La sabiduría y el hablar resuelto son bendiciones de Dios:
Concede la sabiduría a quien El quiere. Y quien recibe la sabiduría recibe mucho bien. Pero no se dejan amonestar sino los dotados de intelecto. (Corán, 2:269) Consolidamos su dominio y le dimos la sabiduría y la facultad de arbitrar. (Corán, 38:20) | ||
La sabiduría y la impronta correcta son obsequios admirables. Un tema puede ser explicado por distintas personas con distintos estilos. Pero la explicación más solemne es la sabia y terminante, es decir, la que hace que nos centremos en algo, crea conciencia, anima a la reflexión sobre algo ya conocido pero a menudo descuidado. La persona con un lenguaje idóneo y concluyente no realiza peroratas prolongadas sin sentido sino que expresa ideas y pensamientos de la manera más breve y concisa pero también más entendible y directa. Las explicaciones dadas por el ser humano sabio sobre un tema se limitan a unas pocas expresiones sinceras, lo cual impacta más. Lo que sí debemos señalar es que ese tipo de hablar no se puede aprender, no dispone de un método. Exige sólo la honestidad y el rezo por las bendiciones de Dios, pues es El quien inspira en el curso de una exposición la sabiduría a quien quiere.
Seguramente la obra cumbre de sabiduría y oratoria es el Corán, palabra directa de Dios. Se trata de una sabiduría peculiar de todos los libros revelados por Dios a la humanidad:
Ya han recibido noticias disuasivas (sobre las generaciones pasadas de infieles), consumada sabiduría. Pero las advertencias no sirven. (Corán, 54:4-5) | ||