El Ser Humano También Rendirá Cuentas Por Sus Pensamientos E Intenciones

Dios ordena al ser humano en el Corán vivir guiado por los principios de la religión de modo voluntario y devoto:

… Y, si uno hace el bien espontáneamente, tanto mejor para él. Pero os conviene más ayunar. Si supierais… (Corán, 2:184)

¡Observad los rezos ―sobre todo, el rezo intermedio― y estado con devoción ante Dios! (Corán, 2:238)

Abraham fue una comunidad, devoto de Dios, hanif (monoteísta inflexible) y no asociador, (Corán, 16:120)

Como vimos en los versículos anteriores, Dios ordena a la humanidad cumplir sus rezos con devoción. Pero lo que realmente importa mientras reza, ayuna, da limosnas y se muestra obediente, es la real intención y los pensamientos sinceros. En el Corán Dios llama la atención sobre la existencia de alguna gente que reza o reparte sus bienes sólo para pavonearse. Puede ser que no reflexionen sobre Dios sino que piensen sobre sus características personales mientras rezan, pero no vayan mucho más allá de cumplir con los rituales de modo mecánico. A la vez se pueden realizar acciones de caridad, establecer escuelas o ayudar al pobre. Pero si todo ello no es hecho con el único propósito de obtener el contento de Dios, reflexionando sobre nuestra debilidad y necesidad de El, así como sobre el serio significado de la otra vida, puede ser que todo lo realizado no sea aceptado por Dios. El Señor nos comunica que no es la sangre de los sacrificios animales sino la devoción (taqwa) lo que le interesa:

Dios no presta atención a su carne ni a su sangre, sino a vuestro temor de El. Así os los ha sujetado a vuestro servicio, para que ensalcéis a Dios por haberos dirigido. ¡Y (tú Muhmmad) anuncia la buena nueva a quienes hacen el bien! (Corán, 22:37)

Una de las suposiciones más erróneas es asumir que la gente sólo será juzgada por sus acciones. Dios nos informa que también rendiremos cuenta por nuestras intenciones, pensamientos e incluso lo que ocultamos profundamente en nuestros corazones:

De Dios es lo que está en los cielos y en la tierra. Lo mismo si manifestáis lo que tenéis en vosotros que si lo ocultáis, Dios os pedirá cuenta de ello. Perdona a quien El quiere y castiga a quien El quiere. Dios es omnipotente. (Corán, 2:284)

Dios conoce lo que encierra el corazón, pensamiento, subconsciente de cada uno de nosotros, así como lo que ocultamos a otros. Dios se ubica entre el ser humano y su alma, motivo por el cual no se Le puede ocultar nada. Dios es sabedor de cualquier duda que se cruce por la mente, cualquier susurro de Satanás, la opinión que se tiene de los creyentes, lo que se piensa en el momento de la oración, la fe en el Corán, etc. Por ejemplo, Dios sabe cuando uno reza de modo insensible o alberga pensamientos contradictorios. El Día del Juicio cada ser humano se encontrará con todo eso. Para obtener la salvación es necesario purificar el corazón y vivir según marca la religión, de manera sincera y comprometida y no sólo cumplir con los rituales.

Sería simplemente imprudente que en consideración de una vida breve y pasajera aquí, actuemos con indiferencia respecto a la vida eterna en el Más Allá:

¡Pueblo! Esta vida de acá no es sino breve disfrute, mientras que la otra vida es la Morada de la Estabilidad. (Corán, 40:39)

Estos aman la vida fugaz y descuidan un día grave (el Día del Juicio). (Corán, 76:27)

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