparten los incrédulos es su propensión a sentir repulsión hacia los mensajeros elegidos por Dios.
En el Corán, se narra así la rebelión de los hijos de Israel contra Saúl:
(247) Y su profeta dijo a aquellos dignatarios: "En verdad, Dios os da a Saúl por rey."
Dijeron: "¿Cómo puede él reinar sobre nosotros, cuando nosotros tenemos más derecho al reino que él, y ni [siquiera] le ha sido dada una abundante riqueza?
[El profeta] dijo: "En verdad, Dios le ha enaltecido sobre vosotros y le ha dado en abundancia conocimiento y fuerza corporal. Y Dios otorga de Su dominio a quien Él quiere: pues Dios es inmenso, omnisciente." Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)
También durante el periodo en el que vivió el profeta Muhammad (la paz y las bendiciones de Dios sean con él), la gente eminente de la comunidad se le opuso con vehemencia diciendo: "¿Por qué no se ha hecho descender este Qur’án en algún gran hombre de las dos ciudades?" (Sura 43: Sujruf (Oro) (31)). Su antagonismo se debe únicamente a la costumbre de clasificar a las personas según su riqueza, propiedades o reputación. Si el mensajero hubiese sido “algún gran hombre de las dos ciudades” entonces le hubiesen obedecido. Pero obedecer a alguien por el mero hecho de que ha sido elegido por Dios les parecía difícil a causa de su arrogancia. Lo mismo le ocurrió a Salih que fue enviado al pueblo de Zamud:
(24) y dijeron: "¿Vamos a seguir a un simple mortal, a uno de nosotros? ¡De hacerlo, ciertamente nos hundiríamos en el error y en la locura! (25) ¡Cómo! –de todos nosotros, ¿sólo a él le ha sido concedido un recordatorio [divino]? ¡Qué va –es un embustero pretencioso!" Sura 54: Al-Qamar (La Luna)
El sura “El arropado (Al-Muddazzir) nos ilustra sobremanera al hacernos entender cómo la arrogancia hace que nos descarriemos. Pone el ejemplo de un hombre al que Dios ha concedido muchos favores, que escucha y comprende la palabra de Dios, pero que le desobedece por pura arrogancia. Por ello merece como castigo ser arrojado al Infierno:
(11) Déjame solo con quien Yo solo creé, (12) y al que he concedido abundante riqueza, (13) e hijos atentos en su presencia, (14) y he dado a su vida amplios horizontes: (15) ¡y aun así, desea que le dé todavía más!
(16) ¡No! ¡Ciertamente, es hostil a Nuestros mensajes, con obstinación y a sabiendas --(17) [y por ello] le haré subir por una dura pendiente!
(18) Ciertamente, [cuando Nuestros mensajes son transmitidos a alguien empeñado en negar la verdad,] reflexiona y medita [cómo rebatirlos] – (19) y con ello se destruye a sí mismo, por la forma en que medita: (20) ¡si, en verdad, se destruye a sí mismo por la forma en que medita! – (21) y luego mira [buscando nuevos argumentos], (22) y luego frunce el ceño y mira fieramente, (23) y al final vuelve la espalda [a Nuestro mensaje], lleno de soberbia, (24) y dice: "¡Todo esto no es sino elocuencia fascinante transmitida [de los antiguos]! (25) ¡Esto no es sino la palabra de un mortal!"
(26) ¡Le arrojaré al fuego del infierno [en la Otra Vida]!
(27) ¿Y qué puede hacerte concebir lo que es el fuego del infierno?
(28) No deja vivir, ni tampoco deja [morir], (29) hace visible al mortal [toda la verdad]. Sura 74: Al-Muddazzir (El Arropado)
En otras aleyas se describe así la situación en la que se encuentra una persona arrogante en el infierno:
(47) [Y se dirá:] "¡Cogedle, [Oh fuerzas infernales,] y arrastradle al centro del fuego abrasador: (48) luego derramad sobre su cabeza la angustia de la ardiente desesperación! (49) ¡Saboréala –tú que [en la tierra] te considerabas tan poderoso, tan noble! (50) ¡Esto es precisamente aquello que vosotros [que negabais la verdad] solíais cuestionar!" Sura 44: Ad Duján (El Humo)
El ser humano es meramente un siervo de Dios. Tener esto en cuenta hará que aprecie en lo profundo de su corazón los favores que Dios le ha concedido. De este modo, comprende que nada le pertenece, puesto que todo se lo ha prestado Dios. Encuentra un gran consuelo en estar agradecido a Dios. Si comienza a mostrarse arrogante por lo que se le ha dado, al poco tiempo pierde el placer que se deriva de disfrutar de tal favor. Pronto es testigo de la pérdida del favor en cuestión. Todo el sistema se basa en comprender la posición que se tiene ante Dios; Dios guía a quien sabe que es Su siervo. De otro modo, incurrirá en la ira de su Señor, como se relata en las aleyas siguientes:
(172)… Y aquellos que desdeñan servirle y se muestran altivos [deberían saber que en el Día del Juicio] Él les reunirá ante Sí: Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres)
(36) pero quienes desmientan Nuestros mensajes y se burlen arrogantemente de ellos - -esos están destinados al fuego y en él permanecerán. Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)
Los moderados son los verdaderos siervos de Dios y serán recompensados con el Cielo, no los arrogantes:
(83) Y esa vida [de felicidad] en el más allá, la concedemos [sólo] a quienes no pretenden conducirse con altivez en la tierra, ni sembrar la corrupción: pues el futuro es de los conscientes de Dios. Sura 28: Al-Qasas (La Historia)