Dar Gracias A Dios

Estar agradecido a quien te ha hecho un favor supone expresar un sentimiento de gratitud. El concepto de estar agradecido a Dios (shukr), por otro lado, es captar y enfatizar el hecho de que toda gracia y favor únicamente los otorga Dios. En el Corán, lo opuesto a ser agradecido se define como “incredulidad” (Kufr), que es sinónimo de ingratitud. Sólo esta definición indica la importancia que se da a ser agradecido como una forma de adoración y las consecuencias perjudiciales que puede acarrearle a un creyente que descuide serlo.

Estar agradecido a Dios es uno de los conceptos que se enfatiza principalmente en el Corán. En casi 70 aleyas, se deja constancia de la importancia de dar gracias a Dios, se dan ejemplos de aquellos que son agradecidos y los que son desagradecidos y se describe su fin en el Más Allá. La razón por la cual se da tanta importancia a este concepto es simplemente que es una indicación segura de la fe que se tiene y la certeza de que Dios es Uno. En una de las aleyas, se define “ser agradecido” como “adorar sólo a Dios”:

(172) ¡Oh vosotros que habéis llegado a creer! Comed de las cosas buenas de que os hemos proveído como sustento y dad gracias a Dios, si es a Él [verdaderamente] a quien adoráis. Sura 2: Al-Baqara (La Vaca)

En otra aleya, dar gracias a Dios es lo opuesto de la idolatría:

(65) Y sin embargo, te ha sido revelado ya, a ti [Oh hombre,] y a los que te precedieron, que si atribuyes poderes divinos a algo distinto de Dios, ciertamente, todas tus obras habrán sido en vano: pues [en la Otra Vida] estarás sin duda entre los perdedores.

(66) ¡No –sino adora a Dios [solo], y sé de los agradecidos [a Él]! Sura 39: As-Sumar (Las Multitudes)

Las desafiantes declaraciones que Satanás hace a Dios (el día en que rehusó inclinarse ante Adán) enfatizan la importancia de dar gracias a Dios:

(16) [Y entonces Iblis] dijo: "Ya que me has frustrado, ciertamente he de acecharles en Tu camino recto, (17) y ciertamente he de atacarles abiertamente y en formas que no sospechan, por su derecha y por su izquierda: y verás que la mayoría no son agradecidos." Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)

Como se relata en la aleya anterior, Satanás, lleno de puro rencor, dedica su vida a descarriar a la gente. Su fin último consiste en lograr que seamos desagradecidos con nuestro Creador. Cuando uno considera este propósito que tiene Satanás, se entiende mejor cómo se extravía alguien que no da gracias a Dios.

La gratitud es parte de la prueba a la que Dios nos somete. El hombre ha recibido Sus favores y se le informa de cómo beneficiarse de ellos. A cambio, se espera de él que adopte una actitud sumisa hacia su Creador. Sin embargo, es de nuevo el hombre mismo el que decide ser agradecido a Dios o no.

(2) Ciertamente, hemos creado al hombre de una gota de esperma entremezclado, para ponerle [luego] a prueba: y por ello le hemos dotado de oído y de vista.

(3) Ciertamente, le hemos mostrado el camino: [y de él depende mostrarse] agradecido o ingrato. Sura 76: Al-Insán (El Hombre)

Como sugiere la aleya, la elección que hace el ser humano de ser agradecido o ingrato es un signo explícito de su fe o de su incredulidad.

La gratitud está íntimamente relacionada con el castigo en el Más Allá. Ninguno les sobrevendrá a quienes tengan fe y sean agradecidos:

(147) ¿Por qué va Dios a castigaros [por vuestras ofensas pasadas] si sois agradecidos y llegáis a creer --cuando Dios responde siempre al agradecimiento y es omnisciente? Sura 4: An-Nisa’ (Las Mujeres)

Esta aleya, junto con otras muchas, nos trae la buena noticia de que Dios recompensa a los que están agradecidos a su Creador:

(7) Y [recordad] cuando vuestro Sustentador os anunció [esta promesa]: ‘¡Si sois agradecidos [a Mí], ciertamente, os daré aún más; pero si sois desagradecidos, en verdad, Mi castigo será realmente severo!’" Sura 14: Ibrahim (Abraham)

(23) ese [favor] del que Dios da buenas nuevas a aquellos siervos Suyos que llegan a creer y hacen buenas obras.

Di [Oh Profeta]: "No os pido recompensa alguna a cambio de este [mensaje], sólo que améis a vuestro prójimo."

Pues, si alguien adquiere [el mérito de] una buena acción, le concederemos en virtud de ella un incremento en bien: y, ciertamente, Dios es indulgente, sumamente agradecido. Sura 42: Ash-Shura (La Consulta)

(33) EL PUEBLO de Lot desmintió [también] toda advertencia [Nuestra]: (34) [y por ello,] ciertamente descargamos sobre ellos una devastadora tormenta; excepto la familia de Lot, a la que salvamos en la última hora de la noche, (35) como una bendición Nuestra: así recompensamos a los que son agradecidos. Sura 54: Al-Qamar (La Luna)

(18) Pues, si intentarais contar las bendiciones de Dios, no podríais enumerarlas. Ciertamente, Dios es en verdad indulgente, dispensador de gracia; (Sura 16: An- Nahl (La Abeja)). Como sugiere esta aleya, aparte de ser incapaces de contar las bendiciones de Dios, ni siquiera podemos concebir clasificarlas. Puesto que no existe un límite para los favores que Dios nos otorga, un creyente debe recordarle siempre y expresarle su gratitud.

