A los creyentes se les prescriben las oraciones en momentos específicos del día, como lo especifica el Corán. Dios promete premiar a quienes cumplen esa prescripción regularmente:
¡Recita lo que se te ha revelado de la Escritura! ¡Haz la oración! La oración prohíbe la deshonestidad y lo reprobable. Pero el recuerdo de Dios es más importante aún. Dios sabe lo que hacéis. (Corán, 29:45) | ||
Como comunica Dios, quienes cumplen con la oración se mantienen alejados de la indecencia y el mal. Es Dios quien inspira el no hacer cosas equivocadas.
El que respeta a Dios como corresponde cumple con las oraciones como lo prescribe el Corán. El que se para, inclina y prosterna ante el Señor a ciertas horas del día, seguramente se mantendrá alejado de las acciones incorrectas y sentirá un temor reverente por Dios. La conciencia de gente así descartará lo inmoral y perjudicial gracias a la inspiración y voluntad de Dios. Incluso, si en algún momento hacen algo incorrecto por un brevísimo tiempo, se darán cuenta de ello mientras hacen la oración y reflexionan ante el Señor sobre Su poder infinito. De inmediato se arrepentirán y evitarán caer de nuevo en lo nocivo.