El equilibro que se observa a lo largo de la existencia de la típula, al igual que en todas las demás especies, es otra prueba más de que las afirmaciones de los evolucionistas son falsas. La teoría de la evolución, propuesta a la luz de las primitivas condiciones científicas del siglo XIX y adoptada sin un conocimiento cabal de la realidad, colapsó frente a la ciencia de los siglos XX y XXI.