En Todo Acontecimiento Hay Algo Conveniente

Dios nos informa que todo lo que crea encierra un beneficio. Es otro secreto que facilita al creyente confiar plenamente en Dios, Quien nos comunica que hasta lo que parece desfavorable tiene mucho de bueno:

...Y si os resultan antipáticas, puede que Dios haya puesto mucho bien en el objeto de vuestra antipatía. (Corán, 4:19)

…Puede que os disguste algo que os conviene y améis algo que no os conviene. Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis. (Corán, 2:216)

Los creyentes, conscientes de este secreto, buscan la bondad y la belleza en todo acontecimiento. Ningún incidente, penalidad o desventaja, aparentemente cosas adversas, les aflige o atemoriza. Mantienen la compostura frente a una pequeña experiencia o a una gran prueba. Los musulmanes sinceros ven incluso un propósito divino en la pérdida de todo lo ganado con sacrificio. Agradecen a Dios los regalos de la vida. Creen que Dios pudo haberlos protegido de cometer una mala acción debido al excesivo apego a las posesiones. En consecuencia, agradecen en su corazón de la manera más ferviente a Dios porque ninguna pérdida en este mundo se equipara a la del Más Allá pues ésta significa un castigo eterno e intolerable. Quienes en todo momento tienen en cuenta la otra vida consideran todos los acontecimientos como un favor para un buen fin. Quienes superen esas pruebas reconocerán su debilidad ante Dios y reconsiderarán lo mucho que necesitan de El. Se volverán a Dios con más humildad a través del rezo, lo cual a su vez les acercará más a El. Sin duda esto se trata de un gran beneficio personal en la otra vida. Al ponerse la confianza absoluta en Dios y exhibirse firmeza, se obtiene el contento de Dios y se logrará el premio de la bienaventuranza eterna.

El ser humano debería buscar lo bueno y agradable no sólo en las pruebas serias sino en la rutina diaria. Por ejemplo, que se queme el alimento que se preparó con esmero puede conducir a que, por voluntad de Dios, se tomen medidas que eviten otros accidentes más graves en el futuro. Un joven puede no aprobar el examen de admisión al colegio, cosa en la que centraba sus esperanzas. Sin embargo, debería saber que en ese fracaso también hay beneficio. Debería comprender que Dios podría haber deseado evitarle algunas circunstancias o gente adversas y entonces sentirse contento. De la misma manera, el pensar que Dios ha puesto muchas otras bendiciones, evidentes o que escapan a la comprensión, en cada suceso, hace que los creyentes perciban la gracia de la total sumisión a Su guía.

La persona no siempre ve el beneficio y propósito divino detrás de cada incidente. Si lo percibe y está segura de las mercedes que encierra, entonces ruega a Dios que le muestre esos favores que se ocultan detrás de cada suceso.

Quienes son conscientes de que Dios genera todo con un propósito, nunca usan expresiones como “Me hubiera gustado no hacer esto…” o “Me hubiera gustado no haber dicho eso”, etc. Errores, defectos o sucesos aparentemente desgraciados poseen bendiciones esenciales y son pruebas del destino. Dios brinda importantes lecciones y recordatorios en el destino que adjudica a cada individuo. Para quienes son capaces de discernir esto no existen equivocaciones o adversidades sino lecciones, advertencias y sabiduría Divina. Por ejemplo, el musulmán a quien se le quema su local comercial examinará su alma y se volverá más auténtico y sincero en su fe, a la vez que considerará lo sucedido como una advertencia de Dios debido a la vinculación y permisividad con las cuestiones mundanales.

En consecuencia, independientemente de lo que se encuentre en la vida, la prueba eventualmente finalizará. Quien recuerda un padecimiento se asombrará de que lo que le queda del mismo es sólo una tenue idea, como si fuesen borrosas escenas de una película vista hace mucho tiempo. Dicho en otras palabras, llegará el día en que la mayoría de las experiencias dolorosas se convertirán en un recuerdo desdibujado. Lo único que quedará bien en claro es la actitud asumida ante la penalidad y si se trataba de algo que resultaría o no del agrado de Dios. El ser humano no tendrá que rendir cuentas por las experiencias sino por las posturas, ideas y sinceridad exhibidas en esos momentos. Por lo tanto, los creyentes se deleitarán en este mundo y en el otro si se esfuerzan por ver los beneficios y el propósito divino en las situaciones que atraviesan. Quienes descubran este secreto no sufrirán tristeza ni temor. Ningún suceso y ninguna persona les afectarán en esta vida ni en la otra. El Corán lo expresa así:

Dijimos: “¡Descended todos de él (del Paraíso a la tierra)! Si, pues, recibís de Mí una dirección, quienes sigan Mi dirección no tendrán que temer (el Juicio) y no estarán tristes (del resultado del Juicio). (Corán, 2:38)

Ciertamente, los amigos de Dios no tienen que temer y no estarán tristes. Creyeron y temieron a Dios. Recibirán la buena nueva en la vida de acá y en la otra. No cabe alteración en la palabra de Dios. ¡Ese es el éxito grandioso! (Corán, 10:62-64)

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