Motivo Por El Que Dios Borra Las Malas Acciones

El objetivo de los creyentes es obtener el contento, la misericordia y el paraíso de Dios. Pero el ser humano fue creado débil y descuidado, por lo que comete muchos errores y cae en muchas frustraciones. Dios, el más compasivo y misericordioso y Quien mejor conoce a Sus siervos, nos ha informado que borrará las malas acciones de Sus servidores sinceros y que el ajuste de cuentas será fácil para ellos:

Aquél que reciba su Escritura (el registro de sus acciones) en la diestra será juzgado benignamente y regresará, alegre, a los suyos. (Corán, 84:7-9)

Sin duda, Dios no borra automáticamente las malas acciones de todas las personas. Los creyentes que reciban ese beneficio deben tener determinados atributos.

No Realizar Acciones Erróneas Graves

Dice Dios: Si evitáis los pecados graves que se os han prohibido, borraremos vuestras malas obras y os introduciremos (en el Paraíso) con honor. (Corán, 4:31). Los creyentes conscientes de esto observan meticulosamente los límites establecidos por Dios y evitan realizar lo que está prohibido. Si les sucede que se equivocan debido al descuido o desatención, inmediatamente se vuelven a Dios, se arrepienten y piden perdón.

Dios nos informa en el Corán de quiénes aceptará el arrepentimiento. Seguramente no lo hará de quienes, conociendo los mandatos de su Señor, cometen pecados deliberadamente y dicen “independientemente de lo que haga seré perdonado”, pues exhiben un razonamiento totalmente defectuoso. En cambió, perdonará los pecados de quienes los cometen por ignorancia y sin pérdida de tiempo se arrepienten, demuestran no tener ninguna intención de volverlos a realizar y los reparan:

Dios perdona sólo a quienes cometen el mal por ignorancia y se arrepienten en seguida. A éstos se vuelve Dios. Dios es omnisciente, sabio. Que no espere perdón quien sigue obrando mal hasta que, en el artículo de la muerte, dice: “Ahora me arrepiento”. Ni tampoco quienes mueren siendo infieles. A éstos les hemos preparado un castigo doloroso. (Corán, 4:17-18)

Como sugieren los versículos, es esencial evitar solícitamente cometer pecados si se quiere que las malas acciones sean borradas y no sentirse apesadumbrado el Día del Juicio. Y el creyente que incurre en ello debería buscar el perdón de Dios instantáneamente.

Realizar Buenas Acciones

En otros versículos el Corán nos comunica que Dios ocultará las malas acciones de los que obran bien:

El día que El os congregue para el día de la Reunión (el Día del Juicio), ése será el día del Engaño Mutuo (cuando los impíos que creían engañaban a los creyentes se vean engañados por éstos). Entonces, a quienes crean en Dios y obren bien, El les borrará sus malas obras y les introducirá en Jardines por cuyos bajos fluyen arroyos, en los que estarán eternamente, para siempre. ¡Ese es el éxito grandioso! (Corán, 64:9)

No así quien se arrepienta, crea y obre bien. A éstos Dios les cambiará sus malas obras en buenas. Dios es indulgente, misericordioso. (Corán, 25:70)

Todo acto y comportamiento exhibido en la búsqueda del favor de Dios son “obras correctas”. Ejemplos de ellas son: comunicar el mensaje de la religión de Dios, recordar lo que significa el destino a aquellos que no confían en Dios, oponerse a los chismes, mantener la limpieza corporal y la del hogar, expandir el horizonte de la instrucción por medio de leer y escuchar cosas adecuadas, hablar amablemente, recordar a la gente la existencia de la otra vida, cuidar al enfermo, exhibir amor y cariño a los ancianos, ganar dinero por medios legales y usarlo en beneficio del necesitado. Rechazar el mal de buena manera y con paciencia puede convertirse también en una acción correcta si se lo hace para obtener el contento de Dios. Quienes deseen que sus comportamientos equivocados sean anulados y transformados en correctos en el Más Allá, siempre deberían actuar de la manera que es del mayor agrado de Dios. Para ello habría que recordar siempre el ajuste de cuentas del Día del Juicio. Por ejemplo, es obvio como se comportará aquel a quien, colocado frente al fuego del Infierno, se le exhiban las malas acciones realizadas a lo largo de su vida y se le diga que tendría que haber actuado de manera correcta para no ser arrojado allí. Quien vea el fuego, oiga los quejidos y gritos de desesperación y remordimiento de los habitantes del Infierno, siendo testigo de los dolorosos castigos que se reciben allí, seguramente actuará de un modo que será del mayor agrado de Dios y se esforzará en tal sentido con todo su vigor. Esa persona rezará puntualmente en las horas correspondientes, realizará buenas acciones, para nada será negligente, nunca hará cosas que sabe que a Dios le agradarán poco pudiendo realizar acciones que Le agradarán más. Y actuará así porque el infierno que tiene frente a él le recuerda la existencia de la vida eterna y el castigo de Dios. Seguramente que se apresurará a realizar buenas acciones y cumplirá de inmediato y a la perfección lo que su conciencia le ordena. Será meticuloso y persistente en sus rezos. En consecuencia, las malas acciones de aquéllos que actúan correctamente en general sólo serán transformadas en buenas si respetan con reverencia a Dios y temen el Día del Juicio, si reaccionan como quien ha visto el Infierno y vuelve a este mundo, o como si estuviesen viéndolo permanentemente. Esos son los creyentes que están seguros del Más Allá, respetan a Dios como corresponde e intentan evitar Su castigo.

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