Toda persona necesita de Dios en todo instante de su vida. Desde el aire que respira hasta el alimento que come, desde la capacidad de valerse de sus manos hasta la facultad de hablar, desde el vivir en la clandestinidad a expresarse libremente con alegría, vive completamente en necesidad de lo que Dios crea y le otorga. Aún la gran mayoría de las personas no perciben su debilidad y su necesidad de Dios. Suponen que las cosas se desarrollan espontáneamente o que adquieren todo por su propio esfuerzo. Se trata de un error importante como así también una seria ingratitud hacia Dios. Irónicamente, la gente agradece a una persona que le regala algo insignificante y se pasa la vida ignorando las bendiciones incontables que Dios le ha dado en el transcurso del tiempo. Sin embargo, las bendiciones otorgadas son tan numerosas que nunca se las podría contabilizar. Dios nos informa así de esta realidad:
Si os pusierais a contar las gracias de Dios, no podríais enumerarlas. Dios es, en verdad, indulgente, misericordioso. (Corán, 16:18) | ||
A pesar de esta realidad, la mayoría de la gente no agradece las bendiciones que recibe. El motivo de esa actitud nos lo cuenta el Corán: Satanás, quien juró descarriar a la gente del sendero de Dios, dijo que su objetivo fundamental es promover la ingratitud hacia Dios. Las expresiones desafiantes que Satanás dirige al Todopoderoso enfatizan la importancia de darle gracias a Dios:
“He de atacarles por delante y por detrás, por la derecha y por la izquierda. Y verás que la mayoría no son agradecidos”. Dijo: “¡Sal de aquí (del Paraíso)!, detestable, vil! ¡He de llenar el infierno de tus secuaces! ¡De todos vosotros!”. (Corán, 7:17-18) | ||
Los creyentes, por otra parte, concientes de sus debilidades y mostrándose sumisos ante Dios, Le agradecen todas las bendiciones concedidas. Riquezas y posesiones no son las únicas bendiciones por las cuales los creyentes agradecen a Dios. Saben que Dios es el Dueño y Poseedor de todo y entonces expresan su gratitud de corazón por la buena salud, la belleza, el conocimiento, la sabiduría, la fe sincera, el rechazo de la incredulidad, la comprensión, el discernimiento, la previsión y la autoridad. Son agradecidos por ser guiados rectamente y por estar en compañía de los creyentes. Un hermoso paisaje, el fácil manejo de sus asuntos, la realización de sus deseos, las noticias que producen una gran alegría, una conducta respetuosa o cualesquiera de otras bendiciones, hacen que los creyentes se vuelvan inmediatamente a Dios, Le expresen su gratitud y reflexionen sobre su misericordia y compasión.
A cambio, por las buenas normas éticas exhibidas, los creyentes recibirán una recompensa. Este es otro de los secretos revelados en el Corán. Dios aumenta Sus bendiciones sobre quienes son agradecidos. Por ejemplo, Dios otorga más salud y poder a quienes Le agradecen por la buena salud y fortaleza con que cuentan. Dios concede más conocimiento y bienes a quienes Le agradecen esos beneficios recibidos. Esas recompensas les corresponden porque son personas sinceras que toman a Dios como amigo, están satisfechas con lo que El les da y se sienten complacidas con Sus bendiciones. Dios se refiere a estas cuestiones claves en el Corán:
“Y cuando vuestro Señor anunció: “Si sois agradecidos, os daré más (de Mi gracia). Pero, si sois desagradecidos,…Ciertamente, Mi castigo es severo.” (Corán, 14:7) | ||
El ser agradecido también es un signo de la cercanía y amor a Dios. Los agradecidos poseen el discernimiento y capacidad para percibir las bellezas y bendiciones que Dios crea. El Mensajero de Dios (la paz sea con él), también se refirió a esto cuando dijo:
Cuando Dios te da hacienda, el deleite de las bendiciones y tributos de Dios tiene que manifestarse en ti3.
Por otra parte, el incrédulo o ingrato siempre verá las imperfecciones y errores incluso en el ámbito más hermoso y de esa manera se sentirá desdichado y descontento. En efecto, como propósito divino de la creación de Dios, dicha gente siempre se cruza con eventos aparentemente desfavorables y escenas desagradables. Asimismo, Dios despliega más de sus dones y bendiciones para aquellos que actúan de manera sincera y clarividente.
Uno de los secretos revelados en el Corán es el aumento de las bendiciones de Dios para quienes son agradecidos. Sin embargo, hay que tener presente que la sinceridad es un requisito de la gratitud. No hay duda de que mostrarse como agradecido sólo para impresionar a los demás, sin volverse sinceramente a Dios y sin percibir la paz interna producto de la misericordia y compasión, no sería más que una deshonestidad consumada. Dios sabe lo que nuestros corazones albergan, y será testigo de dicha deshonestidad. Los que tengan esa mala intención podrán engañar a otros pero no a Dios. Podrán ser agradecidos formalmente mientras no haya mayores problemas pero en tiempos difíciles lo más probable es que se muestren de inmediato desagradecidos.
También debería advertirse que los creyentes auténticos siguen siendo agradecidos a Dios incluso bajo las condiciones más difíciles. Alguien que observe desde afuera puede notar que se reducen algunas de las bendiciones de las que gozan los creyentes, pero éstos, al ser capaces de percibir los aspectos positivos de todo evento y situación, no dejan de tener en cuenta los favores que hay en ello. Por ejemplo, Dios comunica que probará a la gente con el temor, el hambre y la pérdida de la riqueza o la vida. En esos casos los creyentes no se entristecen ni se irritan pues confían en que Dios les premiará con los dones del Paraíso debido a la firmeza que demostraron en esa prueba. Saben que Dios no impone a nadie más que lo que puede soportar. La firmeza y sumisión consciente conduce a la paciencia y al reconocimiento. Por lo tanto es un atributo obvio de los creyentes exhibir una inquebrantable sumisión y entrega, a cambio de lo cual Dios promete expandir sus bendiciones sobre Sus siervos agradecidos, en este y en el otro mundo.