Otro secreto revelado en el Corán es que Dios concede a los que Le reverencian la capacidad de juzgar y discriminar entre lo correcto e incorrecto. A ello denomina“criterio”. Dice el Corán:
¡Creyentes! Si teméis a Dios, él os concederá un Criterio (para distinguir la verdad de la falsedad), borrará vuestras malas obras y os perdonará. Dios es el dueño del favor inmenso. (Corán, 8:29) | ||
Según lo explicado en el capítulo anterior, Dios confunde el criterio y la comprensión de los incrédulos. Independientemente de lo inteligentes que sean, ni siquiera pueden captar los conceptos más obvios de la religión. El criterio es una cualidad peculiar de los creyentes. La mayoría de la gente sobreentiende que inteligencia y criterio es lo mismo. En cambio, “inteligencia” es la capacidad mental que todos poseemos. Por ejemplo, ser científico atómico o genio matemático indica inteligencia. Por otra parte, el criterio es la consecuencia del respeto reverencial conciente a Dios, pero no se relaciona de ninguna manera con la inteligencia. Una persona puede ser muy inteligente, pero permanecerá irreflexiva si no reconoce a Dios.
Por lo tanto, el criterio es una bendición que Dios concede a los creyentes. El privado del mismo ni siquiera es conciente de su situación. Por ejemplo, los que asumen que la fuerza y bienes que poseen los generaron por sí mismos, se vuelven arrogantes. Esto es, simplemente, carencia de criterio. Si lo tuvieran, comprobarían que nada es más potente que la Voluntad de Dios. La conciencia de ello conduce en definitiva a la humildad. El carente de criterio no piensa que, Dios mediante, toda su propiedad puede reducirse a algo insignificante en unos segundos o toparse con la muerte y marcharse al otro mundo sin nada de lo que poseía para quedar frente al fuego a la espera de la rendición de cuentas. Se trata de cosas que son más ciertas y reales que lo que se acumula en este mundo. Sólo poseen esa comprensión los creyentes que veneran a Dios y no se deslizan hacia la índole engañosa de la vida de este mundo e invierten todo su tiempo en el conocimiento de la real esencia de las cosas. Dios concede entendimiento a los creyentes a través de la fe. Cuanto más se acercan a Dios aumenta su sapiencia de los secretos en la creación de Dios y profundizan su comprensión.