A la espera de alguna bendición muy grande, algunas personas aguardan las ocasiones especiales para dar gracias a Dios. Dan por supuesto que la resolución de un serio problema o la recuperación de una grave enfermedad son los momentos adecuados para expresar su profunda gratitud a Dios. Sin embargo, si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta al instante que siempre estamos rodeados de infinitas bendiciones. En cada momento, a cada minuto, hay un caudal ininterrumpido de favores: la vida, la buena salud, la inteligencia, la conciencia, los cinco sentidos, el aire que respiramos… en resumen, todo lo que hace que la vida sea posible se nos otorga por la gracia de Dios. A cambio de todo esto, se espera que seamos agradecidos a Dios. Aquellos que no prestan atención a estas bendiciones y, en consecuencia, se olvidan de dar gracias a Dios, se dan cuenta de su importancia sólo cuando se les priva de ellas.

El Corán se deleita en mostrar una atención especial a las bendiciones de Dios y nos recuerda reiteradamente aquellas que tendemos a olvidar. Libros enteros serían insuficientes para enumerar las bendiciones que Dios nos otorga. Él modeló al hombre como hombre, le dotó de cinco sentidos permitiéndole así percibir el mundo que le rodea, le guió por el camino recto a través de Su Libro y Mensajero, proporcionó una explicación de las escrituras, no deseó las adversidades para Sus siervos, los salvó de la opresión de los incrédulos, hizo de sus moradas refugios de descanso y quietud para ellos, creó el agua dulce, una abundante variedad de comida, productos del mar, barcos que navegan día y noche para el beneficio de la humanidad…

Nadie puede decir: “Rezo y me involucro en acciones piadosas, pero no doy gracias a Dios.” El individuo que no está agradecido a Dios es el que no le tiene siempre en su mente, y por ello se olvida de Él. Una persona que, como los animales, consume todo lo que se le da sin cuestionarse ni porqué ni quien se lo proporciona, sin duda necesita cambiar de actitud. De otro modo, esperar recibir una recompensa de Dios y conseguir el cielo no tendría sentido. Éste es el motivo por el que un creyente nunca debe olvidar dar gracias a Dios.

También sabemos por las revelaciones de Dios que únicamente los que le dan gracias pueden comprender Sus signos en el mundo y aprender por sí mismos. Las aleyas siguientes desarrollan este tema:

(58) En la buena tierra, su vegetación crece [en abundancia] con la venia de Dios, mientras que en la mala crece pero escasa.

¡Así exponemos con claridad Nuestros mensajes para [beneficio de] una gente que es agradecida! Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)

(5) Y [así], en verdad, hemos enviado a Moisés con Nuestros mensajes [y esta orden Nuestra]: "¡Saca a tu pueblo de las tinieblas a la luz, y recuérdales los Días de Dios!"

Ciertamente, en esta [amonestación] hay en verdad mensajes para todos los que son sumamente pacientes en la adversidad y profundamente agradecidos [a Dios]. Sura 14: Ibrahim (Abraham)

(31) ¿No ves como los barcos navegan en el mar por la bendición de Dios, para que Él os muestre algunos de Sus portentos?

¡Ciertamente, en esto hay en verdad mensajes para los que son sumamente pacientes en la adversidad y profundamente agradecidos [a Dios]! Sura 31: (Luqmán)

(19) Pero luego dijeron: "¡Larga ha hecho nuestro Sustentador la distancia de nuestras jornadas de viaje!" --pues habían pecado contra sí mismos. Y al final hicimos de ellos [uno de esos] cuentos [de cosas pasadas], y los dispersamos en innumerables fragmentos.

Ciertamente, en esto hay en verdad mensajes para los que son sumamente pacientes en la adversidad y profundamente agradecidos [a Dios]. Sura 34: Saba'

La sabiduría que se desprende de estas aleyas y las evidencias que proporcionan sólo las pueden comprender aquellos que están dotados del entendimiento y sensibilidad de los que dan gracias. No hay duda de que existe una recompensa por estar agradecidos a Dios. Los ingratos e insensibles, por el contrario, ni siquiera advierten la sabiduría que encierran estas aleyas.

Dios aconseja a Sus Mensajeros (entre ellos a Moisés) en muchas aleyas (Sura an-Nahl (La Abeja), 120-121; Sura al-Isra’ (El Viaje Nocturno); Sura an-Naml (Las Hormigas) 120-121; Sura al-Isra’ (El Viaje Nocturno), 3; Sura an-Naml (Las Hormigas), 19; Sura Yusuf, 38; Sura Luqman, 12) que sean agradecidos:

(144) [Dios] dijo: "¡Moisés! Ciertamente, te he enaltecido sobre todas las gentes al entregarte Mis mensajes, y por haber[-te] hablado: ¡coge, pues, lo que te he entregado y sé de los agradecidos!"
Sura 7: Al-Aaraf (La Facultad del Discernimiento)

En el sura “Las dunas” (al-Ahkaf), aleya 15, un creyente que ha alcanzado su edad madura (en el Corán se dice que son los 40 años) pide ser una persona agradecida:

(15) Y [ENTRE lo mejor de las acciones rectas que] hemos ordenado al hombre [está] el trato bondadoso a sus padres. Con dolor le llevó su madre, y con dolor le parió; y el embarazo y su total dependencia de ella duraron treinta meses. Y entonces, cuando alcanza la madurez y cumple cuarenta años, dice [el justo]: "¡Oh Sustentador mío! ¡Inspira en mí un agradecimiento continuo por esas bendiciones Tuyas con las que me has agraciado a mí y a mis padres, y para que obre rectamente [en una forma] que sea de Tu agrado; y concédeme rectitud en mi descendencia [también]. Realmente, a Ti me he vuelto en arrepentimiento: pues soy, realmente, de los que se han sometido a Ti!" Sura 46: Al-Ahqaf (Las Dunas)